Comunidad de Madrid
Ahora Madrid promete por tercera vez arreglar el monumento del 11-M
La membrana interior, que se ha desplomado hasta cinco veces, se fijará con anclajes y no con un sistema de aire
La membrana interior, que se ha desplomado hasta cinco veces, se fijará con anclajes y no con un sistema de aire.
Como si de un guiño del destino se tratase, el monumento a las víctimas de los atentados del 11 de marzo amaneció ayer llorando. Pero las lágrimas eran de lluvia. Las goteras en la estación de Atocha no son la única muestras de los defectos que arrastra la estructura desde 2009, dos años después de que se inaugurase. Hasta tres rotos –uno en la parte superior y dos contiguos en un lateral– decoran la cúpula desde hace nueve años, casi los mismos que se llevan sucediendo las promesas de arreglo por parte de los dirigentes de la capital.
Después de que asegurara en 2015 que el monumento estaría como nuevo antes de terminar el año y de que incluyera una partida para ello en los presupuestos de los dos siguientes ejercicios, finalmente Manuela Carmena afirmó en el Pleno de ayer que las obras saldrían a licitación a lo largo de este año, y también que los trabajos empezarían antes de concluir 2018. Se calcula que costarán alrededor de 350.000 euros que irán con cargo al capítulo de Inversiones Financieramente Sostenibles, y el presupuesto lo asumirán a medias el Ayuntamiento de Madrid y la empresa pública Adif. A pesar de que la sala que da acceso al interior es propiedad de esta última, el Consistorio es el encargado del cuidado y mantenimiento de la estructura.
El debate sobre la mejor forma de honrar a las 193 víctimas de los ataques terroristas contra varios trenes de Cercanías la mañana del 11 de marzo de 2004 no ha cesado desde sus orígenes. La estructura que preside la plaza del Emperador Carlos V en el exterior y a la que se accede por la propia estación de Atocha no contó en ningún momento con el visto bueno de las víctimas, y lleva arrastrando deficiencias casi una década. Ya son cinco veces las que el armazón de plástico en el que están serigrafiados mensajes de apoyo a los afectados en varios idiomas ha acabado en el suelo, la última en 2015, ya con Ahora Madrid en el Gobierno. Por aquel entonces el público tuvo vetada la entrada al recinto durante tres meses, lo que duraron los arreglos.
Hasta ahora, el monumento se mantiene erguido por un sistema de presurización que obliga a que la sala, propiedad de Adif, se mantenga siempre a la misma presión. De esto se encargan las cuatro puertas que dan acceso al cubículo. Cuando este sistema falla, la membrana se destensa y se producen roturas puntuales. Hasta el momento las más graves han sido tres, que se encuentran apuntaladas con trozos de plástico. Ahora, el nuevo proyecto de reparación interior y exterior prevé instalar una membrana con una estructura auto portante que garantizará una mayor eficiencia energética y minimizará los gastos de mantenimiento. Esa cantidad asciendía hasta ahora a más de 70.000 euros de media cada año.
Carmena aseguró también que la Dirección General de Patrimonio y Paisaje Urbano sí presentó esta vez el proyecto de rehabilitación a las víctimas y familiares de los fallecidos. «Se merecen que el monumento esté en las mejores condiciones», indicó la regidora. Alrededor de 900 personas pasan cada día por la sala que se ubica en la primera planta de Atocha.
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