Marruecos
Ladrones y «gorrillas», compinches en la Casa de Campo
Suben las denuncias por robos en los aparcamientos. La Policía sospecha de la colaboración entre «aparcacoches» y bandas del este a las que indican qué vehículos tienen objetos de valor
La seguridad en los exteriores del Parque de Atracciones siempre se ha puesto en entredicho, pero a lo largo de los últimos meses con mayor intensidad. No sólo por el peligro para las personas que frecuenten la Casa de Campo madrileña, sino por la cantidad de robos en el interior de vehículos que se registran a la semana en la zona. Las zonas más castigadas son, lógicamente, donde hay mayor aglomeración de vehículos aparcados: en las zonas habilitadas para ello en las inmediaciones del parque de Atracciones y del Zoo Aquiarium de Madrid, que suman cerca de 5.000 plazas de aparcamientos. El delito más frecuente en esta zona es el robo con fuerza en interior de vehículo. De hecho, desde el pasado mes de abril, la Policía Nacional ha registrado un aumento de robos de partes del motor de varios coches estacionados en esta zona. Sustracciones que se producen durante el horario de apertura de los parques de ocio.
Los cacos aprovechan que los propietarios de los vehículos van a estar muchas horas en el interior de estas zonas y, por tanto, van a dejar el coche sin vigilancia durante mucho tiempo. Se pasean con un coche mirando posibles objetivos. Así, escogen aquellos coches que, o bien se han dejado pertenencias de valor a la vista o son vehículos de alta gama o de una marca determinada demandada por los delincuentes. Fracturan las lunas y se llevan lo que consideren que pueda tener salida en el mercado negro.
Fuentes policiales aseguran que se trata de bandas del este a las que se han unido otras que trabajan para organizaciones criminales. Además de los robos en los coches también se han llevado vehículos, sobre todo los de alta gama. Los colocan en países del este o los llevan a desguazar a la Cañada Real para venderlos después por piezas, bien en Madrid o sólo los motores en el norte de Marruecos.
Pero estos delincuentes, al parecer, no actúan solos. Si por algo son famosos, además de por los robos, los aparcamientos de la Casa de Campo es por los «gorrillas» que, con la excusa de buscar e indicar dónde aparcar el vehículo, «exigen» una propina. La Policía sospecha que estos individuos están compinchados con las bandas dedicadas el robo en los vehículos y les darían el «chivatazo» de aquellos que no han pagado esta especie de «impuesto revolucionario» y tuviesen la sospecha o la certeza de que guardan algo de valor en el coche, como GPS u otros dispositivos electrónicos. Algún componente de la banda haría el trabajo y pagaría un pequeño porcentaje al «gorrilla». La delincuencia que existe en esta zona de la capital contrasta con el dispositivo policial que habitualmente se mueve por la zona. No sólo patrullas de Policía Municipal y de la Unidad Ecológica, sino también Policía Nacional de paisano y las patrullas de Seguridad Ciudadana conocidas como «zetas».
Pese a este dispositivo casi sin igual en toda la ciudad, la Casa de Campo sigue siendo escenario de robos continuos. Uno de los más espectaculares tuvo lugar a finales de verano en la puerta del Parque de Atracciones. La afluencia de público al Parque de Atracciones ha sido durante el mes de agosto bastante aceptable, mayor que años anteriores y creían que habría buena recaudación. Con lo que no contaban es que desde hace ya unos años, y cada vez más, los asistentes no pagan la entrada en efectivo en la taquilla. Tarjetas de crédito y compra de entradas por internet acaparan la mayor parte de las ventas del clásico parque de ocio, aunque sigue quedando gente que paga en efectivo.
Así, con la idea de llevarse a casa un buen botín, dos hermanos españoles, de origen dominicano, de 20 años y 24 años, con varios antecedentes por robo con violencia, escogieron la caja del parque para hacer su «agosto». Tras merodear por el aparcamiento y esperar al momento en que se recogía la recaudación de la jornada y a que los vigilantes de seguridad salieran, decidieron atacar. Tras una persecución de los presuntos autores sobre los vigilantes que cargaban en sacos la recaudación, les alcanzaron y les exigieron que les dieran todo. No sólo de palabra, sino que les intimidaron con un arma de fuego (posiblemente de fogueo) y con una pistola que efectúa descargas eléctricas tipo Taser. El vigilante que llevaba las entradas fue alcanzado por uno de los hermanos delincuentes y le fue arrebatada la bolsa. El segundo vigilante, sin embargo, que llevaba la recaudación del día, consiguió zafarse del otro hermano y pudo poner a buen recaudo el dinero.
No imaginarían entonces los ladrones que el saco que se habían llevado sólo contenía entradas y no dinero. Aun así, antes probablemente de percatarse de la situación, salieron a toda velocidad del lugar a bordo de un vehículo todo terreno de color marrón, según explicaron los testigos posteriormente a los agentes policiales.
Tras tener conocimiento de los hechos los agentes de la comisaría del distrito (Moncloa-Aravaca), el Grupo de Policía Judicial de la misma se puso a investigar el caso. Sometieron a los vigilantes de seguridad increpados por los cacos a un reconocimiento fotográfico de posibles autores en sede policial. Y es que los agentes ya tenían una serie de delincuentes reincidentes fichados que suelen estar detrás de muchos de los robos a mano armada denunciados en su comisaría. Y en esta ocasión también dio resultado positivo. Los vigilantes asaltados reconocieron de inmediato a los autores del atraco, que fueron detenidos a las pocas horas de su robo frustrado.
Robos por piezas
Pillados con 40 catalizadores en el Zoo
Llevaban encima 40 catalizadores de vehículos y se disponían a engordar su botín con una pieza más de motor cuando fueron sorprendidos por agentes de la Policía Nacional en el aparcamiento del Zoo-Aquarium de Madrid. Eran dos varones de 21 y 26 años que planificaban meticulosamente las sustracciones en vehículos de la misma marca y modelo, actuando en zonas alejadas de los accesos principales. Según informó la Jefatura Superior de Policía este jueves, la investigación comenzó el pasado mes de abril como consecuencia del incremento del número de denuncias relacionadas con la sustracción del conversor catalítico de los vehículos estacionados en la zona de ocio de la Casa de Campo de Madrid. Se establecieron varios dispositivos de prevención en las zonas más afectadas por los robos. Los catalizadores se han convertido en una pieza codiciada por los delincuentes debido a que en su fabricación se emplea platino, paladio y rodio, todos ellos metales muy escasos y que pueden alcanzar un precio elevado en el mercado negro. La operación fue llevada a cabo por agentes del Grupo de Policía Judicial y Grupo Operativo de Respuesta de la Comisaría de distrito de Moncloa-Aravaca, perteneciente a la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
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