Madrid

Una reyerta en Fin de Año deja la primera víctima violenta de 2015

La Policía busca a cuatro o cinco varones de origen magrebí que, sin mediar palabra, propinaron a Adrián, de 29 años, una patada mortal y huyeron en un coche gris

La Razón
La RazónLa Razón

Sonaron las doce campanadas, brindaron por el año nuevo y Adrián terminó de arreglarse para salir a celebrar la Nochevieja con sus amigos. No había comprado ninguna entrada de fiesta Fin de Año en ninguna discoteca o macrofiesta. Tenían pensado salir por Las Retamas, una zona de copas de Alcorcón, donde había entrada libre y bastantes garitos para poder ir alternando: un plan tranquilo. Pero nunca se sabe cuándo los zarpazos del destino tienen preparado un final absurdo para una vida que no ha alcanzado la treintena.

Adrián, de 29 años, convenció a su padre para que le acercara en coche a Alcorcón; volvería en Renfe. Vivía en el barrio de Los Ángeles de Villaverde y había quedado en Las Retamas con Julio César –que fue compañero de la universidad– y con Víctor, vecino de la localidad; ambos un año más pequeños que él. Bailaron, rieron y bebieron durante toda la noche para empezar con buen pie el 2015. A última hora acabaron en el Samsara, uno de los garitos más conocidos. Aunque normalmente estos pubs tienen licencia hasta las 3:30 horas, en Nochebuena y Nochevieja, aquellos que solicitaran el pertinente permiso de ampliación de horario –la mayoría–, podían cerrar a las 7:30 horas. Apenas estuvieron unos minutos en el Samsara, porque cuando llegaron les avisaron de que iban a cerrar en sólo unos minutos, salieron a la calle y empezaron a bajar por la Avenida de Las Retamas hacia la estación de Renfe. Cuando había caminado ya unos cien metros y tocaban ya casi las 8:00 horas un grupo de chavales llegó en coche y se apearon a la altura de donde se encontraban los tres amigos. Prácticamente sin mediar palabra comenzaron a pegarles. No se habían cruzado en toda la noche, según una fuente muy cercana a uno de los implicados. Ni rastro de un pisotón, una mala mirada, una disputa por alguna chica. Nada de nada. No se habían visto en la vida. «Los típicos que van pasados y sólo quieren buscar pelea», asegura esta persona. Eran cuatro o cinco y debieron de decir directamente algo así como «¿Qué, queréis pelea?», según la misma fuente.

Uno de ellos le propinó un cabezazo en la cara a Víctor, que le hizo sangrar de inmediato por la nariz y la boca, ya que le afectó al tabique nasal y al pómulo. Julio César les aconsejó que se fueran ya, que era mejor que desistieran. Se le vino a la cabeza que Adrián, si en ese momento hubiera querido, podría haberles hecho daño, ya que era un profesional karateka. Pero además de amante de las artes marciales, el joven de Villaverde tenía una personalidad mediadora y pacífica, por lo que también trató de interponerse en la reyerta para darla por zanjada. Pero los agresores le dieron una fuerte patada en la cabeza que le tiró al suelo y sufrió un fuerte golpe en la base del cráneo.

Los desconocidos huyeron rápidamente del lugar. Según algunos testimonios, se trataba de un grupo de cuatro o cinco personas de posible origen magrebí, iban trajeados y uno de ellos tenía barba. Huyeron a bordo de un Volkswagen Golf gris, que estaba parado pocos metros más abajo, junto a la sucursal de Caja Castilla La Mancha que hay en la avenida Retamas con calle Gabriela Mistral. Julio César, Víctor y un testigo mayor que ellos (de 35 años), llamado Rubén, posiblemente trabajador de algún pub, trataron de quedarse con más datos y hacer una foto con el móvil al coche pero no les dio tiempo. Adrián estaba tirado en la calzada y se acercó gente a ayudarle. Entre ellos Rubén, que le sujetó la cabeza en sus piernas mientras llegaban los servicios de emergencias. Él fue quien se fijó también en el Golf, que sería gris o azul oscuro, y le pareció leer una Z en la matrícula, según declaró a los agentes policiales.

A pesar de que la zona estaba atestada de gente y hay muchos testigos de la reyerta, nadie pareció fijarse demasiado en el aspecto de los agresores. Según un testigo, había un jersey tirado a la puerta de un garito que podría pertenecer a algún agresor. Los tres amigos estaban heridos pero el más grave era Adrián. El portero de uno de los pubs fue quien llamó a la Policía y al Summa, que se personaron en el lugar para atender a los heridos. Víctor fue trasladado al Hospital de Alcorcón y dado de alta a las pocas horas; Julio César sólo tenía lesiones leves y no fue necesario su ingreso, y Adrián M. fue derivado al Hospital de Getafe, por ser referencia en neurocirugía. Sus heridas eran brutales. Presentaba una fractura en la base del cráneo, hemorragia intercraneal, hematoma subdural y fractura orbital, según fuentes sanitarias. Su estado era muy grave y durante horas se estuvo debatiendo entre la vida y la muerte pero finalmente Adrián no logró superar la gravedad de las lesiones y el día 2 de enero falleció en el hospital. Sus padres, que atendieron muy amablemente a este diario, sólo piden justicia. No se atisba en ellos un ápice de odio ni rencor. «A él ya no me lo van a devolver; sólo espero que encuentren a los culpables para que no vuelvan a hacerlo», dijo Ana, la madre de Adrián, que hoy ha preparado una misa en el colegio donde estudió. El juez les autorizó a incinerar su cadáver.

Los primeros en llegar fueron los agentes de la Policía Municipal de Alcorcón pero enseguida asumió la investigación de los hechos los agentes del Grupo VI de Homicidios, que está trabajando muy duro para resolver este caso.

Se trata de la primera muerte violenta de 2015. Están interrogando a todos los bares de la zona y vecinos cuyos balcones dan a la avenida Retamas, además de solicitar todas las imágenes que hayan podido captar las cámaras de videovigilancia de bancos y locales comerciales de la zona. Lo más probable es que los autores no sean conscientes de que Adrián finalmente falleció, pero así fue, por lo que se les imputaría un delito de homicidio.

La sombra de Costa Polvoranca

Las Retamas es una zona de copas de Alcorcón relativamente nueva y con buena fama por gozar de un ambiente «sano»: sin botellón, con música comercial y ambiente «pijo» en comparación con otras zonas de la localidad. Es extraño ver una pelea; nada que ver con la fama que tuvo hace una década la zona de copas del polígono Urtinsa conocida como Costa Polvoranca, donde había muchas reyertas. Fue precisamente con el ocaso de esta zona cuando Las Retamas vivió su auge, que mantiene sobre todo en verano, por sus terrazas.