Autónomos

Punto y final a la picaresca en los parquímetros

Profesionales que hasta ahora no pagaban la tarifa plana del SER se ven obligados a moverse de zona por el nuevo sistema

Foto: Amada Egle
Foto: Amada Eglelarazon

Profesionales que hasta ahora no pagaban la tarifa plana del SER se ven obligados a moverse de zona por el nuevo sistema

Muchos ciudadanos no eran conscientes de la normativa que estipula el funcionamiento de los nuevos parquímetros de Madrid. Desde que se pusiera en marcha el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) el pasado uno de julio, particulares y empresarios por primera vez se han visto obligados a mover sus coches a otro barrio a las dos o cuatro horas de aparcarlos.

Hasta hace un mes, los conductores podían renovar su tiques una y otra vez y dejar el vehículo en el mismo lugar, poniendo en práctica esta triquiñuela para evitar el desplazamiento. Sin embargo, con los nuevos parquímetros, que registran el número de las matrículas, los conductores se arriesgan a una multa si superan el tiempo máximo de estacionamiento. Aunque esta norma estaba vigente desde 2006, no se había exigido hasta ahora porque no se disponían de los medios necesarios para controlar el tiempo de aparcamiento. Con la instalación de los nuevo SER inteligentes, la picaresca ya no libra a los ciudadanos de movilizar sus vehículos.

Este es el caso de Carlos Gil y su equipo, quienes pueden estar entre las nueve de la mañana y la una de la tarde en un mismo lugar, por las exigencias de su trabajo. Antes, daba por hecho que tenía que bajar cada cierto tiempo a cambiar el tique en el parquímetro y ahora ya no puede. «Hace unos días estuve trabajando en una casa cerca de Atocha. Tuvimos que descargar las puertas blindadas y el resto del material y luego irnos a aparcar la furgoneta en un descampado de Plaza Elíptica. Después, tuvimos que regresar hasta allí, cargados con las herramientas, para recoger la furgoneta», comenta el empresario que tiene un negocio de puertas blindadas.

Vigentes desde 2006

En 2006 el Ayuntamiento de Madrid acordó con distintas agrupaciones de autónomos, como la Confederación de Empresarios del Comercio Minorista Autónomos y Servicios de la Comunidad de Madrid (Cecoma) y la Asociación de Empresarios del comercio y de la Industria del Metal (Aecim), la creación de unas tarjetas naranjas que permiten a los autónomos aparcar durante un tiempo máximo diario, continuado o no, de cinco horas. El precio de estas tarjetas especiales es de 369 euros al año (30'75 euros su cuota mensual).

Como Carlos no tiene la tarjeta especial para autónomos se ve obligado a pagar el aparcamiento como cualquier otro particular, con las restricciones de tiempo que esto conlleva. El coste de la tarjeta le parece excesivo para la cantidad de servicios que presta en la ciudad al mes. Por esta razón, el empresario sólo puede aparcar su furgoneta dos horas en las zonas verdes y cuatro horas en aquellas de color azul. Transcurrido este tiempo, los usuarios no pueden volver aparcar en el mismo barrio hasta que pase una hora. Gil insiste en que esta normativa no ayuda a los autónomos de las pequeñas y medianas empresas. «A partir de ahora habrá zonas a las que no podré desplazarme a trabajar. Si contratan mis servicios en San Bernardo y estoy a mitad de la faena, ¿tengo que mover la furgoneta a otro lugar y luego volver?».

También algunos ciudadanos particulares están descontentos con la nueva normativa. Una vecina del barrio del Pilar, piensa que esta medida sólo dificulta el estacionamiento de los coches. La señora, que estaba de camino al veterinario para que atendieran a su perro, comentó que no sabía cuánto tiempo iba a tardar y si se excedía el tiempo estipulado y no había terminado con su recado, no sabría dónde dejar su vehículo. A pesar de que el tiempo máximo de estancia en los aparcamientos se ha duplicado –de una a dos horas en zona verde y de dos a cuatro horas en zona azul– , a esta usuaria no le parece suficiente.

Reclamaciones

Por su parte, la Federación de Autónomos de Madrid asegura que aún no ha recibido ninguna queja desde la puesta en marcha de los nuevos parquímetros inteligentes. Desde la Federación tampoco se han planteado presentar ninguna reclamación al Consistorio. Miguel Medina, que trabaja en la administración de la Federación de Autónomos asegura que son conscientes de este problema, porque incluso los trabajadores autónomos que comparten oficinas en las instalaciones de la Federación se ven afectados por el control de los nuevos parquímetros.

De acuerdo con una vigilante de parquímetros, el problema está en la picaresca. Antes, los usuarios de los aparcamientos públicos de pago no necesitaban introducir sus matrículas y podían estar estacionados durante horas porque nadie podía supervisar el tiempo que llevaba estacionado cada vehículo, tan sólo el del el último tique que hubiesen abonado. «Con el cambio de máquinas el control es más restrictivo», explica la trabajadora, puesto que la propia máquina da un aviso al receptor que lleva cada uno de los empleados del SER cuando una matrícula ha superado el tiempo máximo. Desde su perspectiva es un problema de desinformación, ya que, pese a que la normativa existe desde 2006, los ciudadanos desconocían su existencia o se «saltaban» la norma.

Los afectados: «No me sale rentable coger encargos en ciertas zonas» porque no tendré dónde aparcar»

Carlos Gil es autónomo y dispone de dos tiendas en Madrid. Su negocio se dedica a la instalación de puertas blindadas y pasa mucho tiempo por distintos barrios de la ciudad atendiendo a sus clientes. Como autónomo se ha negado a adquirir las tarjetas naranjas especiales para aparcar cinco horas en las zonas de pago, porque considera que el precio es excesivo. Sin embargo, con la instauración de los SER inteligentes no puede estár más de dos o cuatro horas en un mismo barrio, viéndose obligado a desplazarse. cuando agota el tiempo máximo de estacionamiento.El empresario antes jugaba con la picaresca de renovar el tique en el parquímetro y continuar en el mismo lugar.