Opinión

En la oposición

Es posible que la aplastante superioridad exhibida por Mariano Rajoy ante Pedro Sánchez en las Cortes haya sido una de las razones por las que el PNV se haya decidido a respaldar al candidato socialista. Otros argumentos son –ironía trágica– el respeto de los presupuestos, la apertura de una vía de negociación con el gobierno de la Generalidad y la sugerencia de que Sánchez quiere estar en La Moncloa el tiempo suficiente como para prepararse unas buenas elecciones.

Ahora bien, y por seguir con las ironías, eso mismo es, para el PP, un motivo de optimismo. De juzgar por los antecedentes y por la forma en la que Sánchez va a llegar al poder, con el apoyo de populistas, independentistas y antisistema, el espectáculo no va a ser agradable. No queda, en cualquier caso, más que desearle buena suerte.

El Partido Popular puede contar con algo más que con el fracaso de Pedro Sánchez. Está la extraordinaria gestión de la crisis económica, la salvación del Estado de bienestar, el prestigio de nuestro país en el exterior y un nuevo estilo, que por desgracia no pudo desarrollar a fondo, de gobernar mediante la negociación y el acuerdo.

También está el Partido mismo, hoy muy tocado, pero bien implantado en toda España y con militantes y cuadros que son un ejemplo de preparación y voluntad de trabajo. También, con experiencia de gobierno. Por muy dramática que resulte la salida por la puesta en escena de la última semana, el tiempo que se tome Sánchez le debería servir al Partido Popular para reorganizarse, aprovechar sus bazas, salir del aislamiento en el que se ha encerrado desde hace demasiado tiempo y recuperar la iniciativa ideológica y cultural ante la sociedad española.

El Partido Popular sigue siendo uno de los grandes partidos conservadores europeos y ha llegado el momento de aprovecharlo.

En realidad, la nueva oportunidad favorece al centro, al centro puro, en el que están incluidos Partido Popular y Ciudadanos. Ahora, en vez de desangrarse el uno al otro, podrían encontrar la forma de colaborar para una oposición digna.