Agricultura
Menos tristeza en los campos valencianos
El IVIA he ideado un nuevo patrón que resiste mucho mejor este virus
El devastador virus conocido como tristeza, perteneciente a la familia de los «Closteroviridae», ha arruinado campos de naranjos enteros durante décadas en la Comunitat Valenciana y en todos aquellos países productores de cítricos. De hecho, la primera aparición registrada de esta enfermedad, que destruye el naranjo en cuestión de semanas, si el virus es fuerte, fue en América del Sur en los años 30.
Por ello, su erradicación total es objeto de estudio por parte de todos los investigadores. El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias ha seleccionado u nuevo patrón, denominado V17, que presenta una mayor resistencia al virus de la tristeza que los disponibles hasta el momento.
Según explicaron fuentes del IVIA, este patrón, que se encuentra actualmente en trámite de inscripción para su protección en el registro de variedades protegidas, ha sido obtenido mediante una hibridación tradicional entre el «Citrus volkamericana» y el «Poncirus trifoliata», dentro del programa de mejora genética de patrones de cítricos del Centro de Citricultura y Producción Vegetal de este centro investigador.
Ventajas de maduración
La cualidad más destacada de este nuevo patrón consiste en que induce sobre las variedades injertadas un adelanto en la maduración interna y externa de la fruta, que se puede cifrar en unos quince días respecto a los patrones tradicionales como citrange Carrizo o Citrus macrophylla.
Esta característica puede suponer incrementos de precio de la fruta considerable en las variedades de maduración precoz (como por ejemplo la Clemenrubí e, incluso, la Clementina de Nules), extendiendo el periodo de recolección de las mismas y ampliando las posibilidades de comercialización de los productores.
Además, el V-17, cuyo comportamiento agronómico también se ha estudiado con distintas variedades de clementinas y naranjas del grupo Navel, presenta una productividad excelente induciendo una buena calidad de la fruta, con altos contenidos en zumo y azúcares y un incremento importante en el calibre de las clementinas.
Respecto a su adaptación a los suelos de la Comunitat, desde el IVIA explicaron que este patrón es resistente a nematodos y presenta una buena tolerancia a la clorosis férrica, salinidad y sequía, adaptándose perfectamente a las condiciones de cultivo de las tierras valencianas.
Estos datos se han obtenido en parcelas experimentales del propio instituto de investigación, así como en otras de empresas colaboradoras.
La obtención de nuevas variedades es fundamental para mejorar la rentabilidad y eficacia de los cultivos valencianos. El vicepresidente y conseller de Presidencia y Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua, José Císcar, destacó recientemente que estas investigaciones ofrecen nuevas oportunidades económicas y mayor rentabilidad al conjunto del sector citrícola de la Comunitat.
Una de las últimas variedades presentadas por el IVIA es la Neufina, que se obtiene a partir de la irradiación de yemas de Clementina de Nules y se caracteriza principalmente por situar su periodo de recolección a partir de mediados de febrero, aunque en condiciones favorables puede llegar a prolongarse incluso hasta principios de marzo.
Esta particularidad permitirá extender la temporada natural de estas variedades de cítricos, así como diversificar la oferta de clementinas durante la campaña, lo que contribuye a dar respuesta durante un mayor periodo de tiempo a la demanda de cítricos y a que los agricultores valencianos obtengan mejores precios por sus cosechas.
Además, la Neufina también se caracteriza por mantener sus condiciones comerciales durante largo tiempo y no producir semillas, lo que la hace más atractiva para su comercialización, tanto para el productor como para el consumidor final, cuya tendencia es la de escoger frutas libres de semillas por su mayor facilidad para su consumo.
Asimismo, tiene una tendencia muy baja a sufrir alteraciones fisiopatológicas de la piel y es poco propensa al "bufado", característica que provoca el despezonamiento de los frutos cuando se recolectan mediante la técnica del 'estirón'.
Este tipo de actuaciones en materia de investigación sobre selección de material vegetal de calidad, que se desarrolla a través de la estrategia de transferencia tecnológica del IVIA, tiene como objetivo solucionar la situación de bajos precios como consecuencia de la agrupación de la oferta en muy pocas variedades de mandarinas y naranjas y, sobre todo, por la concentración temporal de dicha oferta.
Así, se trabaja en la obtención de variedades, que maduren en periodos alternativos; y de patrones, que retrasen o adelanten la maduración de variedades ya disponibles o de otras que aparezcan, especialmente asociadas a determinados entornos geográficos.
Este programa de investigación tiene también como finalidad trasladar a los productores de la Comunitat los conocimientos necesarios para que puedan desarrollar en sus explotaciones dichas mejoras.
Llegada del virus a España
En España se empezaron a registrar casos de cítricos con síntomas de esta enfermedad a partir de 1957, sobre todo en la variedad Navel, traída en 1910 de Estados Unidos. A medida que su cultivo se extendía en el país también lo hacía la, por entonces, desconocida enfermedad. Todas las variedades que se plantaban en la década de los años sesenta estaban contaminadas por uno o varios virus. Esta circunstancia se agravaba con la práctica del sobreinjerto.
No sería hasta 1979 en que se consigue en España las primeras variedades saneadas.
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