Nueva York

«Los tiempos dorados del audiovisual no van a volver»

Manuel Portillo/DIRECTOR DE FASHION FILMS
Manuel Portillo/DIRECTOR DE FASHION FILMSlarazon

Con 27 años, el director valenciano Manuel Portillo está consiguiendo multitud de premios internacionales con sus trabajos en «Fashion Films». Desde su primera trilogía, a colocar un proyecto audiovisual en Times Square, Portillo ha trabajado duramente desde su salida de la facultad para llegar donde siempre ha soñado. Es de la filosofía que a «rodar solo se aprende rodando» y por ello no ha dejado de trabajar y luchar por lo que siempre ha querido. Después de años inmerso en cortometrajes publicitarios desea hacer cine, por encima de todas las cosas tras rechazar en 2015 por primera vez trabajos ha decidido centrarse en ideas que realmente le encaminen a ello.

–¿Cómo definiría un «Fashion Film»?

–Un «fashion film» es una pieza audiovisual que se ha ido liberando del corsé de los formatos publicitarios más convencionales, para evolucionar hacia una comunicación que se relaciona de una manera más especial con su público. Es un formato en pañales que puede llegar a ser lo que sus creadores quieran que sea.Yo me enteré que estaba haciendo mi primer «Fashion film» cuando realmente rodaba una historia de ficción sobre los valores de una marca de moda.

– Tiene 27 años, ¿pensó en algún momento llegar tan lejos?

–No. Si lo hubiese racionalizado, hubiese entrado en un bucle autodestructivo. Las probabilidades eran muy escasas y parecía una fantasía poco realista en mi entorno. Así que cerré los ojos, lo perseguí con todas mis fuerzas y cuando no me quedaban, simplemente huí hacia adelante. Me gustaría decir que hubo un día que lo cambió todo, pero han sido unos años de duro trabajo diario.

– Está inmerso en distintos proyectos y con varias marcas. ¿Ha llegado a rechazar trabajos?

–Ahora mismo estoy terminando proyectos muy diferentes. Uno de ellos con niños, una ventura que retrata la inocencia y la imaginación de la infancia. El otro es un poco más «grunge», y playero para la colección 2016 de Revlon, una marca internacional de belleza. Te van llegando proyectos de muy diferente índole. Cuando un director se compromete con un proyecto, se pasa bastante tiempo sumergido hasta que consigue cerrarlo, así que no es bueno llevar demasiados a la vez. Mi récord fueron cinco y entré en un ritmo de vida que no recomiendo a nadie. Por eso a veces debes rechazar algunos.

– «Amén», con Andrés Velencoso, ha entrado en la sección oficial de Berlín y Sudáfrica y su campaña para Revlon USA se llevó premio en Berlín y sigue en Times Square

– «Amén» fue una gamberrada muy divertida que está funcionando muy bien en festivales. Siempre había soñado con colocar una campaña en Times Square, saber qué se siente al estar andadno por Nueva York y ver alguno de tus trabajos. Pero no acaba ahí, hace poco entró también en una campaña para el último teléfono de Samsung en Dubai.

– Después de esas campañas y éxitos, ¿le gustaría hacer cine?

– Me gustaría hacer cine más que nada en el mundo. Cada vez que afronto un nuevo proyecto audiovisual, se trata de crear un universo con su historia, sus personajes, su estética, narrativa, tono, atmósfera... y creo que es un aprendizaje espectacular para el cine. Uno aprende rodando y yo he hecho de la publicidad mi gran escuela de cine. En cada proyecto te enfrentas a nuevos retos y cada año me siento mucho más fuerte en cuanto a herramientas narrativas, visuales y de estilo, para abordar una historia de 90 minutos.

– ¿Qué tiene la publicidad que atrae tanto a los directores más jóvenes?

–Rodar es caro. La publicidad te da los medios para hacerlo, pero claro, no puedes hacer lo que te dé la gana. Si a ello le sumamos que también queremos vivir de ello, volvemos al primer punto, rodar bien es caro.

– La Comunitat Valenciana está viviendo cambios muy intensos en cuestiones políticas ¿de qué manera afectará al audiovisual? y ¿cómo le gustaría que afectase?

–Por encima de las cuestiones políticas, han sido años muy duros en el mundo audiovisual. Los precios bajaron mucho con la recesión y cada vez se exigía mayor calidad y medios con menores presupuestos. Creo que los tiempos dorados no van a volver porque tampoco había justificación para aquellos excesos, pero deberíamos encontrar un término medio entre todas las partes. Un lugar donde cada eslabón gane su salario y los productores no tengan que jugarse la casa en cada proyecto. En el ámbito político me siento esperanzado ante la agitación política y el aumento de interés de quienes lo habían perdido. Creo que hay que invertir en educación porque es el germen de todo.