Semana Santa

La procesión va por fuera

La Razón
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El Ayuntamiento de Madrid tiene compromisos históricos con las costumbres y las tradiciones, entre ellos, las procesiones de Semana Santa, en muchas de las cuales siempre ha habido representación municipal, no por obligación del protocolo, sino como un acto voluntario de querer seguir estando en las tradiciones populares. Bien los alcaldes, o los concejales en su representación, han venido participando en estos actos. El Ayuntamiento de Madrid estaba presente todos los años, en los festejos religiosos de la Virgen de la Paloma, en Málaga. La última vez con lo estuvo fue en 2014, cuando la concejala madrileña, Dolores Navarro, pronunció el pregón. Con Ahora Madrid, se acabó la historia. Pero el laicismo militante del Gobierno de Manuela Carmena ha huído de continuar con las tradiciones y ninguno de sus concejales de Gobierno participa oficialmente en las tradiciones de Semana Santa. Por lo visto, ya en las que han salido este año la participación y representación ha quedado limitada a ediles del PP. Hay que recordar que durante el mandato en la Alcadía de Ruíz Gallardón, éste dejó sentado que los concejales no participarían en los actos religiosos como representantes institucionales, sino a título personal, aunque siempre las cofradías han tenido en cuenta la condición de concejales, y como tales, les han dado sitio preferencial en el cortejo procesional.

Tambén en actos públicos de carácter religioso. Sus gobernantes huyen de que se les pueda apreciar siquiera una mueca de participación en este tipo de actos, cosa que no ocurre en otros pueblos de la Comunidad, donde el respeto a las tradiciones y la participación en los actos religiosos populares está por encima de las siglas políticas que cada uno represente.

Para los creyentes, la Semana Santa invita a una reflexión profunda de nuestras conciencias. Para los que no lo son, igualmente participan de esa especie de procesión diaria por el vía crucis del tráfico diario, especialmente todos los viernes, que son de dolores; ciudadanos, que viven su cruxifisión como contribuyentes, en el monte de Ahora Madrid; pasión por una ciudad que sufre el calvario del desgobierno. Los no creyentes que habitan en la casa común de la radicalidad, también tienen sus judas, sus poncios pilatos, que se lavan las manos ante la responsabilidad que debieran asumir, y sus penitentes, que desfilan en la cofradía de la santa imposición.

Semana Santa madrileña; para unos va por dentro; para otros va por fuera, y no quieren que se les vea.