Exposición

«La piel traslúcida» de Iberdrola que destaca el papel del arte, llega a Valencia

La exposición estará abierta al público hasta el próximo 18 de octubre

En la imagen, un espectador disfruta de una de las partes de la exhibición
En la imagen, un espectador disfruta de una de las partes de la exhibiciónlarazon

La muestra impulsada por Iberdrola «La piel traslúcida», que remarca la importancia del arte como contenedor de un mensaje, llega a la capital del Turia. Fue ayer, en el centro cultural de Bancaja, cuando se inauguró la exposición junto a diferentes miembros de la empresa valenciana y el comisario Javier González.

El presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, explicó que es la primera ocasión en la que Iberdrola y la Fundación Bancaja colaboran, y destacó la apuesta de la colección de arte de Iberdrola por artistas valencianos como Juan Genovés, Manuel Hernández, Manolo Valdés y Jordi Teixidor.

«La piel traslúcida» combina un total de 86 pinturas, esculturas, fotografías y vídeos para hacer un recorrido por la historia de Iberdrola, que se divide en tres etapas en correlación con la expansión de la empresa, según afirmó el director corporativo de Iberdrola España, Fernando Becker.

La primera parte de la exposición es la dedicada a los pintores vascos del siglo XIX y XX, con siete piezas costumbristas que simbolizan las raíces bilbaínas de la empresa. La muestra se abre con una pintura de Adolfo Guiard, el primer impresionista español que trajo esta corriente desde París.

Por otra parte, el segundo bloque se centra en el arte español de la segunda mitad del siglo XX e ilustra la consolidación de Iberdrola como empresa energética española. La tercera y última parte de la exposición simboliza la expansión internacional de la compañía y supone una apertura a los artistas internacionales y los nuevos medios como la fotografía y el vídeo.

Una de las piezas que destaca es la escultura del artista Ibon Aranberri. Se trata de una figura de Unamuno, situada de forma horizontal, para representar una cordillera con olas cristalinas a su alrededor. A través de esta obra se muestran los orígenes de la empresa valenciana.

La colección de arte de Iberdrola forma parte de lo que se define como «coleccionismo cooperativo», una especialidad dentro del coleccionismo que surgió en Estados Unidos a mediados del siglo pasado para trasmitir los valores de las empresas y que se extendió entre las entidades bancarias españolas en los años 80.

Cabe recordar, que la muestra contiene todos los cuadros de las diferentes sedes de Iberdrola, lo cual constituye una riqueza cultural importante. Además, desde su inaguración en la ciudad de Bilbao, la muestra ha sido visitada por más de 60.000 personas.