El bienestar del usuario como eje en los nuevos modelos de construcción

Si miramos las tripas de los edificios observamos paredes sin los aislamientos mínimos, suelos que transmiten todas las vibraciones y ventanas sin capacidad de aislamiento, tanto en antiguas construcciones como en la mayoría de las edificaciones de los últimos 20 años.

Iniciativas como el Reto KÖMMERLING llevan años intentando concienciar al arquitecto y al sector de la construcción en general. Defienden que se puede construir de otra forma, pensando en el uso y bienestar de las personas que van a vivir en esas construcciones, sin que eso suponga ni un sobrecoste ni tenga necesariamente que comprometer la estética del proyecto.

Desde GBCe (Green Building Council España), colaborador de KÖMMERLING en estas iniciativas, ya se trabaja en la implantación de los indicadores de LEVEL. Mecanismos impulsados por la UE para poder implantar sistemas de control y que, conceptos como la calidad del aire, el aislamiento, el ciclo de vida de un material o la reducción de la huella de carbono, sean clave.

Poco a poco vemos que se han dado algunos pasos y empezamos a ver aires de cambio dentro de la construcción en España.

Es esperanzador ver cómo se van generando acciones e iniciativas interesantes en el sector. KÖMMERLING participa en ÁVIT-A, un proyecto pionero donde las marcas líderes de cada área colaboran en un modelo de construcción industrializada. Un sistema que pone el foco en el bienestar del usuario y en la sostenibilidad del proyecto. Este proceso de construcción optimizada crea viviendas eficientes con el máximo confort, donde además se minimizan los errores de construcción, generando menores costes de mantenimiento y donde el usuario tiene total control sobre las instalaciones.

ÁVIT-A marca un camino, pero no es el único, ya que cada vez vemos más iniciativas de este tipo. El sector de la construcción por fin se analiza a sí mismo en un esfuerzo por profesionalizarse y, a pesar de ser un gigante, avanza a pasos pequeños para entender quién es el verdadero cliente: el usuario.

El estándar de construcción Passivhaus, que irrumpió en España hace ya unos años, ha hecho una labor importante en este sentido. Nos aporta una metodología de trabajo que obliga a los profesionales no solo a fabricar e instalar mejor cada una de las soluciones, sino también ha coordinar las actuaciones con un objetivo común: mejorar la eficiencia energética. El resultado son viviendas con un alto nivel de confort térmico.

KÖMMERLING es una de las marcas más instaladas en este tipo de viviendas, en las que la exigencia energética es máxima y donde la ventana tiene un papel clave. Hemos vivido el proceso de los últimos años como colaboradores de la Plataforma de Edificación Passivhaus en España y podemos afirmar que el Passivhaus ha marcado un antes y un después en la construcción, no tanto por el número de viviendas certificadas sino, sobre todo, por los cientos de profesionales de la arquitectura y construcción que se han formado en esta metodología y se esfuerzan por cambiar las cosas.

Por otro lado, también la rehabilitación energética vive un importante impulso. Esto se debe a la reciente publicación de las ayudas de los Fondos Next Generation EU, ya activas en muchas de las comunidades autónomas. En algunos casos es cierto que el texto ha generado cierta confusión para el usuario final, pero cada vez vemos más proyectos de rehabilitación energética integral gracias a estas subvenciones.

Calidad del aire interior

No solo el aislamiento es importante. Una casuística que el usuario tiende a desconocer es que, pese a todo lo que se habla del nivel de polución en las ciudades, en ocasiones la contaminación es mayor en el interior de las viviendas. No sabemos qué es lo que respiramos en nuestras casa. En este sentido España está a la cola respecto a otros países, como por ejemplo Francia, donde disponen de una etiqueta que califica los productos de la vivienda en base a sus emisiones COV (compuestos orgánicos volátiles).

Bajo esta etiqueta los perfiles KÖMMERLING obtienen una calificación A+, la mejor clasificación posible. Con la nueva normativa europea, que introduce nuevos indicadores para la construcción, confiamos en que esta variable empezará a tenerse en cuenta en los proyectos, con el consiguiente beneficio para el usuario.

El ciclo de vida de la construcción

El usuario ha evolucionado y sus preocupaciones también. El impacto ambiental del edificio empieza a tenerse presente, sobre todo en las grandes promociones de viviendas donde la concienciación ambiental es un valor al alza.

KÖMMERLING cuenta con el análisis del ciclo de vida de varios de sus productos, verificado por AENOR. Una declaración ambiental de producto (DAP) que analiza la huella ambiental al detalle, mostrando un proceso de fabricación de desperdicio cero en España y con perfiles que no solo son 100% reciclables, sino que incorporan un alto porcentaje de material reciclado desde hace años.

Lo que durante años ha sido un tema aletargado, en la actualidad se ha puesto en valor. Ahora se habla del ciclo de vida de un material porque los nuevos modelos de construcción buscan productos con los que garantizar la economía circular de todo el proceso constructivo.

De todos estos cambios e iniciativas, quizá lo más esperanzador de cara al futuro es la generación de profesionales que quieren hacer las cosas de otra forma, y que han decidido romper con el estilo más tradicional de la construcción. Es cierto que, a día de hoy, las palabras sostenibilidad, medioambiente y confort están sobrexplotadas en cualquier discurso, pero en la práctica también vemos cada vez más viviendas donde se consiguen grandes mejoras en temas de confort y eficiencia energética.

La clave está en conocer todas las iniciativas y nuevas sensibilidades, que son las que podrán llevarnos a un verdadero cambio en la forma de construir, consiguiendo así que todo un sector mejore la calidad de vida de las generaciones venideras.