Gobierno de España
Cobo deja la política tras 24 años
El que fuera mano derecha de Gallardón anunció ayer su retirada de la vida pública por «motivos personales». Fue elegido número 2 en la lista al Congreso por León las pasadas elecciones
Manuel Cobo, leonés de Ponferrada, de 59 años de edad, anunció ayer que dejaba la política después de 24 años dedicado a ella, muchos de ellos proyectándose como la sombra de Ruiz-Gallardón, primero en la Comunidad y después en el Ayuntamiento de Madrid. Tan de sorpresa pilló a todos ayer el anuncio de Cobo de dejar la vida pública, que muchos creímos que era una inocentada, broma ácida como las que de vez en cuando gustaba gastar a este leonés afincado en Madrid desde niño, hijo de un empresario emprendedor que creó el polígono industrial más importante del sur de Madrid: Cobo Calleja, hoy convertido en ciudad de la venta al por mayor de los empresarios chinos.
Hace pocas semanas coincidí con Manolo Cobo en una comida de colaboradores de LA RAZÓN. Le encontré muy ilusionado con su aventura para conseguir escaño por León en el Congreso y, sobre todo, muy contento por el cargo que ostentaba en el partido como secretario de Política Municipal del PP. Nada hacía indicar entonces que estaba preparando su equipaje para volver al vestíbulo de su vida privada. Insisto en que la primera noticia que saltó ayer me hizo exclamar: «Ya estamos ante la inocentada del día». No lo era. El hombre que estaba a punto de estrenar escaño en el Congreso daba la «espantá», antes de que la nueva legislatura saltara al hemiciclo.
Cobo tomó la alternativa en la política en el año 1991, al ser elegido diputado en la Asamblea. Fue entonces cuando entró en contacto con el líder del grupo popular en la cámara regional, Alberto Ruiz-Gallardón, y al poco se convertiría en su más estrecho colaborador. Cobo daba el perfil perfecto para ser la cara oculta de Gallardón, aquella donde se fraguaba la política del día a día y la intestina, en el afán de llevar al «jefe» hasta la alternancia a la presidencia dentro del PP. En 1999, Gallardón le ungió como peón de confianza, nombrándole consejero de Presidencia en el Gobierno regional, añadiéndole la responsabilidad de Hacienda entre 2001 y 2002. Desde ese momento se convirtió en el hacedor de la gestión menos lucida del presidente de la Comunidad, lo que en el mundo de la política se conoce como el «trabajo sucio», el que debe desarrollar eficazmente un hombre de confianza. Gallardón llevó siempre de la mano a su lugarteniente y lo hizo también cuando se presentó a las elecciones en el Ayuntamiento, que ganó en 2003. Hasta entonces la persona que seguía en rango ejecutivo al alcalde de la Villa era el primer teniente de alcalde pero, Gallardón quiso crear una figura por encima, con más notoriedad protocolaria, y creó el cargo de vicealcalde, que naturalmente encomendó a Cobo y que mantuvo hasta 2011. Extrañó sobremanera que, cuando Gallardón dejó la alcaldía de Madrid para hacerse cargo del Ministerio de Justicia, no se llevara con él a Cobo. Ahí se rompía, sin que nadie entendiera por qué, una larga amistad, fidelidad y colaboración que había durado más de veinte años. Ahí comenzó otra etapa en la vida política del delfín, limitada a la Secretaría de Política Municipal del Partido y a la coordinación de la gestión de Ifema.
A nadie se le ha ocultado nunca, sobre todo porque ellos no han hecho nada por evitarlo, las malas relaciones entre Aguirre y Cobo. Fue relacionado con el presunto espionaje dentro del partido, siendo presunta víctima del mismo en el año 2009. Sus desencuentros con Aguirre fueron varios y sonados, hasta el punto de que unas declaraciones sobre ella le costaron ser suspendido de militancia por un año. Ya en 2004 había intentado llevar sus diferencias con Aguirre hasta las elecciones regionales del partido, pero no consiguió los avales necesarios. Y declaraciones enfrentadas entre ambos caldearon el ambiente dentro del partido en más de una ocasión. Se marcha uno de los políticos más veteranos y significativos de la política madrileña, y no sabemos la causa cierta de esta decisión, como no supimos por qué rompió con Gallardón. Y es que Cobo ha tenido siempre un cierto halo de misterio en algunas de sus decisiones.
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