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La Contra

«La Canal Roya es un símbolo paisajístico del Pirineo»

Eduardo Martínez de Pisón, geógrafo

S 001. SANTANDER, 15/08/03.- El catedrático de Geografía Física de la Universidad Autónoma de Madrid, Eduardo Martínez de Pisón, fotografiado en la UIMP de Santander, donde esta semana ha impartido el curso titulado " Geografía de los paisajes de montaña".
El catedrático de Geografía Física de la Universidad Autónoma de Madrid, Eduardo Martínez de PisónAlberto AjaAgencia EFE

Catedrático emérito de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid, montañero, autor de cientos de artículos científicos, expresidente del Comité Científico para la Investigación en la Antártida, vocal del Comité Científico de Parques Nacionales y miembro de los patronatos de Ordesa y Monte Perdido y Guadarrama y honorífico en el del Teide. Una vida científica volcada en las montañas y el paisaje, sus pasiones. En defensa de ambos, y a sus 86 años, levanta la voz contra el proyecto de unir dos estaciones de esquí con un telecabina de cinco kilómetros, que amenaza un enclave natural del pirineo oscense, «un regalo de la naturaleza», como define la Canal Roya.

¿Qué tiene ese lugar que le ha puesto tan en guardia?

Es un lugar extraordinariamente bello, un valle glaciar de una majestuosidad sobresaliente y muy apto para el disfrute de la naturaleza del Pirineo. E interesante, también, desde el punto de vista científico. Respecto a Europa, su situación meridional y occidental lo hace único. Esta parte del Pirineo, entre los valles de los ríos Aragón, al oeste, y Gállego, al este, es de los pocos lugares que no están afectados por transformaciones humanas; al contrario que los Alpes, que han tenido muchas transformaciones urbanísticas. Lo que se aprecia cada vez más, porque cada vez quedan menos. Un regalo de la naturaleza.

¿Tiene algún tipo de protección?

Se propuso que fuera parque natural, que incluyera el pico Anayet, que tiene más de 2.500 metros de altitud. Un pico muy elegante, una especie de pitón que surge hacia el cielo, de materiales volcánicos y que conecta con la cabecera de la Canal Roya. Pero la propuesta se había dejado dormir durante un montón de años sin sacarlo adelante.

A cambio, sale esto otro.

De repente, se resucita un viejo proyecto desarrollista, con un concepto que pensábamos que estaba superado y que pertenecía completamente al pasado, porque algunas ideas ya no tenían cabida en nuestros tiempos y en este siglo en el que estamos.

¿Cómo afectaría al valle?

Solo hacer esa conexión a través del valle requiere obras muy importantes, se haría un destrozo enorme, un trasiego de cables, pilonas, etc., que no tiene sentido en un lugar así y no cabe en cabeza humana.

Con un presupuesto importante de dinero público.

Exacto. Tiene un presupuesto de 85 millones a pagar en parte con fondos del Plan Europeo de Recuperación y Resiliencia. Decenas de millones que llegan como el maná, caídos del cielo. Pero esos fondos tienen una condición: son sólo para proyectos que no dañen el medio ambiente, es preceptivo. Al revés, deben generar desarrollo sostenible. Y esto es completamente antagónico en el uso de esos dineros. Viniendo de gobernantes, deberían tener un poco de seriedad y menos frescura. Que es inaudita viniendo de quien viene. Aunque también, hay que reconocerlo, hay políticos que están dando la cara en contra y con mucha valentía.

Lo ha comparado con hacer un aparcamiento en el Museo del Prado.

Es que sería lo mismo que si, porque a los vecinos de la zona les sería útil, hacemos un aparcamiento pegado al Prado. O hacemos pasar una carretera por en medio de la Catedral de Burgos. Sería inconcebible, ¿no? Pues esto es igual. Es un espacio que no es de los ayuntamientos de la zona. Es patrimonial, identitario y un símbolo de todo el Pirineo. Un bien de todos y universal.

El proyecto ha generado una ola de posiciones en contra de personas expertas y de todo tipo de entidades científicas y conservacionistas.

Efectivamente, esto es así. Todavía tenemos esperanza de que ese desastre no se haga, porque está en sus fases previas.

Y, a usted, ¿qué le motiva a oponerse?

Yo quiero el Pirineo, soy un apasionado del Pirineo. Y a mí, que tengo 86 años, no me echan de ahí. Pero es que no lo quiero para mí. Lo quiero para los que van a venir, para que gocen de lo mismo que yo he gozado cuando tenía 18 años.

«La Canal Roya es un que lugar que nos pertenece a todos, no a los ayuntamientos de la zona»