Valencia
«¿Qué diablos es la izquierda en el fondo y qué diablos es ser de derechas ahora?»
Fernando Jáuregui - Periodista
Fernando Jáuregui - Periodista
Los periodistas Fernando Jáuregui y Federico Quevedo presentan hoy en Valencia (FNAC, calle Guillén de Castro 9-11) a las 19 horas con la vicepresidenta Mónica Oltra de anfitriona su obra «El desengaño» en la que repasan su trayectoria profesional y llegan a la conclusión de que el diálogo es tan necesario como inexistente en la compleja crisis territorial que sufre España desde hace meses. Jáuregui atiende a LA RAZÓN para explicar las claves del libro.
-¿Por qué el título de «El desengaño»?
-Federico y yo contamos muchas cosas vividas, todo lo que hemos investigado estos los años, tanto con la izquierda como con la derecha. Contamos anécdotas, historias inéditas y concluimos que ni la izquierda ni la derecha han solucionado los verdaderos problemas que tiene este país, como la desigualdad o las diferencias territoriales en general, y Cataluña, en particular. Nos fijamos mucho en la cuestión catalana, incluso alumbramos algunas soluciones que los dos tenemos, cada uno por su lado, pero que son bastante comunes. «El desengaño» viene de ahí: las fórmulas tradiciones no han servido. Contamos cuáles han sido los errores a la hora de afrontar Cataluña y otros puntos. Nos preguntamos qué diablos es la izquierda en el fondo y qué diablos es ser de derechas ahora.
-En el libro se puede apreciar un poco de añoranza del espíritu de consenso de la Transición.
-Hay un poco. Sobre todo hay un canto de admiración hacia la figura de Adolfo Suárez. En once meses fue capaz de dar la vuelta al Estado como un calcetín, y en condiciones mucho más difíciles que las actuales. Sobre todo hacemos hincapié en lo contemporáneo, en figuras de nuestro tiempo, en la trayectoria de los últimos presidentes y líderes, con sus correspondientes derivas.
-¿Esa apuesta por el diálogo como solución del problema catalán indica que ustedes rechazan la estrategia empleada por el gobierno de Rajoy?
-No lo rechazamos. No le quedaba más remedio a Rajoy. Pero se podía haber evitado si las cosas se hubiesen hecho de otra manera. Yo creo, además, que PSOE y Ciudadanos han hecho muy bien apoyándolo. Ahora, obviamente, esto no se tiene que desquebrajar. Ese frente debería propiciar un poco más de diálogo. Con Puigdemont no, pero con Junqueras y Esquerra sí que sería posible establecer un cierto diálogo todavía. Todas las partes tendrían que ceder algo. Y la ley debe mantenerse, claro.
-Albert Rivera está ahora mismo en boca de todos. ¿Este auge se debe precisamente a esa estrategia dialogadora?
-Rivera no ha cometido los errores personalistas de Iglesias, ni tiene delirios de grandeza. Después de una reunión con el Rey, no salió a decir que quería el CNI. Además, hace diagnósticos muy ajustados a la realidad. Y, además, como no ha tenido oportunidad de gobernar en ninguna parte, no se ha desgastado. Podemos sí que ha estado presente en dos importantes ayuntamientos en este país y ha tomado decisiones en Cataluña muy equivocadas. Ha cometido muchos errores estratégicos y tácticos. Ciudadanos no. Tendrá equivocaciones puntuales, pero tiene una trayectoria bastante rectilínea. Eso la gente lo valora. Rivera acierta mucho al querer equipararse con Macron. Aunque el «Macron español» sería la Gran Coalición. Un pacto de los partidos constitucionalistas.
-Por tanto, ¿el «efecto Podemos» ha llegado a su fin?
-Así, sí. Tal como se plantea ahora, no hay quien lo entienda. Creo que Podemos es una formación necesaria. Crítica, impulsora de cambios. Pero eso es lo que no hace. Me retrotrae a cuando estábamos en la facultad y hablábamos de los lacayos del imperialismo. Se trata de hacer cosas constructivas. Su política errática en Cataluña ha sido un fallo monumental. El Podemos «pabloiglesista» no funciona bien.
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