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Cifuentes, «más fuerte y sin miedo a nada» un año después del accidente

Hace un año que la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, sufrió un accidente de tráfico que casi le cuesta la vida. Lejos de amilanarse, luchó mucho por seguir viva y ahora está recuperada casi al cien por cien, "muchísimo más fuerte"y "sin miedo prácticamente a nada".

El 20 de agosto de 2013 a las seis de la tarde Cifuentes circulaba en moto por el carril-bus del Paseo de la Castellana cuando un coche giró hacia la calle Profesor Waksman y la arrolló, arrojándola contra la valla del carril-bus.

Sufrió un traumatismo torácico grave entre otras muchas fracturas y los sanitarios tuvieron que insuflarle aire en el pulmón derecho para que no dejase de funcionar y remitiese una importante hemorragia interna. Ella misma explicó al Samur que sentía dolor y no podía respirar, por lo que le indujeron el coma y la intubaron.

Ahí estuvo a punto de morir, al igual que poco después en la UVI, en la que, ya despierta del coma, le decía a los médicos que la mantuvieran sentada, porque así se sentía más viva y se recuperaría antes.

Mejoró mucho antes de lo que los médicos esperaban y en un mes ya despachaba a diario con sus colaboradores, a los 34 días recibía el alta hospitalaria y un mes después aparecía por primera vez en un acto público, aunque no se incorporó oficialmente al trabajo hasta el 5 de diciembre, en el acto de celebración del aniversario de la Constitución.

Hoy está "prácticamente al cien por cien", aunque con dolor de espalda y una vértebra aplastada, que "es lo mínimo que puedes tener"tras un accidente así, explica en una entrevista con Efe.

"Hay determinadas cosas que lógicamente no debo hacer... los tacones y demás lo tengo que controlar", relata mientras se mira sonriente las sandalias de tacón -medio- que luce.

Va a rehabilitación y trata de nadar y andar más, como le ha recomendado el médico, aunque su ajetreada agenda se lo pone difícil.

El accidente no le ha cambiado la vida mucho en este sentido, pero sí en la percepción de la vida.

"Te cambia la perspectiva vital, te cambia el orden de prioridades. Aprendes a relativizarlo todo, a darte cuenta de lo que es importante y de lo que no lo es, y de que cosas realmente importantes hay poquísimas", reflexiona antes de añadir que el accidente la ha hecho "muchísimo más fuerte"y la cabeza le funcional "muchísimo mejor".

En cuanto a si ahora tiene miedo de hacer determinadas cosas, como volver a coger la moto, responde segura: "A raíz del accidente se me ha quitado el miedo a casi todo, curiosamente, y no le tengo miedo prácticamente a nada".

No obstante, no cogerá la moto porque le prometió a sus hijos que no lo haría.

En cuanto a su vuelta al trabajo nada más recuperarse del accidente y la gran cantidad de horas que dedica al mismo, explica que ella tiene "muchísima vocación política"y para ella su trabajo es "muy importante".

"Tengo la suerte de hacer un trabajo que me gusta mucho, que para mí no es solo un trabajo, sino una forma de vida. Tango vocación de servicio público, le dedico a esto 24 horas y lo hago encantada", añade.

A renglón seguido aclara que lo que no le gusta de la política "son las luchas intestinas de poder que hay dentro de todos los partidos", sobre todo después del accidente, que le ha hecho ver que "uno tiene que priorizar y quitarse de enmedio las cosas que no son importantes".

Como el año pasado y el anterior, Cifuentes no tenía previsto cogerse vacaciones este verano, pero finalmente se ha cogido la semana de agosto para ir al pueblo de sus padres, en Segovia, ya que su padre padece Alzheimer y se turnará con sus hermanos para cuidarle.

Así, pasará el primer aniversario del accidente allí, con sus padres y sus hijos, "que es la mejor manera"de hacerlo, según reconoce.