Región de Murcia

Las palmas y las ramas de olivo llenan las calles de toda la Región

El Domingo de Ramos da paso a una intensa Semana de Pasión en la Comunidad

Centenares de lumbrerenses se dieron cita en la tradicional procesión del Pueblo Hebrero que recorrió las principales calles de la ciudad
Centenares de lumbrerenses se dieron cita en la tradicional procesión del Pueblo Hebrero que recorrió las principales calles de la ciudadlarazon

El Domingo de Ramos da paso a una intensa Semana de Pasión en la Comunidad

Las calles de toda la Región se llenaron ayer de miles de murcianos que llevaron a bendecir sus palmas y ramas de olivo para recordar y conmemorar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. El pasaje bíblico, recoge la llegada del Hijo de Dios a la ciudad a lomos de un borrico. Allí la población le recibió con vítores de Rey. Durante toda la mañana niños, hombres y mujeres festejaron la tradición con la alegría, el bullicio, el sentimiento y el recogimiento de saber que unas horas después comienzan los días de la Pasión.

Un contraste entre el camino triunfante y el Vía Crucis de los Días Santos.

El Domingo de Ramos o Pascua Florida abre oficialmente la Semana Santa. Los orígenes de la bendición de las palmas se remontan al siglo X y marca en la liturgia el final de la Cuaresma. La costumbre señala que las palmas bendecidas protegen las casas de los fieles, quienes las llevarán a la iglesia el Miércoles de Ceniza para ser quemadas y que sus cenizas sean utilizadas en la imposición.

El obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, presidió ayer en la Plaza Santa Cruz, el acto de bendición de las palmas que dio paso a la misa «Dominica in Palmis» en la que, durante el Evangelio, se rememoran los distintos calvarios que sufrió Jesús desde que celebró la Última Cena, murió y resucitó. Por la tarde los niños y la burrica compartieron protagonismo con las palmas bendecidas.

El verde de la Esperanza

Con el sol preparándose para empezar a caer, las calles de Murcia se llenaron del terciopelo y raso verde de las túnicas y el capuz de los nazarenos de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza y María Santísima de los Dolores y del Santo Cielo por la Salvación de las Almas, compuesta por más de mil hermanos repartidos en ocho hermandades.

Durante muchos esta procesión abría los desfiles de la ciudad y está considerada como una de las de estilo tradicional murciano.

Sus pasos son de tres estantes por vara, los mayordomos llevan la cara tapada, en su cortejo no hay toque de burla y los últimos tronos marcan el paso.

A las seis de la tarde salía la procesión de la Iglesia de San Pedro Apóstol para recorrer las principales calles del centro histórico de la ciudad. Uno a uno se podían contemplar sus ocho pasos que avanzaban al compás de las bandas de música y acompañados por sus hermandades.

Abriendo «Dejad que los niños se acerquen a mí», obra de Francisco Liza (2009) que preside la hermandad infantil; «Arrepentimiento y perdón de María Magdalena» de Francisco Liza (1983) y Antonio Castaño (1987); «Entrada de Jesús a Jerusalén», con Jesús a lomos de la burrica de José Hernández Navarro (1984); «San Pedro», de Francisco Salzillo (1780); «Nuestro Padre Jesús Nazareno». obra del escultor Santiago Baglieto (1817) que en esta ocasión estrenó cruz arbórea realizada por el tallista Manuel Ángel Lorente. La imagen del paso de «San Juan Evangelista» ha sido sustituida este año por una nueva realizada por el escultor Antonio Castaño Liza. Tras él «Nuestra Señora de los Dolores» y el «Santísimo Cristo de la Esperanza» ambas de Francisco Salzillo que cerraron el desfile.