Política

Ayuntamiento de Madrid

Año y medio de bloqueo para las Damas Apostólicas

El Ayuntamiento sigue sin dar luz verde a la construcción de una residencia de estudiantes en el Noviciado de Chamartín. Una obra que aún enfrenta a los responsables del proyecto con vecinos del distrito

La fachada principal del Noviciado será reconstruida y respetada a la hora de establecer la futura residencia de estudiantes
La fachada principal del Noviciado será reconstruida y respetada a la hora de establecer la futura residencia de estudianteslarazon

Durante el último año y medio, todo aquel que haya pasado frente al número 198 del Paseo de La Habana, en el distrito de Chamartín, habrá notado que el paisaje permanece inalterable.

Durante el último año y medio, todo aquel que haya pasado frente al número 198 del Paseo de La Habana, en el distrito de Chamartín, habrá notado que el paisaje permanece inalterable. En esta parcela de 17.000 m2 se erigen los restos del Noviciado de las Damas Apostólicas, un convento cuyo pasado nos remite a 1929, cuando fue inaugurado por esta orden de religiosas, pero cuyo futuro se presenta incierto. El Grupo Moraval, promotor de los terrenos, afirma que el Ayuntamiento aún no ha hecho los trámites necesarios para que comiencen las obras, que reconvertirán el convento en una residencia de estudiantes. Una situación para ellos incomprensible, sobre la cual apenas han recibido explicaciones a pesar de reunirse varias veces con el Consistorio, «con muy buenas palabras y muy pocas acciones», y que ha generado ya un «bloqueo» de año y medio.

Comprado en 2017 a estas monjas por Global Alchiba y con Moraval como promotora, la empresa se disponía a comenzar en junio de aquel año la demolición del convento para construir un colegio y una residencia de estudiantes. Como afirma a LA RAZÓN Mariano López, portavoz de Moraval, contaban con todos los permisos, ya que se hizo de acuerdo al Plan General de Ordenación Urbana y, además, «el edificio no estaba catalogado» como bien protegido. En cuanto comenzaron los trabajos, con parte de la fachada demolida, los vecinos alertaron a los medios de comunicación y hasta el lugar se presentó la Policía Muncipal. Ya en abril de este año, la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid se pronunció de forma definitiva: la ley establece que los conventos construidos antes de 1936 deben tener la declaración de Bien de Interés Patrimonial (BIP). En su caso, estableció una protección de nivel 3. Esto obligaba a Moraval a reconstruir lo demolido y a respetar el convento y a mantener los jardines que anteceden al edificio, de forma que no se entorpezcan las vistas a la fachada. Mientras, los jardines traseros quedaban excluidos de esta protección.

Acatada la decisión por Moraval, que finalmente construiría sólo la residencia, ¿qué paraliza entonces las obras? Básicamente dos cuestiones. La primera, que el Consistorio aún no ha incluido la ficha del convento como bien BIP en su catálogo según las especificaciones de la Comunidad.

«Teniendo en cuenta la situación y el estado del edificio, deberían hacer esa ficha con celeridad. Algo que parece aún en debate: están planteando darle un grado de protección que no es el aprobado por mayoría en la Comisión Local de Patrimonio, sino uno superior», explica López. Patrimonio se rectificó en su nivel de protección, como consta en su acta firmada en junio. Pero si la protección final supone perder parte de los 24.000 m2., Moraval pedirá «una indemnización elevada. Hasta la fecha, hemos invertido 38 millones de euros en este proyecto».

Hay una segunda batalla. Y se juega en el jardín trasero, donde sí se permitiría la edificabilidad. La Asociación Defensa del Patrimonio de Chamartín de la Rosa, integrada en la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, ha interpuesto un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) por dejar fuera esta parte como zona BIP. Según afirma un portavoz de este colectivo a LA RAZÓN, se trata de una «amputación», ya que todo el conjunto «debería ser considerado como una unidad, como ocurre con otro tipo de bienes históricos». Además, señalan que ese jardín, después del Parque de Berlín, es la «segunda superficie verde» de Chamartín. Con todo, la asociación afirma que es el Ayuntamiento quien tiene ahora la «patata caliente»: «Están realizando un estudio exhaustivo de las funcionalidades medioambientales de esa parte del jardín, que es el 60-70% del total: su valor paisajístico, captación del CO2, etc». Pero la asociación reconoce que «no ve un horizonte claro ni rápido» al conflicto. «Y menos en año electoral. Hay que tener en cuenta que el decreto BIP de la región obliga a modificar el Plan General de Ordenación Urbana. Nos da la impresión de que se lo están pensando mucho», dicen.

Al respecto, Moraval ha solicitado recientemente dos informes «exhaustivos» sobre la vegetación y fauna del jardín trasero, facilitados a este diario. El primero, firmado por Antonio Prieto, catedrático y doctor ingeniero de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), analiza 450 ejemplares y concluye que «no hay ninguna especie vegetal» catalogada como «singular» en la región, sino que se trata de «especies comunes y muy ampliamente utilizadas en jardinería». Árboles, señala la promotora, que se mantendrían aunque la residencia abarcara esta zona ajardinada. El segundo, firmado por Inffe, consultora especializada en Medio Ambiente, establece que «los valores faunísticos del recinto son completamente intrascendentes» y no están amenazados, por lo que no hay «nada que justifique un status de protección especial». Además, aportan un documento de la Comunidad de Madrid, en el que se refieren a los jardines como «una zona ajardinada de concepto confuso y heterogéneo» creada en 2004. La promotora, además, asegura que no es cierto que este perímetro «sea el segundo pulmón verde de Chamartín», sino que la superficie del jardín, de unos 11.000 m2, lo convierten en la séptima zona en extensión del distrito.

Para los vecinos de Chamartín de la Rosa «no hay discusión sobre el valor» de las especies, que, efectivamente, «no son de gran porte». Pero sí se trata de buscar la «funcionalidad medioambiental del jardín y proteger el valor paisajístico que ha tenido hasta ahora». Además recuerdan que se talaron sin permiso dos cipreses y seis arizónicas de la zona protegida. Algo que Moraval reconoce como un «error» que les perjudicó en su imagen.

Otro punto de conflicto es la conservación del edificio. «La ruina del convento se apuntaló y se colocó una cubierta metálica, pero continúa su deterioro. Es el segundo invierno que pasa a la intemperie. En la parte superior de la fachada se ve que está toda húmeda. Nos preocupan el agua y las filtraciones», afirma la asociación de vecinos.

En este sentido, López explica que, «cuando se pararon las obras, el edificio se encontraba en riesgo de colapso, a lo que había que añadir las lluvias y tormentas». De ahí que, «siguiendo las órdenes del Ayuntamiento y la Comunidad», se tomaran medidas para evitar su deterioro, como la colocación de vigas especiales. De hecho, una de las razones «por las que queremos empezar a construir cuanto antes» es la de evitar más desperfectos en la fachada.

Mientras, el tiempo pasa y el lugar, a día de hoy, sólo lo disfrutan una veintena de gatos callejeros. A la espera de que el Ayuntamiento mueva ficha.