Comunidad de Madrid
Cambios «saludables» y abrazos de oso
Junto a la gran ovación en pie que le dedicaron sus compañeros de bancada al término del discurso, sin duda el momento más emocionante ayer para Cristina Cifuentes fue el abrazo de oso en el que se fundió con su madre y su hija a la salida del hemiciclo, acompañada también de su hermano pequeño y de su cuñada. No en vano, era la primera vez que su progenitora acudía a escucharla en el púlpito de la Asamblea. En los pasillos del parlamento vallecano hubo abrazos y nostalgia entre los que llegan, los veteranos que se van y los que cambian Cibeles por la cámara regional. Especialmente melancólica era la mirada de Ignacio González. Mientras, desde la grada, una cada vez más recuperada Esperanza Aguirre charlaba con todo aquel que tuviese algo que comentar con ella y desplegaba todo su encanto con el nuevo vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, que se movía como pez en el agua entre concejales y diputados populares. En el lado crítico, la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, y el concejal de coordinación territorial, Ignacio Murgui, hacían de su entrada y salida un ejemplo de discreción. Aún con la emoción de la novedad, correteaban de un lado a otro los diputados de Podemos, que no dejaron de tuitear comentarios irónicos sobre el discurso de Cifuentes. Al respecto, el candidato José Manuel López alababa «el cambio saludable» que destilaba el discurso de la candidata popular, pero calificaba de «más de lo mismo» el fondo de muchas de sus propuestas que siguen la estela de las políticas del PP en la Comunidad. De hecho, el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, advirtió de que no recogerá el guante de los pactos lanzado por Cifuentes si no suponen una «enmienda a la totalidad de lo hecho hasta ahora». Por su parte, el candidato de Ciudadanos, Ignacio Aguado, reivindicaba su papel de árbitro del Gobierno y señalaba las «faltas» del discurso de la candidata popular.
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