Arte, Cultura y Espectáculos

Art decó original en un café del Rastro

Una cuidada labor ha permitido recuperar parte de la decoración del siglo XX del Café del Teatro Pavón.

Fachada del café Pavón. Debajo, un detalle de los azulejos arabescos recuperados
Fachada del café Pavón. Debajo, un detalle de los azulejos arabescos recuperadoslarazon

Una cuidada labor ha permitido recuperar parte de la decoración del siglo XX del Café del Teatro Pavón.

Una renovación hecha con sentido estético y comprometido en un antiguo café de la calle Embajadores ha permitido restituir una serie de elementos decorativos que una vez fueron comunes en los edificios de Madrid.

Se trata de la restauración que los propietarios del Café del Teatro Pavón han realizado en el local, buscando recuperar el estilo original que tenía cuando fue construido en los años veinte del siglo pasado.

El café se encuentra en la planta baja del edificio del Teatro Pavón –hoy Pavón Teatro Kamikaze–, obra del arquitecto Teodoro Anasagasti, autor de otros emblemáticos teatros como el Teatro Fuencarral, Teatro Monumental o el Real Cinema, e inaugurado por el rey Alfonso XIII en el año 1925. Anasagasti se ocupó de darle al edificio el estilo art decó que imperaba en los años veinte, tanto en el exterior como en los elementos decorativos del interior, incluyendo el café de artistas que ocupa la planta baja del edifico.

Tras sufrir distintas remodelaciones a lo largo de su centenaria vida que desvirtuaron el diseño original, una intervención en los años 90 reintegró los elementos decorativos que cubrían la facha, así como la torre-reloj que corona una de las esquinas.

En cuanto al café, no podría ser menos, también ha padecido su particular fiebre renovadora. Quedó segregado del teatro y siguió funcionado como café de barrio hasta su cierre a finales de 2015. La intervención más importante fue la que se realizó en los años 70, que buscaba actualizar el local a las modas del momento, muy influenciadas por el cine y tratando de darle un aire más moderno, como tantos otros cafés madrileños. Se emplearon los materiales del momento, instalando una barra de zinc cubriendo la original.

Tras unos meses sin actividad, en julio de 2015 fue reabierto. Las obras que se llevaron a cabo para la reapertura dieron una sorpresa. Y es que en los trabajos para renovar el aire acondicionado se descubrió que, oculto por un techo de escayola, se encontraba el techo original, un artesonado art decó diseñado por Anasagasti. Los nuevos propietarios del local lo vieron claro y decidieron restaurarlo «buscando el encanto que tuvo durante tantos años, rescatando su sabor original», explica a LA RAZÓN el encargado del local, Tom.

Este empeño por devolver al café su esencia, aún tendría más sorpresas, cuando «un empleado rascó una zona de la pared en la que algo parecía aflorar, y rascando poco a poco fueron saliendo los azulejos» recuerda Tom. Se deció apostar por recuperar al máximo éstos elementos, para lo que se llamó a un restaurador «con bata blanca», cuenta el encargado, lo que llamaba la atención de los clientes, que «se preguntaban qué hacía ese señor rascando la pared». Los azulejos que hoy se pueden ver «fueron de gran tradición en los edificios de Madrid a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX», indica Amparo Berlinches, portavoz de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio. Son de estilo arabesco, esmaltados y con decoración geométrica, destacando el remate con el lema de la dinastía nazarí que se puede ver en los elementos decorativos de La Alhambra de Granada. Berlinches destaca que «ojalá todos los propietarios cuidasen el patrimonio así. Estamos encantados».