Elecciones municipales

Espadas en alto por el codiciado Palacio de Cibeles

Botella no tiene rivales oficiales pero no faltan aspirantes a disputarle el sillón. Lissavetzky y Carmona pelearán en las primarias del PSOE

Espadas en alto por el codiciado Palacio de Cibeles
Espadas en alto por el codiciado Palacio de Cibeleslarazon

Hoy comienza el último curso de la legislatura en el Ayuntamiento de Madrid que será, sin duda, uno de los más tensos de las últimas décadas. Un otoño caliente, seguido de un invierno de incertidumbre y con las elecciones a la vuelta de la primavera. Porque a estas alturas del calendario político ningún partido tiene un candidato firme para encabezar las listas electorales y será ahora cuando se destape la caja de los truenos de los distintos partidos presentes en el consistorio cuyas respectivas guerras internas empañarán la actualidad madrileña hasta que se despejen los nombres de los elegidos.

Después de los duros años de crisis económica y una vez equilibradas las cuentas, Cibeles vuelve a parecer una plaza más que atractivas y son muchos los que quieren a la diosa como novia. No en vano, el río revuelto de las elecciones europeas, con la irrupción de Podemos y la losa de los recortes podrían propiciar un cambio de signo político en el consistorio madrileño después de casi tres décadas de hegemonía popular. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y desde el PP recuerdan que lograron la mayoría de los votos, aunque no fuesen suficientes para la absoluta y que la alternativa es «la suma de tropecientos, mal avenidos».

En todos los partidos cuecen habas y durante las próximas semanas y meses cada uno de ellos lo solventará a su manera. Lo que está claro es que las pequeñas pullas que hasta ahora se han lanzado los candidatables contra los rivales, incluso de sus mismos colores, ahora se convertirán en batallas en la guerra por conquistar las listas municipales.

De puertas adentro

Para Ana Botella, que sustituyó a Alberto Ruiz-Gallardón como alcaldesa, «la presión ha sido una constante desde el minuto 1 de su mandato», aseguran sus colaboradores y es por ello que dan por hecho un incremento de las críticas de aquí a las elecciones. Sin embargo, fuentes cercanas a ella afirman que «va a ser alcaldesa hasta el último día, tanto si es en 2015 como en 2019» pero, aunque en la frase queda implícito que quiere ser candidata, aseguran que no protagonizará peleas públicas por encabezar la lista. En parte, porque no es el estilo del PP tirarse los trastos a la cabeza de puertas afuera, aunque en su momento la pugna Aguirre-Gallardón trascendió de los despachos de Génova, y en parte porque la decisión final está en manos de Mariano Rajoy y las pasadas elecciones europeas en las que Miguel Arias Cañete no fue confirmado hasta apenas dos meses antes, prueban que no es un hombre de prisas. Con todo, las quinielas tienen nombre femenino: Soraya Sáenz de Santamaría, Cristina Cifuentes, Ana Botella y la sempiterna Esperanza Aguirre.

Guerra mediática

Mientras tanto, en el gallinero enloquecido que es el PSOE y en el que Pedro Sánchez, –a la sazón ex concejal del Ayuntamiento de Madrid– trata de poner orden desde el pasado julio, la pelea entre los candidatables ya ha saltado a los titulares. Frente a un Jaime Lissavetzky, que ha proclamado que quiere repetir en Cibeles pese a que ha perdido a su gran valedor en el partido, Alfredo Rubalcaba, se ha posicionado el mediático Antonio Miguel Carmona, que este verano ha abandonado sus labores de guardia en la Asamblea de Madrid, donde es diputado, para seguir una agenda propia con actos diarios sobre política municipal madrileña aunque, oficialmente, no ha dicho que irá a las primarias. Unas elecciones internas que, además, parecen inevitables ya que hay un militante, el sociólogo Enrique del Olmo, que las reclama puesto que es el tercero en discordia en la batalla entre Lissavetzky y Carmona.

Entregados a Podemos

Si el PSOE tiene frente a sí remontar los peores resultados de su historia, Izquierda Unida se enfrenta a la desaparición de sus concejales municipales con la entrada de Podemos. Los de Pablo Iglesias han pescado en la izquierda más desencantada y guerrillera que era la que engrosaba las listas de IU cuando los socialistas pierden las formas y el dinero en el Gobierno. De hecho, el portavoz municipal, Ángel Pérez ya ha dicho que «pasa» de repetir. Sin embargo, los de Eddy Sánchez parecen más preocupados en pactar con Podemos que en buscar sustituto a Pérez que, con todo, podría estar dispuesto a volver –u obligado porque nadie tiene más tirón que él–, «si se lo piden por favor».

En clave nacional

Las últimas semanas lo que pasaban por ser unas primarias convencionales, con David Ortega disputándose el sillón con otros militantes, se han convertido en una incógnita ante el congreso urgente de UPyD en el que se discutirá el posible pacto con Ciudadanos. De lo que surja de ese congreso se podrá elucubrar la actuación de UPyD de cara a las elecciones, no tanto en cuando al candidato, sino a su postura si los resultados electorales les convierten en llave del Gobierno municipal. La duda es si formaran coalición con el partido mayoritario o serán sólo apoyos puntuales para la investidura o los presupuestos.

El as en la manga de Botella

Despues de apretar el cinturón a las arcas municipales, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha encontrado con un puñado de millones que le van a llevar de inauguración en inauguración hasta los próximos meses. Gracias al remanente de Tesorería el consistorio madrileño está ejecutando decenas de pequeñas obras que lavarán la cara a la ciudad y harán brillar la gestión de la regidora. De hecho, pese a que siempre enarbola la bandera de la prudencia cuando se le pregunta por las elecciones, Botella no pierde ocasión en recordar los éxitos de su Gobierno al sanear las cuentas, recuperar la inversión y renovar la contratación municipal.