Estreno

«Nymphomaniac Vol. 1»: Las otras «Mil y una noches»

Dirección y guión: Lars Von Trier. Intérpretes: Charlotte Gainsbourg, Stacey Martin, Stellar Skarsgaard, Christian Slater. Dinamarca-Alemania-Francia-Bélgica, 2013. Duración: 117 minutos. Drama.

«Nymphomaniac Vol. 1»: Las otras «Mil y una noches»
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«Esta será una historia larga y moral». Así pone las cartas sobre la mesa Joe, avisándonos de que su visión del sexo ocupará cuatro horas de metraje –divididas en dos capítulos: el próximo, el 24 de enero– en versión reducida y autocensurada y que habrá mensaje didáctico, toma de posición, la constitución de una ética (nihilista, intuimos) portátil. El sexo lo ocupa todo pero es lo menos importante de «Nymphomaniac Vol. 1»; es lo que define al personaje y lo que oculta a la película de sí misma. Toda la publicidad que, a cuenta gotas y a costa del sexo explícito, la ha convertido en uno de los acontecimientos de la temporada, es una enorme trampa para frustrar las expectativas del público que aplaudió «Melancholia». Es esta una obra de cámara, de raíces strindbergianas, con dos personajes antitéticos manteniendo un diálogo socrático en una habitación. Es admirable, pues, que el filme más presuntamente sexual de Von Trier sea también el más hablado, el que confronta de un modo más obvio –a través de la palabra, que lo subraya todo– la eterna lucha entre las locuras del instinto (y el vehículo de la verdad) y la sensatez de la lógica. Es, por tanto, una película árida, áspera, que se presenta como una versión erótico-filosófica de «Las mil y una noches», en la que la fantasía de los deseos proyectados de una Sherezade encuentran su freno en la explicación racional de su némesis. Lo improbable de esta biografía, concentrada en ocho episodios capitales, nos exige un acto de fe: participar de su mirada, que no es otra que la de un tercer ojo (esa «mea máxima vulva» que se transforma en lema de la secta de exigua vida de Joe) que, en una escena memorable, llora. Sí, Von Trier es el único cineasta vivo capaz de saber (y filmar) las lágrimas de una vagina.