Universidad
El PP se instala en el desconcierto por el futuro de Cifuentes
Su resistencia a dar un paso atrás obliga a Rajoy a sostenerla en el partido hasta que quiera Rivera
Su resistencia a dar un paso atrás obliga a Rajoy a sostenerla en el partido hasta que quiera Rivera.
El PP abrió ayer la Convención Nacional de Sevilla instalado en el desconcierto por el futuro de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, después de que desde la Universidad Rey Juan Carlos se negase su defensa: «Ni acta ni defensa del trabajo» . Su resistencia a dar un paso atrás, que ayer volvió a recalcar, no sirvió para calmar las dudas crecientes entre los suyos sobre la posibilidad de que aguante políticamente sin convertir lo que queda de Legislatura madrileña en un calvario para el partido y para ella.
La dirección nacional intenta ganar tiempo y esquivar esta crisis para que no se lleve por completo por delante la reunión de este fin de semana de la plana mayor del partido. Pero entre los dirigentes territoriales no hay confianza en cómo va a acabar esta complicada situación. «Nadie sabe. Depende de ella y de los futuros acontecimientos». La insistencia de Cifuentes en negar su dimisión no despeja las dudas ni las incertidumbres internas porque dentro de las filas populares siguen cayendo como bombas desestabilizadoras las informaciones que salen de la universidad. Por mucho que la dirección nacional haga como que no se da por enterada, dentro del partido sí están al tanto de cómo los hechos han ido acorralando cada vez más la versión de la líder del PP madrileño.
La impresión interna es que su resistencia a dar un paso atrás obliga a Mariano Rajoy a aguantar y a sostenerla hasta que Albert Rivera quiera. Es decir, hasta que Ciudadanos (Cs) considere que la situación no desgasta al PP sino a su marca y dé el paso al frente para forzar su caída. El peso de los hechos que se van conociendo de la investigación abierta en la universidad ha dejado todo en el aire y esa sensación de no saber qué va a pasar condiciona por completo el cónclave de Sevilla.
Por cierto, entre los dirigentes territoriales interpretaron ayer los primeros gestos de la presidenta madrileña en la Convención, con rueda de prensa inmediata para negar su dimisión, como un intento de convertir la reunión en un acto de reafirmación, que, por cierto, no fue bien visto por todos.
Y es que este tipo de convenciones, que tienen como principal sentido reforzar la moral interna y engrasar la maquinaria electoral, acaban siendo un escaparate en el que sólo deben exhibirse los productos positivos con los que atraer a los votantes. Y a eso ha intentado dedicarse la dirección nacional del partido, aunque la fuerza mediática de la polémica que rodea al máster de la Universidad Rey Juan Carlos anule todos sus esfuerzos.
Rajoy gestiona siempre con el mismo hermetismo este tipo de crisis. Y esta vez no está siendo una excepción. En el partido tienen presente que siempre mantiene el apoyo hasta el último momento, cuando ya no hay alternativa a que el afectado acabe asumiendo que no tiene otra opción que «rendirse». Pero en el PP también valoran que la líder del PP madrileño ya ha demostrado que está dispuesta a resistir contra todo. Es cierto que dentro de la formación popular se escuchan también comentarios sobre «lo injusto de la situación», con justificaciones como la de que «esto lo hacen todos y en otros partidos no pasa nada». Pero el PP ha detectado que el problema de esta crisis es que llega a todas las familias de manera inmediata, «casi más que Gürtel porque todas se han enfrentado a los estudios universitarios o al reto de pagarles un máster a sus hijos».
Rajoy hablará esta mañana, pero la intervención sustancial la hará el domingo, como cierre del cónclave. Su estrategia es seguir «a su libro» y evitar el «charco» del «caso del máster» como sea, aunque tanto por pisarlo como por no pisarlo todo se ha dispuesto para que esto llame más la atención que cualquier anuncio programático que puedan lanzar en Sevilla. Dicen en su entorno que es difícil no creer que el presidente del Gobierno llegó ayer a la Convención pensando aquello de «vaya tropa». La agenda oficial de esta cita de Sevilla tenía tres objetivos principales, vender nuevas propuestas y animar al partido frente a las encuestas que auguran una mejoría continua de Ciudadanos (Cs), además de apoyar al candidato del PP a la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, en la batalla preelectoral antes las autonómicas andaluzas, que suena que pueden celebrarse en otoño.
Pero el ruido que acompaña a la reunión no es el más favorable, precisamente, para reforzar al PP andaluz en su batalla frente a Susana Díaz. Hoy Rajoy se hará la foto con las Nuevas Generaciones del partido y aprovechará para dejar sus primeros mensajes políticos. Ayer la secretaria general, María Dolores de Cospedal, instó al PP a «defender a los suyos». Hasta ahora ha sido la que más se ha señalado precisamente en la defensa de la presidenta de la Comunidad.
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