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Piden 24 años de cárcel para el hombre que ordenó desfigurar a su mujer
Su exesposo niega haber contratado a un sicario y pide a la fiscal que busque al "verdadero culpable"
Mª Ángeles R., cuyo rostro quedó desfigurado después de que un desconocido le arrojara ácido, ha identificado en el juicio a uno de los acusados como la persona que el 20 de junio de 2012 le arrojó ese líquido corrosivo en plena calle.
Mª Ángeles R., cuyo rostro quedó desfigurado después de que un desconocido le arrojara ácido, ha identificado en el juicio a uno de los acusados como la persona que el 20 de junio de 2012 le arrojó ese líquido corrosivo en plena calle y ha asegurado que siempre sospechó de que detrás de esta brutal agresión estaba el que fuera su marido.
"Sí, fue él", ha manifestado al tribunal la víctima tras girarse a observar el rostro de uno de los acusados. La Audiencia Provincial de Madrid ha comenzado a juzgar este lunes al turco Ozgur y al presunto sicario de origen colombiano contratado por éste en mayo de 2012.
El 20 de junio de ese año, un individuo sorprendió a la mujer en la calle Río Ulla, cercana a la madrileña calle Alcalá a la altura de García Noblejas, y le arrojó ácido en el rostro. La mujer sufrió una grave quemadura que le dejó secuelas físicas y psicológicas.
El exmarido de la agredida se enfrenta a una petición fiscal de 24 años de prisión por un delito de lesiones de gran deformidad, coacciones graves, violencia psíquica habitual robo con violencia y una falta de lesiones. El presunto sicario, Bryan S.C., afronta 19 años de prisión.
"Sabía que algo iba a pasar. Lo tenía muy claro. Pero jamás pensé que iba a ser así. Me ha cambiado la vida por completo", ha señalado tranquila la víctima ante el tribunal, a quien ha relatado que se ha tenido que someter a numerosas operaciones y tratamientos que ella misma ha tenido que costear. "No solo es el daño que me hizo, sino a los míos y a mi hijo que no entiende qué ha pasado", ha dicho.
En su declaración, el procesado ha negado los hechos y ha señalado que conocía al supuesto asesino a sueldo del barrio de sacar al perro y de pedirle que le ayudara a repartir publicidad del restaurante kebab que regentaba. Además, ha señalado que su mujer le era infiel con un amigo y que recibió amenazas de una tal Jéssica, la pareja del supuesto amante.
Fuentes jurídicas han señalado a Europa Press que la versión del procesado durante la fase de instrucción fue sospechar acerca de que la persona que contrató al sicario fue la mujer del amante de su expareja, un extremo sobre el que no le ha inquirido la fiscal. Durante su interrogatorio, ha replicado a la fiscal que busque "al verdadero culpable"porque sabe quién es.
Por su parte, Bryan ha comentado que conocía a Ozgur de la zona en la que ambos residían y ha negado que éste le contratara para obtener información de Mª Ángeles, así como para rociarla el rostro con un líquido corrosivo. El acusado ha reconocido en la sala que siente miedo de Ozgur por su aspecto físico.
Relato del acoso
Sin biombo y a escasos metros de su presunto agresor, Mª Ángeles ha narrado al tribunal que un año antes de la agresión pensaron en divorciarse de mutuo acuerdo. "Me pidió una segunda oportunidad, amparándose en que iba a trabajar y la cosa iba a cambiar", ha señalado y ha precisado que en agosto de 2011 comenzó a trabajar en una zapatería en Montecarmelo.
"Se obsesionó en coger un local a escasos metros de mi trabajo. Y el negocio no funcionó, por lo que empezó a cambiar de actitud. Y en abril de 2012, me planteo de nuevo el divorcio y se lo digo. Me dice que sí en un primer momento, pero me pide tiempo", ha narrado.
"Empezó a acompañarme a todos los sitios y no podía ir ni a casa de mi madre. Alegaba que tenía miedo a que me pasara algo porque en mayo sufré un robo con violencia, una agresión en la que yo sabía que estaba implicado", ha contado.
