Comunitat Valenciana
Perder a un bebé, el tabú del duelo
Uno de cada cuatro embarazos no termina con final feliz. Hablan las madres de bebés que no llegaron a nacer con vida: «No hay personal especializado y en ocasiones no saben cómo atender esta situación»
Uno de cada cuatro embarazos no termina con final feliz. Hablan las madres de bebés que no llegaron a nacer con vida: «No hay personal especializado y en ocasiones no saben cómo atender esta situación»
Yoana perdió a su bebé en la semana 32 de gestación por una infección no detectada y al dolor que sintió al saber que daría a luz a un hijo sin vida, se unieron las carencias que existen a nivel médico, psicológico, legal y social tras pasar por esa dura experiencia.
Esto llevó a Yoana Cañas de la Cuesta, junto a otras dos madres que atravesaron por una situación similar -Noelia Palomares y María del Pilar Sánchez-, a crear en 2017 la asociación Nubesma, la conjunción de nubes, estrellas y mariposas, que simboliza el recuerdo que cada una de las tres mujeres tiene de los bebés que perdieron.
«Después de lo ocurrido, que te lleva a sufrir un duelo que es tabú y bastante incomprendido, y en el que tienes un mar de emociones que no sabes a quién transmitir y te sientes fatal, busqué recursos y comprobé que en Valencia no había ninguno al que acudir», afirma a Efe la presidenta de Nubesma.
Según explica, no hay personal especializado y en ocasiones el profesional sanitario no sabe cómo atender esta situación, y tras contactar a través de las redes sociales con otras madres pensaron que las afectadas debían tener «un punto de apoyo».
Actualmente son algo más de medio centenar las familias que forman parte de Nubesma, que junto a la Asociación Dolina, de Gandia, son las únicas entidades de apoyo al duelo gestacional y neonatal que hay en la Comunitat Valenciana.
Nubesma, que ya cuenta con cuatro psicólogas voluntarias, también busca la concienciación social porque es una «pérdida muy incomprendida, de la que no se suele hablar. Algunos profesionales sanitarios te dicen que no te preocupes, que ya te llegará otro embarazo, como si una cosa fuera a sustituir a otra».
En otros países, explica, existe una «habitación de despedida, donde la familia se queda sola, hace fotos y se despide con tranquilidad, pero en España es muy difícil que te ocurra. Yo lo quise ver al nacer y lo vi, pero otras familias no lo hacen y luego se arrepienten».
Dentro de este objetivo de sensibilización, el próximo 15 de octubre el Ayuntamiento de Valencia, por primera vez, iluminará su edificio por el «Día Internacional del Recuerdo de la muerte gestacional y neonatal», acto que reivindica la visibilidad de este tipo de pérdidas.
Nubesma ha elaborado una guía para que el personal sanitario sepa qué hacer en estos casos porque «es un duelo en el que, además de las emociones que sientes como madre o padre que has perdido a tu hijo, el profesional no suele saber cómo actuar y, por desconocimiento, pueden darte pautas que pueden agravar el proceso de duelo».
Según Yoana, uno de cada cuatro embarazos no termina con final feliz, aunque la mayoría de pérdidas se produce durante el primer trimestre de gestación; en la Asociación se atiende «a todo tipo de pérdidas, también a bebés que han nacido con vida y han fallecido al poco tiempo».
«Mi bebé Joan murió dentro del vientre por una infección que no fue detectada y en ese momento no recibí pautas de qué tenía que hacer en el momento de dar a luz, porque muchas veces no saben qué decirte, si tienes que verlo o no o cómo te tienes que despedir», cuenta.
Yoana explica que lo más recomendable es «ver a tu bebé, despedirte, elaborar una serie de recuerdos, incluso alguna fotografía, y hacer un duelo».
A su juicio, es «importante pensar que no estás sola, que no eres la primera persona a la que le pasa y no vas a ser la última, porque hay casos que la medicina no puede controlar y circunstancias durante el embarazo que son súbitas».
También critica que existan límites para la inscripción en el Registro Civil, y casos en los que no se tramita la baja por maternidad.
Yoana, que tenía un hijo de 8 años cuando falleció su bebé y después ha dado a luz a Iria, asegura que se siente «madre de tres hijos», aunque en el caso de Joan no le reconocieron como madre: «Es como si no hubiera vivido, pero para mí, sí que existía».
Recuerda que pasó un embarazo normal y a las 32 semanas, cuando le tocaba una revisión, sintió molestias internas y pensó que ya estaba de parto. Al día siguiente acudió al hospital y al no detectar el latido del feto le indujeron el parto.
«Estaba en estado de shock, apagaron las luces y se quedaron en silencio, pero no se oían los latidos de Joan», explica Yoana, que añade: «Nunca te imaginas que con esas semanas un niño puede morir dentro sin darte ningún síntoma».
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