Eugenia Carballedo se muda de Sol a Vallecas. Desde ayer es la nueva presidenta de la Asamblea de Madrid. En su primera entrevista desde esta responsabilidad, reconoce a LA RAZÓN que la afronta como un «reto emocionante». No permitirá los insultos ni los ataques personales. Echará de menos a Gabilondo, pero no lamenta en absoluto la renuncia de Pablo Iglesias. Y considera que el éxito de Ayuso el 4-M reconcilia a los madrileños con la política.
–¿Cómo ha sido su día uno como presidenta de la Asamblea?
–Ha sido un día emocionante, de reencuentros con compañeros de todos los grupos. Se ha respirado muy buen ambiente y creo que somos muy conscientes de que tenemos dos años por delante que son únicos para Madrid. El legislativo tiene mucho que decir y que proyectar del tipo de región que somos en cuanto a estabilidad institucional, a previsibilidad y a coadyuvar con el resto de poderes del Estado para aprovechar el momento político óptimo en el que vivimos.
–¿Qué supone este paso en su trayectoria política?
–Es un reto emocionante. He tenido responsabilidades en la Asamblea de Madrid y he sacado un aprendizaje muy importante de los compañeros porque hay mucho talento y mucho compromiso político aquí. Venía de la política nacional cuando llegue a la Asamblea hace diez años. El PP tenía 72 diputados y he vivido unas legislaturas complicadas con el centro derecha dividido en tres. Y ahora vuelvo a estar en un grupo verdaderamente numeroso. La presidenta Díaz Ayuso ha conseguido ilusionar a Madrid y convencerla de que el proyecto liberal que ella lidera es el que mejor se acomoda a las necesidades y a las ambiciones de los madrileños. Ser la presidenta de la Asamblea con un grupo tan numeroso, con 65 diputados, y que además me hayan votado 13 diputados y que hayamos sumado un numero de escaños muy importante con enorme distancia respecto a un centro izquierdo y una izquierda radical muy dividida, me parece que se abre un escenario digno de valorar y de cuidar en el trabajo que tengo que desarrollar aquí para dignificar esta casa y abrirla a la región y que sea el centro en el que confluyen todas las sensibilidades y madrileños de tantas partes del mundo.
–Una parte de desafección de los ciudadanos con la política tiene que ver con la bronca que se ve en parlamentos como éste. ¿Qué tendría que cambiar?
–Ha cambiado ya mucho gracias a la presidenta Ayuso. Lo que hemos visto el 4 de mayo ha sido todo lo contrario a la desafección. Lo que hemos vivido, al menos, desde el PP de Madrid ha sido una campaña emocionante donde nos han venido a apoyar personas que antes no nos habían votado, donde gente joven a mi personalmente me ha venido a decir: «Me he afiliado por tu jefa, díselo». He percibido mucha ilusión y de ahí el muy alto porcentaje de participación, más del 76%, que es una participación histórica. El modo honesto y valiente y muy pegado a la calle que desarrolla la presidenta ha conseguido que esa desafección se quede aparcada. Es verdad que muchos son votos prestados, debemos ahora cumplir esas expectativas y cuidar a tantos madrileños que han querido ver en ella la solución a sus problemas a través de la política.
–En la pasada legislatura en esta Cámara hemos visto insultos y ataques personales. ¿Qué límites va a poner?
–No voy a permitir que ningún diputado caiga en el lenguaje agresivo y amenazante, y lo hemos tenido, ni en la falta de cortesía y decoro. No me refiero sólo a la cortesía parlamentaria, sino también al respeto a la persona y a lo que representa esa persona porque aquí no estamos representándonos a nosotros mismos, sino a una opción política que ha sido refrendada en las urnas y ha encontrado escaños desde donde alzar la voz y defender unas ideas. No voy a ser una presidenta permisiva con las malas artes en política. Por otra parte me ampara el reglamento, voy a hacerlo valer, es mi obligación cumplirlo y hacerlo cumplir. Soy una convencida de la importancia del imperio de la ley y el respeto a las normas que nos hemos dado. Me parece la única manera de hacer un trabajo del que nos podamos sentir orgullosos. Creo que voy a encontrar aliados en todos los grupos. Seremos capaces de que los madrileños estén orgullosos de la Asamblea y se hable en positivo del trabajo que hacemos aquí.
