Trabajo

La «Revolución de los Claveles» de Tirso

Vecinos y clientes piden al Ayuntamiento que impida el desahucio de los floristas para que no regresen la suciedad y los «yonkis».

Los floristas de Tirso de Molina están dispuestos a abonar el alquiler directamente al consistorio para poder seguir en la plaza
Los floristas de Tirso de Molina están dispuestos a abonar el alquiler directamente al consistorio para poder seguir en la plazalarazon

Vecinos y clientes piden al Ayuntamiento que impida el desahucio de los floristas para que no regresen la suciedad y los «yonkis».

En la plaza de Tirso de Molina hay un clamor para que el perfume, el color y la alegría de los puestos de flores no desaparezcan por el incumplimiento del contrato de Flor de Tirso con Mercamadrid. Es por ello que los vecinos y clientes están respondiendo de forma masiva a la recogida de firmas para pedir ayuda al Ayuntamiento de Madrid y que los arrendatarios de los puestos que de lunes a domingo llenan la plaza de flores y plantas puedan permanecer allí. No en vano «hemos pagado todos y cada uno de los recibos de alquiler», explica Freddy, encargado de uno de los puestos.

«Nos parece muy mal que los echen cuando han pagado siempre. Es una injusticia y la labor que hacen aquí es impagable, comparado con la basura que había antes», reclaman Ana y Hermenegildo. «Antes era horrible la plaza por los olores de suciedad y orín y por la delincuencia. Las flores son lo que le han dado vida. Ahora se puede tomar tranquilamente una cerveza en la terraza», aseguran Estrella, Patricia y Anaeli, tres vecinas del barrio que apuntan a que Tirso era antes «un baño público».

Los floristas sí pagan

Hace unas semanas, los floristas se enteraron de la peor manera posible que su estancia de una década en la plaza llegaba a su fin el próximo 21 de noviembre. Un procurador del juzgado les entregó una orden de desahucio producto del procedimiento judicial contra su arrendatario, la empresa Flor de Tirso S. L., que llevaba desde 2009 sin abonar el alquiler correspondiente a Mercamadrid, concesionaria de los puestos. «Pagamos 550 euros de renta cada puesto, además del pago de los servicios de agua y luz, cuando el tiene que pagar una cuarta parte al Ayuntamiento de Madrid», denuncian Nancy y Jorge, marido y mujer que regentan dos de los puestos de flores.

Desesperados, pidieron una reunión urgente con el concejal de Centro, Jorge García Castaño, que se comprometió a estudiar su situación. Ante la falta de respuesta, los floristas, con la colaboración de los vecinos del barrio, iniciaron una campaña de recogida de firmas que ha tenido una gran respuesta de todos aquellos que recuerdan cómo por la plaza de Tirso de Molina antes no se podía pasar porque «te quitaban hasta el apellido», denuncia Mercedes. «Nos piden que pongamos carteles y que si hay que manifestarse se apuntan», asegura Lina, otra de las encargadas de los puestos de flores.

Finalmente, la concejala de Equidad, Empleo y Asuntos Sociales, Marta Higueras, tomó cartas en el asunto y aseguró que «no se van a ejecutar los desahucios». Así, ayer mismo, Mercamadrid envió una carga al juzgado pidiendo la paralización del alzamiento y ya se ha programado una reunión para el próximo día 7 entre Higueras, el concejal de Centro y los arrendatarios de los puestos para tratar de encontrar una solución a su continuidad en la plaza. «Existe un procedimiento judicial por incumplimiento contractual pero estas familias, que han cumplido con el pago de sus alquileres, no pueden ser los que paguen por ello», explicó Higueras, que insistió en que lo fundamental ahora es encontrar una fórmula mediante la cual puedan seguir vendiendo flores en la plaza. «Después Mercamadrid estudiará por qué se continuó renovando el contrato a una empresa que no cumplía con el pago», añadió la edil.

«Nosotros entendemos la reclamación del Ayuntamiento si la empresa no les pagaba, sólo pedimos que nos busquen una solución para poder seguir», explica Mukhtiarsingh, otro de los encargados de los puestos de flores, que critica que pidieron a Flor de Tirso que les rebajase el alquiler en los peores momentos de la crisis y nunca accedieron. «Además, hemos pagado una fianza de dos meses de alquiler», apunta. Igualmente, Freddy insiste en que de haber sabido antes que la empresa no estaba cumpliendo con Mercamadrid, «nos habríamos ofrecido a pagar directamente al Ayuntamiento, para que no tuviesen prejuicio económico».

Vecinos y clientes no son los únicos que reclaman su permanencia en la plaza, también los negocios de la zona se benefician de la labor de los puestos de flores y los floristas. «Son lo único lindo de la plaza, no queremos que se cierren porque sin las flores los clientes sólo tendrían como paisaje a los toxicómanos y la suciedad», señala Joana, de la taberna de Tirso de Molina, donde todos han firmado la petición de los floristas. «Antes la plaza estaba siempre vacía y ahora entre las terrazas y las flores siempre está llena de gente», reclaman un grupo de jubilados en una cafetería cercana.