Algeciras
«No soy especialista en secuestros ni malos tratos»
Ángel Suárez, «Casper», negó los delitos de los que se le acusa, un total de 36
Ángel Suárez Flores, más conocido como «Casper», se sentó ayer en el banquillo de los acusados en la primera jornada del juicio, celebrado en la Audiencia Nacional, contra él y otros 25 acusados. Se les atribuye un total de 36 delitos, entre los que destacan el tráfico de drogas, detención ilegal, torturas, amenazas, integración en una organización criminal, tenencia ilícita de armas, blanqueo de capitales y falsificación de documentos. La Fiscalía pide 105 años y medio de cárcel para Suárez Flores, considerado el cabecilla de una banda que supuestamente atracaba a otros narcotraficantes simulando controles de la Guardia Civil y empleando torturas y actos de violencia extrema.
El acusado pidió unas gafas de sol, anotaciones y una botella de agua antes de comenzar a declarar. Según su versión, Suárez Flores se prometió tras la separación de su mujer, que no participaría en hechos delictivos «propiamente dichos», así que se dedicó a intervenir negocios sobre telefonía móvil, joyas, pieles, tasaciones inmobiliarias o componentes de la televisión digital terrestre (TDT) cuando se produjo el apagón analógico en el año 2010. Del mismo modo, desmintió conocer al resto de los acusados, allí presentes, así como que sus más allegados le conozcan con el seudónimo de «Casper».
En cambio sí reconoció que en ocasiones requirió deudas a morosos, pero mantenía sus citas en «lugares públicos y agradables», aunque en ningún caso usó la violencia. «Cometí delitos de cuello blanco pero no soy especialista en secuestros ni malos tratos», confesó el acusado.
En esos encuentros con morosos, confirmó llevar arma de fuego, pero aseguró llevarla en el coche, descargada y desmontada. «Nunca en mi vida he participado en un hecho violento», declaró, aunque una vez «me excedí verbalmente, que nunca personalmente». Este episodio del que habló se trata de otro deudor, con el que Suárez no dudó en utilizar «expresiones que no han sido afortunadas» en una conversación telefónica. En otra ocasión, reclamó el dinero delante del padre y de su mujer para que el moroso sintiera esa «presión». Entre las expresiones que utilizó para obligar a pagar al deudor aseguró que cobraría los 450.000 euros «por las buenas o por la malas» y amenazó con «meter una lata de gasolina en su casa» y con llevarse a su mujer y meterla en el maletero del coche. «Sí las utilicé, pero el único fin era tener contacto con una persona y cuando lo tuve, la situación era normal», expresó.
Por el contrario, en el juicio se presentó un testigo protegido, supuesta víctima de «Casper», aunque este último negó conocer al testigo. Según él, en diciembre del 2009 la organización de Suárez le trasladó a un polígono industrial para someterlo a un trato «degradante y humillante» durante más de diez horas, que incluyó la amputación de un dedo del pie para obtener el nombre del contenedor en el que se iba a transportar una entrega. En cambio, el acusado negó este hecho y el secuestro.
«No hemos hecho nada»
Por último, explicó que se llevaba una comisión por conseguir el dinero de los deudores y que además encargaba alquilar chalets o naves industriales para mantener las relaciones comerciales derivadas de sus negocios con el norte de África. «Pedí que me buscaran un chalet en Algeciras pero sin ninguna maldad ni motivo de esconder nada, lo hice abierta y legalmente», aseguró, antes de reconocer que no declaraba a Hacienda todo lo debido y añadir que «no hemos hecho nada que se salga de lo normal».
Al inicio de la vista, el tribunal excusó a otro de los acusados, Juan Carlos González, de comparecer en las sesiones del juicio dada la grave enfermedad coronaria que sufre y las dificultades para comunicarse por medio del habla teniendo que recurrir a gestos que pueden ser erróneamente interpretados, según explicó su abogado.
La defensa de otro de los acusados, Erik Ventura Pacheco, planteó retrasar un día el comienzo del juicio después de que su cliente no se presentase a la vista oral. Ante la ausencia de garantías de cuándo será localizado y el elevado número de procesados, algunos presos, el tribunal acordó continuar con el juicio y tomar después una decisión sobre su detención en función de si se reincorpora.
Otros abogados defensores se quejaron de que el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía no coincide con los delitos que se atribuían a sus representados en el auto de procesamiento, lo que, a su juicio, supone una «gravísima» merma a su derecho de defensa y tutela judicial. El tribunal resolverá sobre esta cuestión en sentencia.
Según la Fiscalía, al menos entre los años 2009 y 2011, Suárez Flores habría dirigido una organización que se dedicaba fundamentalmente a los denominados «volcados de droga», que consistían en la sustracción de estupefacientes a otros traficantes para proceder a su comercialización y hacerse con sus beneficios.
Ángel Suárez Flores, «Casper», ya estuvo relacionado como encubridor del intento de secuestro del polémico abogado Emilio Rodríguez Menéndez.
Testigo protegido
- El cabecilla de la banda, Suárez Flores, no reconoció los hechos del 2009, cuando un hombre fue secuestrado y trasladado a un polígono industrial, donde fue torturado durante diez horas. Según la víctima le amputaron un dedo del pie para obtener el nombre del contenedor donde se iba a transportar una entrega. «No le conozco de nada», dijo
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