Crisis en IU
Nueve semanas y media para volar IU
Pocos podían sospechar el pasado 30 de noviembre que las primarias que Izquierda Unida celebró en Madrid, y que encumbraron a la televisiva Tania Sánchez como candidata a la Comunidad, terminarían convirtiéndose en el principio del fin. Militantes y simpatizantes avalaron aquel día con contundencia a la nueva «lideresa» por más que su deseo de «converger» con el resto de fuerzas de izquierdas –fundamentalmente con Podemos– dejara en el aire la supervivencia de las siglas y del propio partido. Dos meses después, la guerra sin cuartel librada entre sus afines y la «vieja guardia» ha terminado con su portazo esta misma semana y con el anuncio de fundar un nuevo partido.
Sólo 66 días en los que la ex concejala de Rivas y, en pocos días, ex diputada regional, ha estado siempre en el centro de la tormenta. Nueve semanas y media que sólo las urnas dirán si han dejado a IU en Madrid tocada o hundida. Posiblemente, su peor momento en este tiempo llegó cuando tuvo que explicar en una comisión de investigación –deberá hacerlo también frente a un juez, si finalmente es imputada– la concesión de contratos a una cooperativa de su hermano cuando era concejala ripense por valor de 1,2 millones de euros. Ha exigido la dimisión de la dirección regional del partido, situando a los portavoces Gregorio Gordo y Ángel Pérez en la diana. Y ha trabajado de forma incansable por convencer a los suyos de que el mejor horizonte electoral para Izquierda Unida pasaba por una candidatura de unidad popular. Precisamente en su último acto como candidata de Izquierda Unida compartió debate con Luis Alegre, el candidato a dirigir Podemos en Madrid apoyado por Pablo Iglesias. La cercanía de Tania Sánchez a este sector de Podemos multiplicó los recelos entre aquellos dirigentes de IU reacios «a diluirse» en una gran coalición cuando el propio Alegre descartó tajantemente ser el número uno de una futura candidatura. De momento, la decisión de salir del partido en el que ha construido todo su currículum tendrá una primera consecuencia en la arena jurídica. Al perder su condición de aforada, el proceso por la concesión de contratos a su hermano podría demorarse en el tiempo.
«La salida de Tania Sánchez es un escándalo»; «es peor que una traición»; «me importa un pepino dónde vaya». Las perlas que en los ultimos días le han dedicado sus ya ex compañeros ponen de manifiesto que son muchos los que creen que su renuncia responde a una maniobra para dinamitar el partido. De momento, las consecuencias ya comienzan a dejarse sentir: los primeros afiliados que acompañarán a Tania Sánchez en su aventura han solicitado la baja del partido; algunas asambleas de distritos se han declarado en rebeldía y no reconocen a los líderes regionales; y la agrupación madrileña se ha quedado sin tiempo para reeditar el proceso de primarias y el nuevo cabeza de cartel tendrá que cargar con el lastre de las acusaciones de «dedazo» y de un menor apoyo entre las bases.
Sus críticos también censuran que Tania Sánchez haya intentado forzar los plazos de la renovación interna del partido en Madrid, cuando hace poco más de dos años, en 2012, sus compañeros le dieron la espalda en su intento de convertirse en coordinadora general de IU-CM: quedó tercera en las elecciones en las que arrasó Eddy Sánchez.
«Es ahora o nunca, vamos a dar la batalla que no nos permiten dar en nuestra casa. No vamos a dejarlo pasar. No cambiamos un carnet por otro, rompemos el cerrojazo que nos quieren imponer, si no lo hiciéramos, estaríamos bloqueando el cambio», aseguró este jueves cuando explicó ante los medios las razones de su precipitado adiós. E insistió en que «no vamos a entrar en Podemos». Declaraciones que podrían quedar en entredicho con el tiempo, como ya le ha ocurrido con lo que el pasado mes de noviembre dejó claro en una entrevista: «Jamás me iría ni traicionaría a mi partido».
De puertas para afuera, sus enemigos en IU han reiterado que no la echarán de menos: «Hay muchos compañeros y compañeras capacitados para liderar la candidatura de la Comunidad de Madrid», han repetido esta semana, en el penúltimo capítulo de una guerra que hasta mayo no tendrá perdedor.
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