Madrid

Ensanche de Vallecas: el nido de la mafia okupa

Dan una patada en la puerta y realquilan con impunidad los pisos del IVIMA. Los vecinos «legales» ya están hartos: denuncian ruidos, suciedad y una convivencia «infernal»

Pintadas, basuras y desperfectos son la imagen habitual de los portales okupados del Ensanche de Vallecas
Pintadas, basuras y desperfectos son la imagen habitual de los portales okupados del Ensanche de Vallecaslarazon

Dan una patada en la puerta y realquilan con impunidad los pisos del IVIMA. Los vecinos «legales» ya están hartos: denuncian ruidos, suciedad y una convivencia «infernal»

El Ensanche de Vallecas es una de las zonas más grandes de Madrid en cuanto a número de población. Es un barrio joven, con una de las tasas de natalidad más altas de la ciudad. Se construyó como una zona de nueva residencia, con muchas zonas verdes, un proyecto de futuro familiar. Un ambiente ideal que se vio interrumpido de un día para otro por la okupación ilegal. Las calles Antonio Gades, Eduardo Chillida y Embalse de Vellón, forman un triángulo en el que campan a sus anchas mafias que dan una patada a las puertas y se hacen con las viviendas vacías para realquilarlas. «Cuando comenzaron las okupaciones muchos vecinos decidieron irse. Cuando esta gente se enteraba de que alguna familia planeaba abandonar el barrio incluso llegaban y les pedían las llaves de los pisos. Si el vecino no se las daba porque no quería líos le decían igualmente que iban a pegar el patadón en la puerta y entrar», relata Juan Manuel, vecino de la zona. Este afectado comenta, además, que en el Iris (Instituto de Realojamiento e Integración Social) le explicaron que el problema es que mucha gente abandona las viviendas y no dan constancia al IVIMA del hecho, por tanto, de forma oficial, el Iris no tiene registros de este tipo de situaciones. Un problema burocrático, unido al del efecto llamada, que atrajeron a multitud de familias que han comenzado a residir ilegalmente en los bloques de estas calles.

Ante esta grave situación que se estaba viviendo y, constatando que las administraciones no ofrecían solución alguna, además de que la asociación de vecinos de la zona tampoco tomaba cartas en el asunto y no les «escuchaban», según denuncian, los vecinos de estos bloques crearon la Asociación Ensanche de Vallecas Este (Aeve). Una entidad que financian con el dinero de sus propios bolsillos. Se definen como una asociación de liberales profesionales entre los que hay informáticos, psicólogos o amas de casa; gente anónima que está harta de la extrema situación a la que han llegado en su barrio. El problema con los inquilinos ilegales supone a los vecinos legales problemas de «ruidos hasta altas horas de la madrugada, y suciedad, ya que dejan los cubos de basura en la calle todo el año y no reciben multas ni nadie les dice nada, ni pasan por aquí», comenta Isabel, presidenta de la asociación. Por la zona se ve tránsito de toxicómanos: «se bajan en Valdecarros por la zona de las cocheras y van y vienen de la Cañada, pueden ir andando hasta allí. Miedo me da que pueden conectar la Cañada con Vallecas y con Vicálvaro como he leído», apuntaba Juan Manuel.

Nuevos focos

Los bloques de la calle Antonio Gades han sido completamente desocupados. Los de Eduardo Chillida, que cuenta con 400 pisos, están en proceso pero con muchos problemas. «En los desalojos de Eduardo Chillida vienen las unidades de intervención policial (UIP). Hasta dos veces por día hay intervención policial. Quemaron la caseta del conserje porque como les están echando se van destrozando lo que pueden a su paso por rabieta», explica Isabel, dejando los pisos a su paso inhabitables. El problema de Embalse del Vellón persiste, y los desahucios de los otros bloques se trasladan a calles cercanas como María Teresa León, Adolfo Marsillach y el Bulevar de la Naturaleza. «No quieren pagar, no quieren una casa para vivir, quieren una casa y que se la paguen, por lo menos los que hemos tenido aquí. Aunque sea pagando lo que se pueda pagar. La gente que venía a cortar la luz cuando la pinchaban venía escoltada por la policía o no entraban», apuntan los vecinos. Con el nuevo gobierno municipal la cosa no ha mejorado. «Los tiempos de la justicia son curiosos. Desalojaron un edificio de extrema derecha y el juicio salió en dos meses. Es curioso que los tiempos de la justicia para nosotros sean tan lenta, da mucho que pensar. Hay okupaciones y okupaciones», se lamenta Juan Manuel.

Los problemas de Embalse de Vellón son más graves y desde la asociación no ven cercana la solución. «En Vellón hay bandas, guetos, la mayoría son mafias de personas de etnia gitana y musulmanes que realquilan los pisos. Han venido agentes sociales, asistentes sociales y mediadores. Estaban muy preparados pensando que eran muy pobrecitos, veían a los niños cogidos por sus madres y les decíamos miren el garaje los coches que tienen, mejores coches que tú, mejores móviles que tú...», relata Isabel.

El pasado 18 de mayo los representantes de Aeve se reunieron con el personal de la Agencia Social de la Vivienda: «las administraciones están concienciadas pero ayudan hasta donde pueden. Marcaron las pautas que tenían que hacer y ya tenían las valoraciones hechas y todo. Nos dijeron que tenían claro lo que demandábamos. En Teresa León el 73% de los okupas, según servicios sociales, son recuperables. En Vellón, el 93% no son recuperables. No podían hacer más de lo que estaban haciendo», añade una de las vecinas que asistió a la reunión.

Las vacaciones se han acabado y prácticamente todos los vecinos, también los okupas, han vuelto a sus viviendas. «También se van de vacaciones y por agencia», comentó con cierta sorna uno de los vecinos más indignados. Lo que prometía ser un gran barrio en Vallecas, ha sufrido la dejadez de las instituciones. Además de una solución para sus problemas de convivencia, los residentes también reclaman servicios necesarios como colegios, guarderías o un ambulatorio, ya que el más cercano se halla a casi cuatro kilómetros.

Decenas de vecinos «atrapados»

Compraron sus pisos por una media de 400.000 euros y, con el paso de no muchos años, sus viviendas se han devaluado. Los vecinos del Ensanche de Vallecas ven como ahora salir del barrio se ha convertido en una misión prácticamente imposible para muchos de ellos en términos económicos. «Claro que me iría, sin dudarlo, pero las hipotecas nos tienen atrapados con los okupas», se lamentan algunos.