Política

Puig arenga a los valencianos: Ha llegado el día de combatir la «invisibilidad»

El presidente de la Generalitat pide fuerza y unidad para reclamar mejor financiación

Miles de valencianos aplauden el paso de la Real Senyera por las calles del centro de Valencia en un imagen de archivo del año pasado
Miles de valencianos aplauden el paso de la Real Senyera por las calles del centro de Valencia en un imagen de archivo del año pasadolarazon

Lo cortés no quita lo valiente; ni lo festivo, lo reivindicativo, así que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aprovechó ayer la atención que se le brindaba con motivo del Día de la Comunitat Valenciana y dejó claro que si bien los valencianos «somos gente de paz, nunca bajaremos los brazos». Lo dijo en su discurso institucional en el Palau de la Generalitat con motivo del 9 d’Octubre y en alusiones a aquellos que desde hace años niegan una financiación justa a esta autonomía. Ya estamos hartos, vino a decir con palabras del poeta burjasotense Vicent Andrés Estellés: «Habrá un día que no podremos más y entonces lo podremos todo». «Ese día ha llegado», remató el morellano.

Y poseído por el espíritu guerrero de Jaume I, Puig animó a coger las armas (las de la reivindicación, se entiende) y luchar por lo que es justo, que en este caso es más dinero. «Aún queda un combate difícil para superar la «invisibilidad que acabará con la desigualdad en la financiación», y aquí hizo un llamamiento a todos los valencianos para aportar el «coraje, talento y determinación» que logren el «renacimiento» de este pueblo.

Y con ello, la Comunitat no solo solucionará sus problemas, que los tiene, admitió, sino que se convertirá en referente. Si nosotros lo hacemos, el resto no copiará, dejó leer entre líneas. «Debemos conseguir, todos a una voz (el «tots a una veu»), que el problema valenciano se convierta en parte de la solución de España».

Pese al entusiasmo, las palabras de Puig no convencieron a todos. No solo a los populares, que consideran que «no hay ilusión, no hay confianza, no hay esperanza, no hay proyecto y no hay futuro» (presidenta del PPCV, Isabel Bonig, dixit), sino a sus aliados en el Gobierno. El portavoz de Podemos en Les Corts, Antonio Montiel, comparte con el jefe del Consell lo de que «hace faltar levantar la voz», si bien le apuntó que, además, «hay que trabajar mucho también». Para el podemita, es momento de tener «altura de miras, de ser ambicioso, de ampliar el Acuerdo del Botánico y de plantear una política presupuestaria más decidida, más de acción social, pero también de ir haciendo reformas mucho más profundas».

Ajenos a los rifirrafes de la política estaban ayer los 27 premiados con las altas distinciones de la Generalitat. En nombre de todos ellos habló el escritor Joan Francesc Mira, premio de las Letras Valencianas, quien abogó por recuperar el «proyecto y la idea de país» expresada hace casi 40 años en la manifestación del 9 d’Octubre de 1977, que «tantas energías ha movido y mueve entre nosotros».

Alejandra Soler, atleta, maestra y abuela del 15-M, confesó sentirse «emocionada» por el reconocimiento, pues tras una vida «muy complicada» y a sus 103 años de edad está siendo «profeta en su tierra». Genovés, por su parte, se mostró «encantado» con la Alta Distinción, aunque confesó no ser «muy amante de medallas y premios», porque no es «muy amigo de la competitividad».

De brigadistas y sindicalistas

También recibieron la Distinción de la Generalitat la primera piloto de reactores de España, Patricia Campos; la catedrática Celia Amorós; la Unió Nacional de Entidades Festeras de Moros y Cristianos; el pintor Manuel Boix; la artista Carmen Calvo; el teatro Olympia de Valencia y la especialista en la cultura íbera Carmen Aranegui. Mientras que el con el mérito científico se reconoció al investigador Francisco Mojica y al exrector de la Universidad de Alicante Andrés Pedreño.

Josep Almudéver, de 97 años, uno de los dos últimos brigadistas internacionales vivos que durante la Guerra Civil lucharon con la República española, asistió al acto en el que le nombraron Embajador de la Comunitat con una bandera republicana en el bolsillo. Chocolates Valor, la alta directiva del grupo Boluda y los sindicalistas Rafael Recuenco (UGT) y Antonio Montalbán (CCOO) recibieron en su primera edición la distinción al mérito empresarial y social.

Una vez finalizado el acto, la mayoría de los asistentes se dieron un paseo hasta la plaza del Ayuntamiento donde la Real Senyera esperaba para ser la protagonista de una de las procesiones cívicas más tranquilas que se recuerdan.

Con diez minutos de retraso arrancó la comitiva que encabeza el estandarte valenciano que en esta ocasión sujetaba, no sin esfuerzo, el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento capitalino, Fernando Giner. Cuarenta y cinco minutos más tarde, y entre más vivas que pitidos (como es habitual, en los primeros metros del recorrido de la procesión se registraron algunos gritos de «som valencians, mai catalans» y Joan) Ribó dimisión» por parte de colectivos de la derecha sociopolítica), llegaba la comitiva al Parterre, donde Puig, junto con los portavoces de los partidos con representación en el Consistorio, depositaron un ramo de flores a los pies de la estatua ecuestre de Jaume I.

Tras la parada, regreso a la casa consistorial y mascletà de rigor. La jornada acabó con el desfile de Moros y Cristianos y el sueño de Puig de que el día en el que los valencianos lo podamos todos llegue pronto.