–Dos de los candidatos el 4-M no han recogido el acta. ¿Qué pierde la Asamblea sin Ángel Gabilondo?
–He tenido muy buena relación con él. Siempre entendió la política desde el respeto a los que no piensan como tú. Se lo he dicho a él y lo digo públicamente. El PSOE pierde un político con una trayectoria profesional nada desdeñable y a esta casa le viene muy bien políticos que han asumido responsabilidades tan relevantes como ser ministro de Educación. Es bueno que conozcan los madrileños que, más allá del grupo parlamentario en el que estemos, es normal tener una buena relación personal con quien no consigues llegar a acuerdos.
–¿Y qué ha perdido la Asamblea de Madrid sin Pablo Iglesias?
–No hemos perdido nada. Hemos ganado paz, educación y compromiso con esta región. Madrid para él era una mera palanca. Venía a dar lecciones y a pontificar y, en definitiva, a mentir y a enredar. Ha sido un político tóxico. Ha sido una felicidad inmensa el hecho de que Iglesias haya dejado la política y me hace especial ilusión saber que lo ha conseguido la presidenta Ayuso. Son dos felicidades: Iglesias no está entre nosotros y es gracias a Ayuso. ¿Qué más se puede pedir?
–PP y Vox estudiarán una reducción del número de diputados. ¿Se puede deducir de esta propuesta que la Asamblea está sobredimensionada?
–El PP desde hace años plantea racionalizar el número de diputados. Es verdad que materializar la reforma es complejo porque requiere la reforma del Estatuto, lo que exige una mayoría muy cualificada de esta casa y contar con que lo bendicen las Cortes Generales. A mí me parece bien y que es una reflexión política que hay que hacer e intentar llevarla a efecto. No porque yo considere que es un número exagerado los diputados que tenemos, pero sí creo que hay que racionalizar el número. Es una reflexión que el PP lleva en su ADN y es un diálogo que tenemos con Vox en el que nos encontramos.
–Al ser una legislatura de dos años, ¿será posible concretar estar reforma antes de 2023?
–Todo depende de la voluntad política. No soy capaz de adivinar cómo lo viven los tres grupos de centro izquierda e izquierda radical. Si ellos quieren, desde luego es posible hacerlo.
–De sus dos años como consejera de Presidencia, ¿con qué logro se quedaría?
–Con todo el trabajo que hemos hecho en Madrid Digital desde marzo hasta ayer hacer: esa transformación en la administración regional, cómo hemos permitido que 70.000 empleados públicos hayan dado servicio aún con pandemia, el dinamismo que hemos imprimido a la administración que ahora trabaja de un modo diferente. Y toda la labor de coordinación que me ha tocado hacer para que pudiéramos convivir siete consejeros del PP y seis de Ciudadanos habiendo cumplido muchos de los retos de los 155 puntos con los que nos presentamos.
–¿Qué momento bueno de estos dos años compensa todas las dificultades de estos dos años?
–El 4 de mayo. Compensa todo. Sentir cómo los madrileños están con nosotros. Han confiado en que podían salir a votar, podían abrir su negocio... es emocionante cómo han creído en el Gobierno que lidera Ayuso y no han querido parar sus vidas. Han querido ejercer esa libertad. Y todo ha culminado en un 4 de mayo histórico. La presidenta ha dado un ejemplo de que la política merece la pena y de que la vocación de servicio público compensa. Madrid compensa y merece la pena y ha sido una satisfacción y un orgullo pertenecer a este Gobierno.