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La ciudad de Madrid y la memoria histórica
El Ayuntamiento de Madrid ha comenzado la aplicación de la Ley de Memoria Histórica poniendo en marcha el cambio de nombre de treinta calles de la capital, así como la eliminación de varios «vestigios del franquismo». Dado que la ley de Memoria Histórica de 26 de diciembre de 2007 fue una Ley aprobada por las Cortes, y no por el Ayuntamiento, no tendría sentido extendernos ahora en lo absurdo de una medida legal dedicada a reescribir la historia de España desde una visión maniquea y notoriamente interesada, pues no hay que olvidar que el partido que promulgó esta ley fue uno de los protagonistas de la contienda.
Que Ahora Madrid y el PSOE hayan apoyado la propuesta nada tiene de extraño, pero llama la atención que haya sido secundada por Ciudadanos, partido al que nada costaba abstenerse, saliendo así de una dinámica guerracivilista carente de sentido. Pero lo que más asombra es que el PP se haya opuesto.
El Ayuntamiento de Madrid no ha propuesto cambiar el nombre de las calles porque lo haya considerado oportuno, sino en cumplimiento de la ya citada Ley de Memoria Histórica, ley que el Partido Popular hubiera podido derogar durante los cuatro años que ha permanecido en el poder con mayoría absoluta. Que no lo haya hecho, cuando se opuso en su día a que se aprobara, tiene sin duda que ver con su absoluto desprecio por la cultura y por su enorme complejo con respecto a un pasado con el que, a diferencia del PSOE, nada tiene que ver.
El sectarismo y el desconocimiento de quien ha elaborado la «Breve referencia histórica de las calles seleccionadas» es tema que merecería más espacio del disponible. ¿General José Emilio (sic) Varela? ¿Muñoz Grandes se distinguió por conducir la represión de Asturias? ¿García de la Herrán, muerto en el fracasado alzamiento de Madrid, «tuvo distintos cargos de importancia dentro del ejército franquista»?
Lo que parece de especial mal gusto es quitar los restos del ya parcialmente desmantelado monumento a los mártires del cementerio de San Isidro, pues se trata de los asesinados en sus cercanías por militantes del PSOE, del PCE y de otras organizaciones frentepopulistas, lo que suena a tratar de borrar las huellas de los crímenes cometidos por los supuestos demócratas de la época.
*Director del Instituto CEU de Estudios Históricos.
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