Además, ha contado que necesitaba pensar unos días y viajó a Denia a casa de un amigo, conociendo su círculo más cercano este viaje. A pesar de que ésta no le comentó nada, el acusado averiguó donde estaba por un localizador que puso a su mujer en el móvil, sin que ésta lo supiera.
"A raíz de este viaje, ya no me dejaba en paz y empezó a descuidar el bar. En cualquier sitio sin que ni se lo dijera, él estaba ahí. Iba a la puerta del colegio e interrogaba a los padres. En una fiesta pidió que me emborracharan para sacarme información. Me amenazó por el móvil acerca de que alguna vez me podía pasar algo a mi o a mi hijo", ha relatado.
Además, ha recordado un episodio en el que un hombre la abordó en la calle para robarle el bolso, intentado asfixiarla. Tras los hechos, interpuso una denuncia sobre el robo de dos teléfonos móviles y manifestó entonces que sospechaba de su marido.
"Sabía que estaba detrás de ese robo", ha asegurado. También ha comentado que en otra ocasión le siguió cuando iba acompañada de un amigo en un coche. "Intentó sacarme a la fuerza, pero no lo consiguió porque llevaba el cinturón", ha contado.
En cuanto al día de los hechos, ha contado que ambos llevaron a su hijo al colegio y luego volvieron a casa. "Me voy porque ya era imposible estar juntos. Era consciente de que me seguían. Iba con cautela, mirando hacia los lados. En Río Ulla, miraba hacia atrás y nunca me imaginé encontrarme a esta persona de frente. Paré en seco porque vi que era la misma persona de la primera agresión. Era delgado, moreno y bastante alto", ha señalado.
Crisis matrimonial
A preguntas de la fiscal, Ozgur ha relatado que Mª Ángeles y él contrajeron matrimonio en 2007 y que sus amigos le comentaron que quería el divorcio en abril de 2012. El acusado ha reconocido que hubo una crisis matrimonial, pero ha destacado que no sabía por qué su mujer cambió su relación. "Ella siempre me insultaba. Yo me iba con el perro para ver si se calmaba", ha indicado.
Además, ha negado que en ocasiones quisiera emboracharla para sacarle datos que ella intentaba ocultarle en relación a la existencia de una cuenta bancaria y de una línea de teléfono que había contratado para hablar con otras personas. A preguntas de la fiscal, ha señalado que no sabía nada de estos hechos hasta que se lo contó su hijo, negando que él mismo se lo comentara a su suegra.
El procesado ha comentado que conocía a Bryan de su barrio, ya que mantuvo conversaciones con él para que trabajara en su local repartiendo folletos de publicidad con su moto. Además, mantenían cierta amistad de ir a sacar al perro. Al respecto, también le ha preguntado la abogada de la acusación particular, quien le ha inquirido si le conocía precisamente por contratarle para estos hechos. A esto, le ha replicado: "A lo mejor le contrató a usted".
En el interrogatorio, la fiscal le ha preguntado si persiguió a su mujer el 19 de junio después de que ésta se metiera en el coche de su supuesto amante. "Ella me abrió la ventana y me dijo que si quería hablar teníamos que ir a la comisaría de Mar de Cristal", ha señalado y ha comentado que días antes el amante le comentó que se iba a ir con mi mujer a un hotel a "echar un polvo". Según su versión, también le envió fotos de su mujer en ropa interior.
Sobre el día de la agresión, ha relatado que esa mañana sacó al perro y al volver ésta se disponía a salir, preguntándole el acusado que dónde iba. Tras ello, se fue al taller y volvió a su casa. Al salir de nuevo, la Policía se personó en su casa. "No estaba ahí ni tengo ni idea de eso", ha aseverado, añadiendo que esa mañana no tuvo ninguna comunicación con Bryan.
"¿Usted pagó a Bryan para robar a su exmujer para conseguir información y para arrojarle ácido?", le ha preguntado el fiscal. "Jamás. Usted busque al verdadero culpable porque sabe usted quién es", le ha espetado.
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