Operación Policial
Cae el último capo de «Los Miami»
Mario Zanata ha sido detenido junto a otras 13 personas en la «operación Milacron». Importó 400 kilos de cocaína escondida en máquinas industriales.
Aunque al escuchar la «marca» de «Los Miami» a cualquiera se le venga a la cabeza matones a sueldo, kilos de cocaína, cuerpos tatuados y rituales de santería quedaba una sección de la famosa banda formada en la década de los 90 menos «glamourosa» que se ha mantenido en la sombra, sin hacer demasiado ruido, durante todos estos años. Tras una guerra interna en 2004, se fragmentaron dos bandos y, más tarde, comenzaron a trabajar por libre a modo de «autónomos» varios de sus miembros, entre ellos Mario Zanata. Era de los pocos cabecillas de la famosa banda a quien los agentes de Estupefacientes aún no habían hincado el diente. Sólo le constaba una reseña por detención ilegal pero ni rastro de su verdadero negocio: importar kilos y kilos de cocaína desde Suramérica hasta Madrid. Como todos los «grandes» le bastaba con hacer un par de entradas buenas al año de 400 o 500 kilos. Así, a base de años de «trabajo», este tipo de 47 años –casado y con dos hijos menores–, consiguió cambiar el humilde barrio de La Elipa, en Ciudad Lineal, por una lujosa vivienda alquilada en la exclusiva urbanización de Las Lomas, en Boadilla, donde fue arrestado el jueves. Era el ocaso de la última leyenda en activo de «Los Miami».
En el marco de esta la «operación Milacron», desarrollada de forma conjunta por la Udyco Central de Policía Nacional, el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Comandancia de Madrid de la Guardia Civil y agentes la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera (DAVA) de la Agencia Tributaria, se han detenido a 14 personas de entre 19 y 57 años y se ha imputado a otras dos por un delito contra la salud pública, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.
La operación ha estado instruida por un juzgado de Denia (Alicante) ya que la Policía comenzó a investigar en la comunidad valenciana a empresarios que estarían colaborando con traficantes. Y efectivamente, Mario hacía lo propio: gracias a una infraestructura «legal» con algunos eslabones ya establecidos consiguió encumbrar su negocio.
Tras la escisión de la banda, Mario empezó a trabajar por su cuenta y haciendo su gente. Poco a poco fue formando una macroestructuctura dedicada al narcotráfico con decenas de «empleados» de confianza, donde era muy respetado por sus buenas formas, su buen carácter y, sobre todo, porque no ha dejado víctimas por el camino. Un perfil muy alejado del típico mafioso dedicado al narcotráfico aficionado a la ostentación y a las formas de matón de película. Él era uno de los grandes y, como tal, la discreción era su principal baza. A lo largo de los años fue perfeccionando su técnica y cambiando de formas de importación para burlar los controles policiales hasta que dio con una buena fórmula, la última. De forma «oficial» se dedicaba al gimnasio registrado a nombre de su familia en la capital. Pero la realidad era que Mario acababa de colar –el pasado mes de noviembre– unos 400 kilos de cocaína, a la que daba salida al precio más alto ya que estaba sin cortar.
El sistema era el siguiente: un negocio de importación de máquinas de inyección de plástico desde Guayaquil (Ecuador). ¿El fallo? Que realmente era imposible que fuera un negocio rentable. El que fuera uno de los principales cabecillas de «Los Miami» no había pensado del todo bien su tapadera. El precio de las máquinas Milacron –que da nombre a la operación– no alcanzaba en Europa más de 15.000 euros. La organización las adquiría en Estados Unidos por unos 10.000 euros y las enviaba a Ecuador con la excusa oficial de adaptarlas al sistema de corriente de electricidad europeo. Pero entre los gastos de transporte y de aduana se añadían otros 10.000 euros de gastos y aquí no podrían conseguir venderlas por más de ese dinero, con lo que no salían las cuentas. Este desfase fue lo que permitió a los investigadores poder arrancar.
Pero la importación de esas máquinas en realidad eran mucho más que rentables. En un sofisticado escondite dentro de las máquinas (de los mejores que se han detectado, según un experto agente de Estupefacientes), venía escondida la cocaína. Hasta tal punto era dificil de encontrar que el año pasado se inspeccionaron dos máquinas y no se encontró la mercancía. La organización, de hecho, tardaba hasta dos horas en desmontar todas las piezas y extraer los paquetes escondidos en la zona del cilindro de las máquinas, de hasta 24 toneladas de peso y 12 metros de largo.
Nave «tapadera» en Marconi
Este proceso se realizaba en una nave del polígono de Colonia Marconi, en Villaverde –donde había miembros de la organización encargados de la vigilancia a pie y el vehículos– aunque la entrada a nuestro país se había realizado previamente en contenedores por el puerto de Valencia. Desde allí lo trasladaban a una nave situada en Villena (Alicante).
Una vez extraído el estupefaciente se cargaba dirección a dos pisos de Boadilla, desde donde distribuían los kilos en horas. En esta ocasión, Mario y su organización habían conseguido meter 402 paquetes de forma cilíndrica y de unos 1.100 gramos cada uno. Tras ser sometida al pertinente test reactivo, dio positivo en narcóticos. Los investigadores consiguieron desenmarañar la estructura y diferenciaron dos principales grupos dentro de la organización: el constituido por empresas pantalla por donde pasaba la droga hasta su llegada a Madrid y el formado por las personas físicas que la «custodiaban» hasta darle salida. Entre éstas, había encargados de realizar los trámites necesarios con las navieras o quienes transportaban el estupefaciente. Otras de las particularidades de Mario era que pagaba muy bien a su gente y sus empleados recibían mucho más dinero del habitual por estos cometidos en el mundo del hampa.
Cronología
- Los Reyes de la noche: En 1996 cae una banda que dominaba la venta de droga en discotecas. Dos de los detenidos tenían relación con «Los Miami».
- Blanqueo: En 2001 el abogado de Juan Carlos Peña, ex cabecilla de la banda, fue detenido en Suiza por blanqueo de capitales del narcotráfico.
- Accidente en Alfonso XII: Javier Acero, miembro del clan, falleció en enero de 2004 en un accidente con su Ferrari en el túnel de Alfonso XII.
- Intento de asesinato: A comienzos de 2004, Peña, el «capo», sufrió un accidente de moto «provocado» por los hermanos Tardón. Sufrió la amputación de su pierna izquierda.
- Secuestro: Como venganza por el «accidente», Peña ordenó el secuestro de Artemio López Tradón en marzo de 2004. Peridó la vista de un ojo de la paliza que le pagaron.
- «El inmortal»: Tardón y su hermano Álvaro encargan tres disparos a Peña, que iba dentro de su Porsche, en noviembre de 2004, pero se volvió a salvar (y ya iban dos).
- Ajuste de cuentas: El abogado de Peña fue tiroteado en octubre de 2005 por el Retiro. Rafael Gutierrez Cobeño falleció en el acto.
- Cae el jefe: En julio de 2009 era detenido Peña en su casa de Navacerrada. Era uno de los fugitivos más buscados desde que huyó a Brasil en 2005.
- Detenido en Miami: Álvaro López Tardón (en la imagen) era detenido en julio de 2011 en Miami. La Policía arrestó en Madrid a su hermano con 25 millones en cash.
- También la marihuana: De nuevo en libertad, Peña montó un macrocultivo de marihuana en Palencia. Fue detenido en septiembre de 2015.
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