La cara y la cruz de la Semana Santa

La lluvia ya se ha manifestado en la Semana Santa madrileña. Las previsiones meteorológicas apuntaban a que podría suceder y ayer a unos les tocó la cara de la moneda, y a otros, la cruz. Los primeros en sufrir las inclemencias del tiempo fueron los cofrades de la Hermandad de Los Estudiantes, que por la tarde no pudieron procesionar sus imágenes por las calles de la capital. Sin embargo, una tregua climatológica permitió que las primeras celebraciones litúrgicas de la Semana Santa sí se llevaron a cabo por la mañana.

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Valera presidió la bendición de las palmas y los ramos en el Real Monasterio de la Encarnación, para partir después en procesión junto a los obispos y numerosos fieles hacia la catedral de la Almudena, que acogerá las principales celebraciones de la Semana Santa. La primera tuvo lugar ayer a las 12:00 horas, con una misa solemne para festejar la Eucaristía.

En Móstoles también se celebró la tradicional procesión del Domingo de Ramos, que inaugura cada año el programa religioso de la localidad. A la cita acudió el alcalde, Daniel Ortiz, acompañado de algunos concejales, que fueron testigos de la Bendición de Ramos junto a la Ermita de Nuestra Señora de los Santos. Junto a ellos estuvo también el hermano mayor de la cofradía Jesús Nazareno y Cristo Resucitado, Fernando Múgica, y algunos miembros de la hermandad organizadora de esta procesión. Se trata de una de las celebraciones litúrgicas que se viven con más fervor en el municipio, y ayer congregó a más de 1.500 mostoleños.

Por la tarde cambió el tiempo y, con él, las ilusiones de los cofrades de la Hermandad de Los Estudiantes. El asistente eclesiástico de Hermandades y Cofradías de Madrid, Francisco Martínez, explicó que no pueden arriesgarse a que las tallas sufran desperfectos. Así, las imágenes del Cristo de la Fe y el Perdón y de la Virgen de la Inmaculada sólo pudieron salir a la puerta de la basílica de San Miguel. No desfilaron por culpa de la lluvia. Tendrán que esperar al año que viene.