Crisis en IU
Los estatutos de Podemos recogen dos artículos para «integrar» a Tania Sánchez
Cuando aquel 27 de octubre, una semana después de celebrar el acto central de la Asamblea Ciudadana en Vistalegre, Podemos aprobaba con el 80,71% de los votos su modelo organizativo, muy pocos repararon en aquellos dos párrafos de unas perdidas páginas 13 y 14 del documento de «Principios políticos».
Cuando aquel 27 de octubre, una semana después de celebrar el acto central de la Asamblea Ciudadana en Vistalegre, Podemos aprobaba con el 80,71% de los votos su modelo organizativo, muy pocos repararon en aquellos dos párrafos de unas perdidas páginas 13 y 14 del documento de «Principios políticos». Pero hoy, después de que Tania Sánchez haya renunciado a su acta de diputada por Izquierda Unida (IU) en la Asamblea de Madrid con el aparente objetivo de converger con Podemos en las autonómicas, aquellas frases parecían hechas a medidas para confluir en candidaturas de unidad popular. «De acuerdo con las realidades particulares de cada autonomía, hay que habilitar mecanismos para que la decisión de concurrir a las elecciones con marca propia se adapte a las condiciones concretas», explica uno de los textos principales de los «estatutos» de la formación de Pablo Iglesias que prevé «en algunos casos y si se diesen condiciones específicas, ser partícipe de agrupaciones más amplias que en ningún caso sean sumas de partidos políticos, sino candidaturas ciudadanas y de unidad popular, con voluntad transversal y de mayorías».
En síntesis, la última tesis no es otra que la que ha llevado a la parlamentaria de IU a dejar su formación: su intención de confluir en candidaturas ciudadanas de unidad popular como Ganemos, y llegado el caso, con Podemos. Es algo que ha mantenido durante meses y que ayer volvió a repetir: «Quiero fomentar una candidatura de unidad popular». Eso sí, para formalizar esta opción sería necesario la petición de al menos el 10% de los inscritos de Podemos en la Comunidad de Madrid para que «se pueda decidir por voto abierto si se concurre con marca propia o enmarcados en agrupaciones diversas». Hasta ahora, las declaraciones de los principales líderes de Podemos iban en la línea de que la formación se presentara con marca propia en las autonómicas –no así en las municipales–. Lo hacía Luis Alegre, candidato a secretario general en Madrid por Podemos cuando aseguró que «electoralmente sería absurdo renunciar al tirón, en clave puramente electoral, de Podemos como marca» y lo ratificaba ayer Carolina Bescansa «a no ser que la gente por referéndum decida otra cosa, pero es improbable».
Pero fue hablar el «macho alfa» en un mitin de apoyo a Violeta Barba, candidata oficialista por Aragón –formalizando, por cierto, su enfrentamiento con el eurodiputado Pablo Echenique–, tendiendo su mano a Tania Sánchez y cambiar todos de idea. «Queremos que haya una papeleta de Podemos en las elecciones autonómicas, pero este partido cuenta con instrumentos participativos suficientes como para que nosotros podamos tender la mano a sectores que nos encantaría que estuvieran con nosotros», aseguró el secretario general. No nombró a Tania Sánchez. Ni falta que hacía. Porque no parecía casual que con la dimisión de la dirigente de IU aún en caliente repitiera en varias ocasiones su ofrecimiento, pese a reconocer que «esas cosas son difíciles, a veces se puede y a veces no se puede, pero mi mano está tendida para quienes entiendan que podemos ser un instrumento en el que cabe todo el mundo para construir ese cambio político que necesitamos».
«Buena gente»
En otras ocasiones, el líder de Podemos había optado por rehuir temas de otras formaciones políticas. Una regla no escrita que se saltó ayer para afirmar, sobre la renuncia de Tania Sánchez, que «somos enormemente respetuosos con las decisiones de la gente a la que admiramos y respetamos». Y para reiterar que «me encantaría que toda la buena gente asumiera que Podemos es su instrumento, pero les vamos a respetar si entienden que sus instrumentos son otros».
Un guiño parecido se recoge en el ideario de la formación morada que habla de «ser generosos con todas aquellas personas que hasta ahora no han compartido camino con nosotros pero que, sin renunciar a su identidad, quieran asumir que el nuestro es el mejor método para trabajar por el cambio». Argumento utilizado habitualmente por Íñigo Errejón para aproximarse a descontentos socialistas pero que también deja la puerta abierta «a todos aquellos que hayan demostrado su compromiso por el cambio y la ruptura democrática sin mirar qué carné tenían o llevan en la cartera».
La mano, la primera pista
Una mano abierta. Tan simple, y a la vez tan representativo. Es la simbología que ya une a Pablo Iglesias y Tania Sánchez. El primero lo utiliza desde que su formación naciera hace ahora un año. La segunda, que decidió hace semanas dejar dicho símbolo en exclusiva y eliminar por completo el nombre de Izquierda Unida en sus actos de partido. No pasó desapercibido para los que veían cada vez más cerca que el camino político entre ambos se acabaría juntando. Una posibilidad cada vez más cercana.
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