Ministerio de Justicia
El «caso Aguirre» se cerrará sin la principal testigo de cargo
La instrucción por el incidente de tráfico protagonizado por Esperanza Aguirre el pasado tres abril al aparcar su vehículo en un carril-bus de la calle Gran Vía se cerrará sin el testimonio de la considerada principal testigo de cargo contra la presidenta del PP de Madrid, una camarera, de nacionalidad filipina, que trabajaba en un bar de la plaza de Callao y que, al parecer y según manifestó a un medio de comunicación, vio lo que sucedió. Sin embargo, todos los intentos por parte del juzgado para localizarle han resultado infructuosos. El último, ayer mismo, cuando estaba citada a declarar ante el magistrado que instruye ese procedimiento, Carlos Valle, a instancia de la acusación particular, ejercida por el agente de movilidad que supuestamente resultó herido cuando Aguirre abandonó el lugar de los hechos, aunque el resultado fue idéntico al de otras ocasiones: estaba ilocalizable. Los mensajes dejados por los agentes judiciales en su contestador automático no fueron oídos o atendidos. Esta testigo ya había sido citada para declarar el pasado día 19, pero se tuvo que posponer porque tampoco se la localizó. Al igual que ayer.
Ante esta situación, el magistrado no tiene intención alguna de volver a insistir en esta diligencia, ya que la citada camarera se encuentra en ignorado paradero, por lo que, según confirmaron ayer a LA RAZÓN fuentes jurídicas dará por terminada la instrucción de la causa –a expensas de que alguna parte pueda solicitar una diligencia de última hora, lo que no es previsible– y sólo restará ya decidir si continúa la misma por Procedimiento Abreviado, si entiende que hay indicios de la comisión de un delito de desobediencia, la «devuelve» a juicio de falta o acuerda el sobreseimiento de los hechos si considera que, tras las pruebas practicadas, no se ha constatado infracción penal alguna.
De hecho, ayer mismo dictó una providencia por la que daba traslado al fiscal para que se pronunciara al respecto, una vez que la defensa de Esperanza Aguirre solicitara el pasado 24 de octubre, como adelantó este periódico, el sobreseimiento de la causa. En ese escrito, se especificaban hasta ocho contradicciones «que desvirtúan lo manifestado en la denuncia, y por lo que carece de total credibilidad».
La última diligencia practicada fue el careo que mantuvo el agente de movilidad con los dos policías nacionales ante los que presentó la denuncia y a los que, en un principio, acusó –especialmente al instructor– de no haber querido recoger el parte de lesiones y de obligarle a firmar la denuncia. El día de careo, el pasado 19, se retractó y aseguró que no le obligaron a nada e incluso llegó a decir que la Policía había sido «muy eficaz». Uno de los policías pidió a la fiscal que estudiase si las acusaciones vertidas contra él podían ser delictivas.
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