Opinión
La espuma de los días
Ya se ha revuelto entre incienso y almíbar la espuma de los días del nuevo Gobierno, diría Jorge Berlanga. No hay duda de que hay tantas ganas de que algo pase que el personal vive una efervescencia de botica, como para quitarse el ardor de estómago. Sin embargo, tendría que llegar el verano y todavía algunos frioleros gastamos manga larga. Los guapos, los expertos, los famosos del couché, el grupo Esperanza de Triana, se despertará el lunes con los fantasmas de los que fallecieron en sus despachos llevando una sábana blanca, aún dispuestos a quedarse un rato. Asimilar la soledad de la muerte se eterniza. Aznar podría pronunciar alguna conferencia sobre el asunto.
Le recomiendo que vea la película «A Ghost Story» si es capaz de llorar un rato. Las ministras y ministros, del que el más machirulo en apariencia es Ábalos, aunque vaya usted a saber, siguiendo el nuevo orden de lo femenino en lo universal, se encontrarán con que los problemas, al contrario que ellas y ellos, no han cambiado de sitio. Hay nuevos fuegos artificiales que iluminarán la misma podredumbre. Bueno, la misma, no. Porque esta sobredosis de azúcar hará que el café no parezca tan amargo. Del mismo modo que acabaron los desahucios en cuanto llegaron Carmena y Colau, lo que antes era precariedad ahora será oportunidad.
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