Opinión
Zapatazo a Schengen
Esto de Alemania pasa de castaño oscuro. No sólo por la impericia de un tribunal de provincias de Schleswig Holstein, con jueces impresionados por el eco del caso, sino por la pasividad política de España. Al menos con Mariano Rajoy se logró que las principales autoridades europeas, empezando por Merkel y Junker, se manifestasen en contra del secesionismo. Pero que Berlín se cargue el mecanismo de la euroorden con esta sentencia y que Madrid no proteste, no se entiende.
Sólo queremos justicia. Hemos visto en televisión, en directo, a los independentistas catalanes votar la ruptura del país tras un referéndum ilegal en que los fanáticos metían varias papeletas en las urnas. Ningún país europeo toleraría que semejantes sucesos quedasen explicados como un mero desacuerdo político.
El código penal alemán castiga con hasta diez años de cárcel en su artículo 82 a «Quien intente incorporar territorio de un Land (comunidad autónoma) a otro, o escindir un Land del país». También a «quien intente modificar el orden constitucional de un Land». Es cierto que el texto precisa «con violencia o amenaza de violencia», pero es que aquí se han rodeado instituciones, se ha gritado, se ha empujado, se han destrozado coches.
Es intolerable que el sistema jurídico de un país europeo juzgue los métodos de trabajo de un tribunal de un país hermano. Tienen razón Pablo Casado y Eduardo González Pons cuando demandan que España impugne los acuerdos de Schengen y que Sánchez dé «un zapatazo». Si Europa significa obstáculos a la justicia alguien tiene que pararlo. La materia es gravísima.
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