Madrid

Con los bártulos a ninguna parte

«Cada día dicen que la ayuda llegará mañana». Los inquilinos afectados del edificio de Tetuán temen que los subsidios se acaben en siete días

Al tiempo que los vecinos sacaban sus enseres personales del edificio derrumbado en Tetuán, los técnicos municipales concluían ayer un informe que aclarará las causas que provocaron que parte del edificio de Amalia 1 se viniera abajo el pasado martes por la noche.
Al tiempo que los vecinos sacaban sus enseres personales del edificio derrumbado en Tetuán, los técnicos municipales concluían ayer un informe que aclarará las causas que provocaron que parte del edificio de Amalia 1 se viniera abajo el pasado martes por la noche.larazon

Algunos de los vecinos del edificio derrumbado en Tetuán accedieron ayer a sus pisos para recoger pertenencias. Alojados temporalmente en un hotel, no saben aún adónde podrán mudarse

Día dos tras el derrumbe del edificio de la calle Amalia 1 en el barrio de Tetuán. El Ayuntamiento dará hoy a conocer el informe sobre las causas del desplome y una vez concluidas las tareas de desescombro del edificio. Según el consistorio, la parte no derrumbada de la vivienda está «técnicamente estabilizada» pero todavía no se sabe nada sobre su futuro; esta decisión le corresponde a la familia propietaria, cuatro hermanos. Todo indica que el edificio finalmente será derribado ya que no se puede garantizar que la parte interior, que ha quedado intacta, no sufra los mismos problemas que la parte frontal del inmueble. A pesar de que el edificio había pasado recientemente y de forma favorable la inspección técnica (ITE), en diciembre de 2013, los técnicos municipales deberán comprobar si hubo modificaciones posteriores que hayan sido las causantes del colapso. Los vecinos de las viviendas cercanas coincidían ayer en que «se veía la pared abombada». Uno de los técnicos que trabaja quitando los escombros afirmó ayer a LA RAZÓN que «en unas obras hace años» derribaron el muro de carga y lo sustituyeron por tres vigas y un pilar horizontal, eso, añadieron, «no era suficiente para soportar todo el peso que aguantaba el muro de carga».

Marta Higueras, primera teniente de alcalde y delegada de Equidad, Servicios Sociales y Empleo del Ayuntamiento de Madrid, estuvo ayer en el hotel del barrio de Salamanca donde están instalados temporalmente los vecinos, para encontrar una solución específica a cada caso. Sin embargo, una vecina afirmó a este diario que por el momento no saben nada de lo que pasará. «Nadie nos dice nada», además, la delegada les ha confirmado que hoy se volvería a pasar por el hotel para dar una solución, aunque según esta vecina, «como todos los días dice que mañana volverá a decirnos algo». Los trabajadores sociales municipales están realizando entrevistas particulares a los perjudicados (43 en total, 37 en hotel y 6 en otros alojamientos) para determinar su situación. Ayer, Higueras tuvo una reunión con el cónsul de la Embajada de Filipinas que se acercó a ver a sus compatriotas y prestó su total colaboración para facilitar documentación y ayuda.

Durante la mañana del miércoles los vecinos de los pisos C del edificio, que no sufrieron el derrumbe, pudieron acceder acompañados por bomberos y técnicos del Samur para recoger sus pertenencias durante cinco minutos y ayer jueves se les permitió volver a entrar durante algo más de tiempo: «Esta vez ha sido mucho más tranquilo y hemos podido coger más cosas que el primer día, aunque no todas nuestras cosas», explicó una vecina del C. La angustia y la desesperación de no saber qué va a pasar con el bloque de viviendas al que no afectó el derrumbe ha hecho que se cree tensión con la Policía. Otra vecina, también del bloque C, no sólo tiene toda su vida en el piso, hacía no mucho que había comprado un ordenador, una impresora y un plotter para empezar un negocio de venta de ropa. Hasta el momento, sólo ha podido sacar el ordenador, ya que los bomberos temen que las escaleras no aguanten el peso de esa máquina. Han dado la orden de que no se saquen objetos pesados de los pisos. A pesar de estas instrucciones, uno de los afectados sacó de su casa una nevera y una lavadora poniendo en peligro la estructura del edificio.

Los vecinos de las puertas A y B también pudieron recuperar algunas de sus pertenencias más fundamentales, como documentación, dinero y medicamentos. Los pisos que quedaban en el lateral de la calle Bravo Murillo han sido los más afectados y sus inquilinos tuvieron que identificar sus objetos personales entre los escombros acumulados en la calle. Ayer por la tarde se retiraron los restos de la acera para poder separar y recuperar las pertenencias de los vecinos. Los dueños que gestionaban el local de alimentación que se encontraba en el bajo del edificio derrumbado y negando, por su parte, que hubiesen hecho obras en su comercio.