Iñaki Zaragüeta
¡Un poco de coherencia!
Soy admirador del portavoz parlamentario socialista Manolo Mata –él lo sabe y lo he reflejado alguna vez en este gallinero- por su intuición política, inteligencia e ingenio. Sin embargo, todos tenemos nuestra debilidad, me sorprendió con su petición de suprimir la empresa pública Divalterra, antes Imelsa, que tanta tinta ha hecho correr estos días hasta provocar la dimisión del presidente de la Diputación, Jorge Rodríguez, una nimiedad si lo comparamos a lo que tanto PSPV como Compromís exigían al PP en otros tiempos.
Me sorprende especialmente al tratarse de una persona, me refiero a Mata, que conoce perfectamente la actividad privada y ganarse los garbanzos en ella. Si los argumentos para la desaparición se centran en las deficiencias habituales de una empresa pública –Divalterra, Ciegsa, Emarsa...- debería solicitar la eliminación de todas y abogar por la gestión privada.
Si, por el contrario, defiende la empresa pública y su discrepancia se refiere exclusivamente a Divalterra, Mata debería exigir un cambio radical en la gestión, basado en la transparencia, el control y la honradez. Por ello, antes de pedir la supresión, su sensibilidad hacia los trabajadores –me consta que la tiene- le obliga al menos a la prudencia.
Le escribo estas líneas como análisis desde su propia forma de pensar. Por lo que respecta a la mía, conocida es la opinión de preferir la gestión privada en muchos capítulos de la inversión pública, del manejo del erario, que ha de estar siempre sujeto al rigor, la eficacia y, como he expuesto más arriba, a la transparencia y la honradez.
El llamamiento de Compromís a esperar a conocer el sumario para tomar medidas con sus afectados por el «affaire» de Divalterra, no es el que aplicaba a los del PP en legislaturas anteriores. Así es la vida.
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