España
Blues Brothers, leyenda madrileña
«Sa bemos lo mal que lo estáis pasando en España. Mi mujer y yo tenemos un apartamento ''right in this barrio''. Ella es española», dice Lou Marini, fundador de los Blues Brothers Band y un músico extraordinario, que conoce palabras graciosas en castellano como «furgoneta». Efectivamente, Marini viene de visita tres veces al año y durante el verano, y se queda en su propia casa en la calle Amor de Dios. «Mi suegra tiene 87 años. Pero vendrá a nuestro concierto», dice en perfecto español y se echa a reír. Junto a él está Steve Cropper, otro músico extraterrestre, con el que lleva décadas tocando en un gran espectáculo como es llevar por el mundo el repertorio de The Blues Brothers.
«Creo que la gente espera ver una banda que toca de verdad. Para mí, ir a un concierto y saber que todo está pregrabado, o hecho en un ordenador y que incluso al cantante le ayudan a afinar desde la mesa de mezclas...». Es algo que no puede comprender quien ha pasado la vida actuando con Ella Fitzgerald, Stevie Wonder o Aretha Franklin. «Sólo lamento no haber actuado con Frank Sinatra, y eso que ensayé con él dos veces, pero estaba enfermo y no pudo cantar», dice Marini. Estaban ahí cuando John Belushi y Dan Aykroyd fundaron el grupo a partir de un gag en un programa de televisión. «En ese grupo había unos músicos increíbles. Creo que la gente no se esperaba que pudiéramos tocar así, con esa mezcla de estilos y esa potencia», asegura. «Pero creo que la mejor cosa que aprendimos fue a disfrutar. Steve (señala a su compañero) no necesita estar con los Blues Brothers tocando de gira. No hacemos esto por dinero, lo hacemos porque nos encanta. Y pasamos de lo ridículo a lo sublime. Un día actuamos en un club de cualquier lugar pequeño de España o Francia, y la semana siguiente en un festival en Suiza ante 30.000 personas. Cuando voy de tour con james Taylor, todo es "deluxe". Y no nos quejamos, porque ir con la Blues Brothers Band en una "furgoneta"dando botes y apretados... (risas) Eso es aventura», dice. ¿Y el público español? «Tienen ritmo. A veces, vas a Alemania y empiezas a dar palmas para que te sigan el ritmo, pero... termina siendo un desastre».
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