La Paz
«La cicatriz de la traqueotomía me recuerda que estoy viva»
Se cumple un año desde que la delegada del Gobierno tuvo el accidente que casi le cuesta la vida
MADRID- A eso de las 18:30 horas de esta tarde se puede decir que hace un año que la delegada del Gobierno en Madrid volvió a nacer. Fue en la confluencia del Paseo de la Castellana con calle Profesor Waksman cuando Cristina Cifuentes fue arrollada por un vehículo mientras ella iba conduciendo su moto tipo scooter por el carril bus. Se encontraba consciente cuando los sanitarios del Samur llegaron al lugar del suceso: apenas fueron unos minutos después del grave accidente y hasta la propia víctima recuerda que llegaron «enseguida». Ella misma les dijo que le sufría mucho dolor. Los médicos decidieron intubarla de camino al hospital la Paz. por el camino casi pierde la vida y Cifuentes siempre ha agradecido el trato recibido no sólo por parte del equipo médico que la antendió durante su mes de ingreso en el hospital, sino también a los sanitarios del Samur, que fueron los que la atendieron en esos primeros instantes críticos y gracias a quienes hoy puede contarlo.
Y es que la caída fue tremenda. El resultado: siete costillas rotas (de la 3 a la 10), traumatismo torácico grave y hemoneumotórax (acumulación de aire y sangre en los pulmones). Las primeras horas fueron críticas y ya en la UCI fue inducida al coma. Sus familiares, su equipo más cercano y políticos de todos los signos acudieron enseguida al centro hospitalario para mostrar su apoyo a la delegada. En un primer momento las palabras de los médicos no eran nada esperanzadoras y la preocupación fue máxima. «Pero ella es muy fuerte. Saldrá adelante», decía en aquellas primeras horas una persona de su entorno más cercano.
Al día siguiente fue sometida a una complicada operación por parte del Servicio de Radiología Vascular Intervecionista para sellar una arteria que le provocaba hemorragia de la que salió airosa, como finalmente de toda su amarga estancia en La Paz. Fue dura y la recuperación no terminó, ni mucho menos, cuando le dieron el alta médica. Ocurrió en tiempo récord y hasta los propios médicos se sorprendieron de su capacidad de mejoría. Apenas un mes después del accidente, el 23 de septiembre, Cristina Cifuentes se fue para casa. Comenzó entonces un largo calvario de rehabilitaciones, cuidados y tremendos dolores, paliados con parches de morfina que ha tenido que seguir utilizando hasta hace no mucho. Ahora, casi recuperada del todo, la delegada del Gobierno en Madrid asegura haber sacado sólo enseñanzas de aquella experiencia. No volverá a montar en moto porque así se lo prometió a su hijos ni tampoco se operará para disimular la cicatriz de la traqueotomía. «Me recuerda que estoy viva», asegura. Pero, sobre todo, ha aprendido a relativizar muchísimo todo y a preocuparse sólo por las cosas importantes en la vida, «que realmente son poquísimas».
✕
Accede a tu cuenta para comentar