Salud
La máquina de la vida
ECMO ha rescatado 32 donantes y recuperado 160 órganos en año y medio
ECMO ha rescatado 32 donantes y recuperado 160 órganos en año y medio.
No es muy grande. Una pequeña torre con ruedas y dos grandes tubos por los que entra y sale la sangre. Se llama ECMO (Extracorporeal Membrane Oxygention) y permite que el cuerpo humano siga funcionando, ya que es la responsable de oxigenar la sangre que entra y sale de su aparato, de que los órganos sigan cumpliendo sus funciones. En definitiva, es la responsable de que siga existiendo vida a pesar de que el corazón haya dejado de latir. Gracias al programa que funciona en la Comunidad desde abril de 2017, y que utiliza esta máquina portátil, se han rescatado 32 donantes, o lo que es lo mismo, se han podido realizar 64 trasplantes de riñón, 32 de páncreas, 32 de hígado y 32 de pulmón, sin contar con los tejidos que también hayan podido utilizarse. Así, más de 160 personas en lista de espera de toda España se han podido beneficiar en un año y medio. «Somos la primera comunidad en iniciar este programa, nos ha seguido Andalucía y Cataluña se está iniciando», explica Francisco del Río, coordinador de trasplantes el Hospital Clínico San Carlos y el principal responsable de la implantación de este programa.
Esta máquina de circulación extracorpórea se utiliza desde los años 90 en los quirófanos para abordar las cirugías cardiacas. «Se usaba cuando se producían infartos masivos o los pulmones del paciente estaban demasiado enfermos», describe Del Río. Con los años, los especialistas se han ido dando cuenta de que su uso en trasplantes puede ser una de las claves para mejorar las tasas de donación. Desde hace varios años, gracias a los programas de seguridad vial y al carné por puntos, el porcentaje de donantes que proviene de accidentes de tráfico se ha reducido drásticamente, por lo que desde la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) no dejan de buscar «fórmulas» para seguir reduciendo las listas de espera. Así, una de las opciones que más éxito está teniendo es la donación en asistolia (a corazón parado). Para ello es imprescindible mantener los órganos en perfecto estado, oxigenados, y es en este proceso en el que juega un papel clave ECMO. «La portátil que tenemos y que vamos trasladando por los 28 hospitales de la Comunidad donde se nos reclama, es capaz de mantener los órganos en perfecto estado cuatro horas. Es el sustituto perfecto del corazón», explica el experto.
Es cierto que este aparato –de proporciones mucho mayores– es habitual encontrarlo en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales. Lo que no se había barajado hasta que el equipo de Del Río planteó la idea en 2015 es conseguir una máquina portátil capaz de trasladarse donde hubiera un donante en asistolia. Para ello han tenido que formar a dos equipos con experiencia en el uso de ECMO y que pudiesen desplazarse de forma rápida, «siempre con la ayuda del Summa», recalca el responsable. Cada grupo lo conforma un coordinador –que suele ser médico intensivista–, un cirujano y una enfermera perfusionista, «que se ocupa del funcionamiento de la máquina». Eso sí, es importante destacar que este procedimiento sólo se puede realizar cuando la donación es controlada, «lo que permite mantener la vida biológica del donante». Es un enfermo que se encuentra en las unidades de cuidados intensivos y «por el que los médicos ya no pueden hacer nada. Por eso se opta por limitar el esfuerzo terapéutico», explica Del Río. Una acción que está regida por la Ley de derechos y garantías de las personas en el proceso de morir de 2017. «Es importante decir que no tiene nada que ver con la eutanasia, todo lo contrario. Lo que busca esta norma es no caer en el encarnecimiento terapéutico», insiste el coordinador. Es el responsable de la unidad de intensivos el que determina el momento de parar «y valora la donación. Si lo ve viable, habla con la familia o con el juez y consensúan la decisión», sostiene Del Río. Aunque pueda sorprender, «en el 50% de los casos, son los propios familiares los que nos plantean la opción de parar con los tratamientos». Con esta vía, lo que se consigue es una donación programada.
«Nos suelen avisar cuando hablan con la familia para que el equipo de guardia esté preparado, pero nos trasladamos como 24 horas después, cuando ya lo han asimilado y lo aceptan», subraya el médico. Cuando llegan allí, «canulan» al donante. Se crea un flujo con ECMO por el que sale sangre y entra oxigenada, así todos los órganos se conservan. Se recoge una muestra de sangre para «hacerle un tipaje» y determinar a qué paciente de la lista de espera puede ir cada órgano. De este modo, mientras los equipos van extrayéndolos, en los diferentes hospitales de España donde están los receptores se preparan para recibirlos. «Se hace muy rápido porque, aunque los riñones pueden aguantar en buenas condiciones casi un día, el resto de órganos no». Deben llegar al enfermo que lo recibe antes de cuatro horas.
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