El PP se prepara para la gran catarsis

El resultado que ayer dejaron las elecciones autonómicas y municipales no sólo tiene consecuencias directas sobre los nuevos representantes de la Comunidad y los ayuntamientos. El poder que algunos de los candidatos se han dejado en las urnas puede tener un reflejo directo en el que tienen en sus partidos. Éste puede ser el caso de Esperanza Aguirre. Aunque el pacto que alcanzó con la dirección nacional de su partido en marzo, cuando fue designada candidata a la Alcaldía de la capital, pasaba por que dejaría la Presidencia del PP de Madrid si lograba su meta electoral, la pérdida de la alcaldía de Madrid ayer es un golpe que algunos miembros del PP regional no dudan que traerá consecuencias para el futuro del partido.

Aguirre sigue manteniendo el control sobre el PP de Madrid, pero a nadie se le escapa que ahora es Cifuentes, como futura presidenta de la Comunidad, quien puede reclamar el poder del partido, sobre todo después de la pugna que ambas protagonizaron para cerrar la lista a la Asamblea, en la que, según los de Cifuentes, Aguirre le colocó el 80 por ciento de los nombres. Aunque hasta ahora Cifuentes no ha querido desvelar si luchará en el próximo congreso del PP por la presidencia del partido, en las filas regionales lo consideran «lógico», ya que, además, la tradición en el partido es que los presidentes de los grupos parlamentarios autonómicos lo sean además de sus partidos.

En marzo, cuando en la primera planta de Génova se insistía en que «no tocaba» hablar aún de un posible relevo del Esperanza Aguirre en el PP –sobre todo porque todo había quedado a expensas del resultado que obtuvieran ambas– Rajoy abrió la posibilidad de apoyar a una tercera persona sin cargo institucional para liderar al partido, como en tiempos en los que Pío García-Escudero dirigía el aparato regional y Ruiz -Gallardón y Álvarez del Manzano hacían lo propio en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, respectivamente.

La «ganadora»

Sin embargo, el resultado de ayer lo cambia todo. No sólo porque todo apunta a que Cifuentes mantendrá al PP al frente de la Comunidad y Aguirre no podrá hacerlo. Sino también porque ayer también se rompió con la tendencia de que el candidato autonómico consigue más votos que el municipal, quebrando así la corriente de los que votan al partido y no a la persona. En concreto, Cifuentes consiguió 5.211 votos más que Aguirre en la capital. Si se atiende al porcentaje de votos, sin embargo, la candidata autonómica obtuvo el respaldo del 33,10% del total y Aguirre la superó al hacerse con el apoyo del 34,55% de los votantes. A las expectativas sobre Aguirre se refirió ayer la propia Cifuentes en declaraciones a Onda Cero, en las que subrayó que «ha sido una pena que Esperanza Aguirre no pudiera sacar un poco más, para poder conformar una mayoría». «Yo esperaba que Esperanza Aguirre hubiera sacado un mejor resultado», reconoció. En cuanto a los tiempos del posible relevo de Aguirre en la presidencia del PP, ella defendió en marzo que seguiría liderando el partido regional hasta el próximo congreso de la formación, al que no iba a concurrir si era alcaldesa. Lo que no dejó claro es qué pasaría si no lo lograba, pero en el PP regional nadie descarta que designe a «su» sucesor para pelear con el de Génova.

Los estatutos del partido fijan cada tres años los congresos regionales. El último se celebró en abril de 2012, con lo que el próximo tocaría en septiembre de este año. Sin embargo en los años electorales los congresos se retrasan hasta pasadas las citas con las urnas, por lo que si se sigue el calendario ordinario, el próximo congreso regional del PP de Madrid no se celebraría hasta después del nacional, que, debido a las elecciones nacionales de noviembre, se retrasarían todos los congresos hasta los primeros meses de 2016. Sólo de forma extraordinaria el partido podría autorizar un congreso regional antes de esta fecha.