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«Nunca fui muy femenina»

JULIE DELPY / DIRECTORA Y ACTRIZ. Dirige y protagoniza junto a Chris Rock «2 días en Nueva York»

«Nunca fui muy femenina»
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Aunque lo niegue, Julie Delpy es idéntica a los personajes que ha interpretado con Richard Linklater y en las películas que ha dirigido. Apasionada, atenta, un punto histriónica, con el ingenio afilado y el talante feminista a flor de piel. Aprovechó su visita oficial a Berlín con «Antes de medianoche» para hablar con la Prensa española de «2 días en Nueva York».

–En su película bromea con la idea de vender su alma como acto de protesta contra el narcisismo del arte. ¿Es también un comentario sobre su relación con Hollywood?

–Me gustaba la idea de vender algo que tiene mucho valor para cierta gente y para otra no. Puedo vender mi alma en eBay. De hecho, se me ha ocurrido hacerlo para financiar una película, pero la gente me dará como máximo doscientos dólares, ¿y qué hago con ellos?

–En esa escena se ensaña con los críticos. ¿Les tiene ganas?

–Algunos críticos americanos se ofendieron, pero lo que realmente les molestó es que presentara una relación interracial sin plantearla como un «problema» que había que justificar. Quizá si yo hubiera interpretado a una prostituta y Chris (Rock) a un yonqui, lo habrían aceptado mejor...

–Su cine tiene una acusada dimensión confesional. ¿Lo utiliza como espejo donde analizarse?

–Mucha gente piensa que todo lo que hago es autobiográfico, y no es cierto. Soy muy distinta a la Marion de «2 días en Nueva York» y a la Céline de «Antes de medianoche». Dos directores con los que he trabajado, dos genios con los que evidentemente no puedo compararme; me han influido mucho. Kieslowski, con el que pasé mucho tiempo después de rodar «Blanco» y al que le gustaba mucho oficiar como mentor, me dijo que siempre partiera de un elemento de verdad para empezar a escribir, porque entonces eso crecería como algo. Incluso Michael Bay es honesto consigo mismo en ese sentido: es un adolescente al que le gustan las explosiones y las grandes tetas (risas). Godard me escribió una carta de recomendación donde decía que el único camino que tenía que seguir era el mío. Lo decía de una manera muy bella: que yo era el río que intentarían encajar entre dos orillas, pero que debía resistirme a encajar.

–Uno de los temas de «2 días en Nueva York» es la maternidad. ¿Cómo le ha influido en sus películas el hecho de ser madre?

–Cuando una mujer es madre, resulta extremadamente difícil volver al trabajo, concentrarse. Y las mujeres se sienten culpables de no ser buenas madres. Ahora mismo me siento culpable por no estar con mi hijo en Los Ángeles, pero al mismo tiempo sería un error dejar mi trabajo por él, porque eso no nos haría felices a ninguno de los dos.

–¿Se considera feminista?

–Soy una feminista de segunda generación. Y no es fácil, a muchos hombres les gusta y luego les intimida. Mis padres no me educaron separando sexos y yo no era muy femenina. Quizá por eso no me cuido nada, no me preocupo por envejecer y no estoy en buena forma.