Ayuntamientos

Vallecas, al Ensanche no le gusta su nombre

La denominación elegida por el Gobierno de Carmena para el nuevo barrio de Vallecas, constituido esta semana, ha desatado una guerra vecinal.

La consulta ciudadana para elegir el nombre del nuevo barrio que tradicionalmente se ha llamado Ensanche de Vallecas se produjo en marzo de 2016. Votaron 2.967 personas, el 11,7% del total del censo del barrio. El 60,7% lo hizo a favor del nombre La Gavia, el 39,06% a favor de Ensanche de Vallecas.
La consulta ciudadana para elegir el nombre del nuevo barrio que tradicionalmente se ha llamado Ensanche de Vallecas se produjo en marzo de 2016. Votaron 2.967 personas, el 11,7% del total del censo del barrio. El 60,7% lo hizo a favor del nombre La Gavia, el 39,06% a favor de Ensanche de Vallecas.larazon

El Ayuntamiento escogió la opción perdedora, «Ensanche de Vallecas», frente a la más votada en la consulta ciudadana, «La Gavia».

Desde el pasado miércoles, Madrid tiene 129 barrios. El último en sumarse a una lista que no se tocaba desde hacía 30 años es el oficialmente denominado «Ensanche de Vallecas». Un nombre impuesto por el Gobierno de Manuela Carmena que ha provocado una guerra vecinal sin precedentes. Quizás lo más curioso de esta historia que enfrenta a los vallecanos por la denominación de su nuevo barrio es que fue el mismo Gobierno de Ahora Madrid el que puso en marcha en 2016 una consulta ciudadana para implicar a los vecinos en la elección del nombre de su barrio y el que, en 2017, ha decidido saltarse el resultado de la votación y escoger el nombre menos apoyado.

La consulta ciudadana para ponerle nombre este último desarrollo urbanístico fue el primer proceso participativo abierto que organizó el Ayuntamiento de Madrid. Durante el año 2016 y en previsión de la inminente «independencia» de ya conocido como Ensanche de Vallecas, la Junta Municipal de Distrito de Vallecas, que preside el edil de Ahora Madrid, Francisco Pérez, decidió que la elección del nombre debía depender de los vecinos y se presentó como un «hito» en la democracia participativa.

Así, el 13 de marzo de 2016, los cerca de treinta mil habitantes del barrio fueron llamados a votar para elegir su topónimo. Los vecinos de esta zona del sureste de Madrid tenían dos opciones: Ensanche de Vallecas o La Gavia. El primero de los nombres es el «continuista», puesto que informalmente se había llamado así a la última zona construida en el distrito; el segundo se presentaba como el nombre que daba una nueva identidad a sus habitantes y que evitaba confusiones ya que no introducía la palabra «Vallecas», ni «ensanche» como la mayoría de nuevos barrios de Madrid.

Los resultados que arrojó el referéndum no dejaron lugar a dudas sobre las preferencias vecinales: el 60’7% de los que acudieron a votar lo hicieron por La Gavia, mientras que aquellos que prefirieron la denominación de Ensanche de Vallecas se quedaron en el 39,06%. Sin embargo, el resultado no fue tomado en consideración por el Ayuntamiento de la capital, que ignoró la voluntad de la mayoría y llevó este pasado miércoles al Pleno la creación del nuevo barrio bajo el nombre de Ensanche de Vallecas.

La explicación proporcionada por el consistorio es que, de los cerca de 32.000 vecinos llamados a las urnas, sólo votaron 2.967 (el 9,27%) de ellos; una cifra que no alcanza el 15% de participación (3.774 votos) y que desde la Junta de Distrito aseguran que se fijó como necesario para que el resultado de la votación fuera vinculante. Desde la asociación de vecinos Yo soy de La Gavia defienden que esta cifra nunca fue consensuada sino impuesta tres días antes de la votación por el concejal-presidente de Vallecas, Francisco Pérez Ramos, ya que no hay acta alguna en la que quede registrado dicho acuerdo del 15% como suelo de participación ciudadana para que el resultado fuera vinculante.

