Presos
Presos
Queda sobre la mesa la posibilidad de que el Estado cobre a los presos por comer en prisión, lo que nos conduce a las cárceles turcas del «Expreso de media noche» y a las marroquíes actuales, donde sólo la corrupción permite a algunos seguir vivos. La constitución que el otro día celebramos (¿) prohíbe los trabajos forzados, pero vamos a ver presos que o trabajan o no comen, con lo mucho que ataca a los derechos humanos la inanición. Y lo mal que da en la fotografías de Amnistía Internacional por lo mucho que recuerdan a la liberación de Auchwitz. Han pensado en detraer un tanto de las pensiones de los acogidos a la pensión completa a cargo del Estado. Como siempre, van a por los indefensos: jubilados y presos, presa fácil. Pero olvidan el capitalismo que nos constituye: si pago, elijo. Si quieres que coma pagando déjame salir, aunque sea a un McDonald, para que sea yo quien decida qué es lo que como. Pero no. Hasta ahí no llega el liberalismo de nuestros poncios, que son liberales sobre todo a la hora de juzgarse a sí mismos. Imaginemos a Díaz Ferrán pidiéndose la comida con la carta de un gran chef en la mano. Por ese camino, se pedirá una mejora de celda, de su bolsillo, y acabará forrándosela de madera para no oír los gemidos de quienes pasen hambre a su alrededor. Y todo esto nos conduce a una realidad que se ha vuelto surrealista a base de ser pobre, y se ha hecho pobre a base de un par de castas asociadas, banqueros y políticos, a los que no les falta de nada, ni siquiera ayudas europeas para recomenzar la tarea de perderla en fastos y, excúsenme la expresión, putas de lujo y yates. Ellos han hecho pobre al país y nosotros pagamos mansamente sus desmanes. País de borregos, supongo.
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