Valencia

Valdés, Ortí y Sorolla inundan Valencia de arte

La Fundación Bancaja concentra hasta marzo las muestras de estos tres artistas autóctonos para celebrar los diez años de su remodelación

La muestra de Sorolla realiza un recorrido que muestra su pasión por los jardines
La muestra de Sorolla realiza un recorrido que muestra su pasión por los jardineslarazon

La Fundación Bancaja concentra hasta marzo las muestras de estos tres artistas autóctonos para celebrar los diez años de su remodelación

El arte valenciano inundará hasta el próximo mes de marzo las salas del Centro Cultural Bancaja, una entidad que ha reunido obras de Manolo Valdés, Vicente Ortí y Joaquín Sorolla, para conmemorar el décimo aniversario de la remodelación de su céntrico edificio en la Plaza de Tetuán. Las obras de los tres autores convivirán durante estos meses en la Fundación Bancaja, los visitantes pueden acceder de manera gratuita para disfrutar de estas tres muestras.

La primera en inaugurarse fue la de Valdés, que se aperturó la primera quincena de octubre, una visión personal y amplia retrospectiva integrada por más de 130 obras que muestran su trayectoria en solitario desde principios de los años 80. La exposición presenta todos los géneros en los que el artista se expresó: pintura, escultura y obra gráfica, así como muebles y artes decorativas.

Manolo Valdes nació en Valencia el 8 de marzo de 1942 y es natural de la localidad castellonense de Altura, donde pasó su infancia y adolescencia. En 1957 se matriculó en la valenciana Escuela de Bellas Artes de San Carlos en la que estuvo dos años, abandonando los estudios para dedicarse a pintar. En 1964 fundó el grupo artístico Equipo Crónica junto con Juan Antonio Toledo y Rafael Solbes en el cual se mantuvo hasta la muerte de Solbes en 1981, aún cuando a los dos años de la fundación del grupo, Toledo lo había abandonado.

A la muerte de Rafael Solbes continuó trabajando en solitario en Valencia durante unos años, hasta que en 1989 se trasladó a Nueva York donde montó su estudio y continuó experimentando con las nuevas formas de expresión. Pertenece a la Galería Marlborough y a la Galería Freites. Montó también un estudio en Madrid para la realización de grandes esculturas, alternando la creación en ambas ciudades.

El escultor humilde

Durante la segunda quincena de octubre se inauguró la muestra del escultor Vicente Ortí, que recoge medio centenar de obras , de las cuales el 30 por ciento son inéditas, trabajadas en los diferentes materiales habituales en su obra: madera, mármol, piedra y hierro. El recorrido expositivo adentra al espectador en lo que podría ser su taller de trabajo y descubre su «historia de superación» personal a través del arte de modelar.

La muestra hace especial hincapié en su producción de los últimos años y se completa con un audiovisual que muestra al artista en el entorno de su estudio. Con el título «Vicente Ortí. El intérprete de la materia», esta exposición pretende «captar la sensación deslumbrante» que uno tiene cuando entra en el estudio del artista, «un bosque de totems dentro de un caos de piezas, fetichismos y colecciones inverosímiles» de los que Ortí saca «su imagen interior» a fuerza de trabajar el material.

Ortí procede de una familia humilde en la que su padre era leñador, -precisamente la madera fue el primer material que trabajó-. A los nueve años se quedó sordo por una meningitis, en plena época de posguerra, fue creciendo desde un aislamiento personal muy fuerte y empezó a relacionarse de forma distinta con los materiales.

Ortí comenzó entonces a ayudar en una carpintería pero posteriormente decidió dar un paso más y surgió el deseo de crear esculturas.

El pintor jardinero

La última de estas tres exposiciones conmemorativas se inauguró esta semana con la apertura al público de la muestra «Sorolla: un jardín para pintar», que muestra una faceta desconocida del que es, sin duda, uno de los artistas valencianos más internacionales de la historia.

El pintor no solo era un artista con el pincel, sino que fue también un amante de los jardines, hasta el punto de que construyó su propio parterre en su casa de Madrid, inspirándose en la Alhambra de Granada y los Reales Alcázares de Sevilla. Su objetivo era poder disfrutar de su belleza pero, también, poder pintarlo.

La muestra que puede disfrutarse hasta marzo en el Centro Cultural Bancaja recoge un total de 120 obras que repasan su pasión por los jardines andaluces y valencianos. Los prestadores de los cuadros han sido, aparte de la propia Fundación Bancaja, el Museo de Bellas Artes de Valencia, la Fundación Sorolla de Madrid y particulares, entre otros.

Tal y como explicó la directora del Museo Joaquín Sorolla de Madrid, Consuelo Luca de Tena la muestra presenta un Sorolla «injustamente inédito», puesto que el artista es siempre recordado por sus imágenes de playas o niños jugando en el mar, pero fue también un gran paisajista y retratista, «muy a su pesar», indicó, puesto que no disfrutaba con este tipo de cuadros.