En Yo soy de La Gavia afirman no entender por qué si el Ayuntamiento tuvo conocimiento de esta votación a la hora de elegir el nombre del barrio, no se inclinaron por la opción con más apoyo vecinal. Es por esto que denuncian sentirse «indignados» y «abandonados por el Ayuntamiento». En este sentido, explican que, una vez realizada la votación y anunciar que no iban a atender al resultado de la misma, la asociación pidió una cita a través del registro tanto a Manuela Carmena como a Pablo Soto, concejal de Participación Ciudadana. La primera, exponen, «echó balones fuera y nos felicitó por el trabajo realizado» y el segundo «ni siquiera contestó a nuestra petición». «Si este Ayuntamiento presume tanto de fomentar la participación ciudadana y la transparencia, no entendemos por qué no han atendido nuestras peticiones, ni han tenido en cuenta nunca las alegaciones que hicimos al respecto del proceso participativo», sentencian.

En la plataforma vecinal dejan claro que en ningún caso están en contra de la constitución de un nuevo barrio dentro del distrito de Vallecas, sino únicamente en contra de su denominación. Insisten también en que las críticas al consistorio no se deben a una motivación partidista, ya que en su seno acogen a personas de todas las ideologías, sino que responden a un sentimiento de pertenencia a una zona que ellos conocen como La Gavia y que en el Palacio de Cibeles no han reconocido.

Esta falta de empatía por parte de Ahora Madrid que aseguran que no es «comprensible»: «Hubo una votación promovida por ellos, en la que la mayoría de vecinos expresó su deseo de nombrar La Gavia a esta subdivisión del distrito», afirman. Además se quejan de las diferencias que el Ejecutivo de Carmena ha establecido en la votación de Vallecas respecto a otras, como por ejemplo, la del cambio de nombre del Parque Felipe VI, que ha sido ya aprobada en la Junta de Distrito (queda el trámite del Pleno) a pesar de que fue secundada por menos vecinos (2.528 residentes) y que en total votaron 3.771 personas, que únicamente representaban el 2,5% del censo del distrito de Hortaleza. Sobre este particular en la asociación se sienten «enormemente indignados», ya que subrayan que en el caso de La Gavia, «no se trata de cambiar una denominación, sino de poner el nombre que los vecinos quieren a una zona que carecía de él». «El nombre de Ensanche de Vallecas no hace referencia a un barrio nuevo, sino a un añadido a otro ya existente, es una denominación que se puso a una prolongación urbanística», aseguran. Por eso, creen que llamar a su barrio La Gavia, tiene más sentido y se apoya en «razones históricas y sociales» que en Cibeles han ignorado.

Todo esto provoca en los vecinos del flamante nuevo barrio un sentimiento de decepción con los procesos participativos del Ayuntamiento: «Nos molesta que se haya jugado con el tiempo y la ilusión de los vecinos. Sentimos que nos han tratado como conejillos de indias y luego no nos han escuchado», aseveran.

Pero esta no es la única razón por la que los vecinos están descontentos con la labor del Ayuntamiento. Denuncian que durante el proceso de votación se produjeron varias «irregularidades». Así, uniéndose a la «imposición de un porcentaje mínimo del censo», desde Yo soy de La Gavia afirman que el 13 de marzo solo se habilitaron «seis mesas que abrieron durante diez horas», lo que arroja un saldo de «3.600 minutos en total, por lo que es imposible que en ese tiempo puedan votar 4.774 residentes, el quórum supuestamente necesario», remachan. Además, en la asociación vecinal aseveran que la falta de agilidad del proceso de votación provocó que muchos ciudadanos abandonasen las largas colas que se formaron y que los que aguantaron no llegaron a tiempo de introducir la papeleta antes del cierre de las mesas electorales.

Alegaciones al proceso

Otra de las irregularidades denunciadas por esta asociación de vecinos de La Gavia es que, al no estar formalizada la independencia administrativa del barrio, no existía un censo de residentes en la zona. Así, para permitir el voto había que presentar el DNI, una copia del padrón o un recibo de luz, agua o gas. Esto provocó situaciones en las que hijos mayores de edad, que acompañaban a sus padres, no pudieron votar debido a que no disponían de recibos de luz y agua a su nombre, señalan en la plataforma vecinal. Descontentos con el desarrollo de la votación, Yo soy de La Gavia presentó un escrito de alegaciones al Ayuntamiento, el cual, más de un año después, todavía no ha sido contestado. A pesar de estas «injusticias», estos vecinos no quieren renunciar a su barrio. Y es que cuando les preguntan de dónde son, ellos, independientemente de la denominación oficial que le haya puesto Carmena, responden orgullosos: «Yo soy de La Gavia».