Sucesos

El penúltimo golpe del «Potro de Vallecas»

El exboxeador Poli Díaz
El exboxeador Poli Díazlarazon

Se supone que ya estaba rehabilitado de su adicción a las drogas y puede que así sea, pero a todo el mundo le sonó raro ayer que el ex boxeador Poli Díaz, el «Potro de Vallecas», anduviera metido el líos en el sector 6 de la Cañada Real. El lugar de la agresión en la que supuestamente está implicado junto a su hermano y otro amigo no era otro que la zona de la vía pecuaria cercana a Valdemingómez, donde no hay prácticamente otra cosa que el mayor supermercado de drogas de España. El púgil y sus acompañantes agredieron sobre las diez de la mañana de ayer a otro individuo, a quien propinaron golpes en la cara y le produjeron heridas leves de arma blanca en la espalda. Fuentes policiales aseguran que el ocho veces campeón de Europa de pesos ligeros acudió a la zona más degradada de la Cañada a cobrar una deuda de cinco euros que un toxicómano tenía con él, según declaró una testigo presencial de los hechos. Cinco euros es lo que cuesta una dosis para los asiduos al poblado chabolista.

A puñetazos

Se desconoce si habían acudido allí exclusivamente a cobrar ese dinero o, por el contrario, tambuén habían ido a Valdemingómez a adquirir estupefacientes. En cualquier caso, la discusión terminó en pelea a puñetazo limpio. Y, como no podía ser de otra forma, el que se enfrentó al famoso boxeador de Vallecas, llevó las de perder. Al parecer, los golpes en la cara y la cabeza que recibió el toxicómano fueron considerables. Pero la escena aún no terminó ahí.

Como la discusión fue subiendo de tono, «Poli» u otro de sus compañeros echó mano del primer arma blanca que pilló: un destornillador, y atacó por la espalda al supuesto deudor. Apenas se llevó unos arañazos profundos, heridas sin mayor importancia, según fuentes de Emergencias del Ayuntamiento de Madrid. La llamada fue recibida a las 10:10 horas de la mañana. Cuando los sanitarios llegaron al lugar, atendieron a la víctima, David Sosa Sánchez, español de 38 años, que presentaba contusiones en la cara y arañazos en la espalda practicados con una punta afilada, segúnfuentes sanitarias. Lo que podíarevestir mayor gravedad eran los golpes de la cabeza, por lo que los sanitarios iban a trasladar al hombre al hospital más cercano para profundizar en su diagnóstico, pero David solicitó el alta en el lugar, por lo que tras ser atendido de sus heridas, los sanitarios abandonaron Valdemingómez. Al parecer, la víctima no podía perder tiempo en hospitales porque teníaprisa por otra cosa. Testigos presenciales aseguran que, en cuanto fue curado por los sanitarios, el individuo fue directamente a consumir droga; concretamente a fumarse un chino; es decir, a fumar heroína. No obstante, fuentes policiales aseguran que el individuo sí acudió mástarde al Hospital Infanta Leonor, trasladado por algúnparticular. Ante el incidente, los agentes de la Policía Nacional de Villa de Vallecas se personaron en el lugar, al que acuden con bastante frecuencia, ya que peleas y agresiones entre toxicómanos se producen a menudo.

La Policía arrestó en el lugar de los hechos a los supuestos autores de la agresión: Policarpo Díaz Arévalo, de 46 años; a su hermano Ángel Luis Díaz Arévalo, de 35, y al otro acompañante, José Pintado Luna, de la misma edad que el famoso boxeador. Los tres fueron trasladados a la comisaríade Villa de Vallecas, donde a última hora de la tarde de ayer prestaban declaración policial acusados de un delito de agresión. Las dependencias policiales se encuentran muy cerca del barrio de Palomeras, donde ha residido el subcampeón del mundo toda su vida.

Quien no sabía nada de todo esto ayer era Eva, la mujer de Poli Díaz, a quien en su libro «A golpes con la vida», publicado recientemente por la editorial Espasa, el púgil agradece haber salido del infierno de las drogas. La mujer del boxeador se enteró a primera hora de la tarde de ayer de la noticia del arresto de Poli a través de los medios. «Nadie me ha llamado para decírmelo», aseguró ayer a este diario. Eva, no obstante, no vinculaba el arresto de su pareja con un tema relacionado con drogas. «Que estuviera allí no significa que estuviera consumiendo, ni que hubiera ido a comprar ni nada por el estilo. Ahí hay máscosas. Hace poco estuvimos en un taller de reparación mecánica, a lo mejor ha sido alguna discusión por eso», suponela mujer. Aunque parece que la agresión tiene su origen en una duda se desconoce si era con su hermano o con su amigo, y quizá el púgil salió en su defensa.

El detalle

SEPTIEMBRE DE 2012

Los vecinos del barrio de Palomeras, en Vallecas, ya han visto varios «combates» en directo del ex boxeador en plena calle. El pasado mes de septiembre, Poli Díaz protagonizó una reyerta en el bar «Pon de beber», situado a 200 metros de su casa. Cuentan que acudió tras escuchar a una mujer pedir auxilio. Cuando llegó, cuatro hombres le asaltaron y le dieron una paliza.

NOVIEMBRE DE 2012

Él mismo aseguró que se trataba de unos rusos pero que «no tenía deudas con nadie». El pasado 13 de noviembre, en el parque de enfrente de su casa, Poli Díaz fue abordado por un grupo de personas que le propinaron una puñalada en el pecho (no le alcanzó el corazón gracias a las costillas), otra en la pierna y numerosas contusiones que le mantuvieron varios días ingresado en el hospital.

«Boxeaba para drogarme»

Si no llegó a pasar hambre de pequeño, poco le faltó, como cuenta en su biografía «A golpes con la vida», editado este año por Espasa. Igual que entró en el mundo del boxeo por casualidad –al pasar por un gimnasio cerca del estadio del Rayo–, las drogas, que arruinarían más tarde su carrera deportiva y su vida, las conoció por un «amor». Cuando comenzó a ganar «muchos millones» gracias al deporte se le «arrimó» una portuguesa a la que le gustaba mucho la fiesta y los lujos. Con ella probó la cocaína pero, asegura, la controlaba. La heroína, que sería su «tumba», ni recuerda cómo la probó. Empezó a caer en picado y a boxear sólo para drogarse. Hasta hizo montajes con la prensa del corazón y películas porno para gastárselo en heroína en La Rosilla, donde se quedó a vivir en tienda de campaña. Pero también fue por amor, el de Eva, por el que salió de ese infierno, según asegura.