Prueba
Al igual que ocurrió a mediados del siglo pasado con el Beetle o el Golf, Volkswagen sigue revolucionando la industria del motor con sus nuevos modelos cien por cien eléctricos. Otras marcas del grupo como Audi o Porsche fueron las precursoras, pero ahora la marca tiene ya en el mercado una completa gama de coches que empiezan a responder a todas las necesidades de los conductores. Primero fue el ID.3, después el ID.4 y ahora, partiendo de este último, pone a la venta en España el ID.5, lo que podríamos considerar la versión coupe de un SUV que tiene un aspecto diferente al resto. Tiene una longitud de 4,6 metros, una altura de 1,6 y una anchura de 1,8. Eso sí, la sensación es la de estar delante de un coche ciertamente grande y, por tanto, espacioso como casi todos los eléctricos.
Está disponible en el mercado con un precio que arranca en 51.000 euros (3.000 más del precio anunciado durante su presentación), pero claro, tal y como está la situación, el alza puede continuar. La versión de acceso tiene un motor que rinde una potencia equivalente a 174 cv; después se comercializa la variante Pro Perfomance que eleva su caballería a 204; y, por último, VW tiene el ID5 GTX, un coche con dos motores cuya potencia conjunta se eleva a 300 cv. Con esta potencia nos encontramos ante un vehículo que responde mucho mejor que sus hermanos de gama. Corre y acelera mucho más y ofrece unas sensaciones más «divertidas». Sin embargo, no lo podríamos llamar deportivas tal y como sugieren sus siglas. Para eso existen otras opciones en el mercado, eso sí, algo más costosas. La autonomía de las tres versiones es prácticamente igual ya que oscila entre los 490 y los 515 kilómetros según homologación WLTP. Los consumos de energía son moderados tal y como pudimos comprobar durante una pequeña prueba de conducción por carreteras de montaña y buena parte de autovía. A diferencia de su hermano pequeño, el ID.4 del que procede, se carga a mayor velocidad, 135 kw frente a 125. A nivel dinámico existen tres clases de suspensión: la que viene de serie, que es más que correcta; otra opcional deportiva; y otra con amortiguación controlada electrónicamente que sí supone un salto respecto a las otras, aunque tiene un sobreprecio de 1200 euros. Es cierto que mejora ligeramente el comportamiento del coche y se siente algo más estable, con más confianza, aunque tampoco es que marque una grandísima diferencia para un coche tan neutro...
Comodidad
El interior es muy amplio, cómodo y con un carácter minimalista que hace muy agradable la vida dentro del habitáculo. El cuadro de instrumentos es una pequeña pantalla de 5 pulgadas mientras que la pantalla central sube su tamaño a las 12. Tiene un funcionamiento muy bueno, gran resolución y datos muy claros. Pero no está a la altura de la que tiene, por ejemplo, el nuevo Renault Megane E Tech, que ha confiado en Google para el «Gobierno» de su modelo con un sistema más ágil y eficaz. Los asientos son confortables y la sensación, ya sea al volante o de copiloto es la de viajar con mucha amplitud. Algo similar ocurre en los traseros, aunque el acceso sea algo más incómodo por la caída del techo que marca el estilo coupé de la carrocería. Eso sí, una vez dentro muy pronto se olvida este ligero inconveniente. El maletero tiene una capacidad de 549 litros, uno de los mayores de su categoría. Y decimos esto porque el ID.5 sí es un coche con el que poder viajar. Eso sí, el precio sigue siendo elevado y por esa cantidad todavía hay opciones electrificadas con mayores prestaciones, aunque no sean eléctricos puros.