Opinión
Una semana intensa
Estamos a la espera de esa traca final que anuncia Villarejo. Algunas y algunos ya tienen el pañal puesto y reforzado, porque puede ocurrir de todo. Rechazamos las llamadas «cloacas», las mafias chantajistas, pero tampoco nos disgusta que salgan a la luz las miserias de quienes nos gobiernan y cobran del erario público, o sea, de los impuestos que apoquinamos con gran esfuerzo los contribuyentes. Naturalmente el ex comisario se ha lucrado a lo bestia de sus infinitas grabaciones. Según parece está en posesión de 40 o 50 terabytes de información, lo cual equivaldría a la duración de 16.000 episodios de los Simpson aproximadamente. Villarejo es un fenómeno que trabajó durante más de 20 años como agente encubierto de la policía contra el terrorismo, la corrupción o la independencia de Cataluña. Un James Bond a la española que también vertía soplos en las orejas de los más destacados periodistas de investigación. La cosa está tibia o, más bien, ardiendo. Pero, en fin, vamos a ver qué cuestiones jugosas se van revelando en la sala oscura de los secretos de un espía.
Mientras tanto, dulce y expectante espera de Meghan y Harry, espera también pero no dulce para los golpistas presos, amargos y olvidadizos 88 años para una mujer que fue icono en su tiempo de belleza, finura y cuernos: Carmen Sevilla. Hace tiempo, mucho tiempo, con su marido Augusto Algueró al piano y dando réplica a sus frases, cantaba «Parole Parole», en versión traducida al español. Aquello era una escena familiar más que una actuación, ya que representaba palmariamente la situación matrimonial que vivían. Luego se separaron, ella se fue a criar ovejitas con un señorín bonachón y ahora la enfermedad le ha borrado la mente y no tiene vida, porque no tiene recuerdos, aunque tampoco debemos olvidar que lo que no sabes, no te hará daño, es cierto, pero te matará. Sirvan estas líneas como homenaje a una mujer mítica en el pasado y volvamos a la realidad, a la penosa realidad del presente.
Sánchez, que venía a gobernar como espejo de transparencia está en plan cristal opaco: ni una declaración a la prensa, ni una comparecencia en el Congreso ni en el Senado, solo videos, fotos y marketing. Su jefe, Iglesias, hace labores sucias como las conversaciones con Junqueras en la trena para ver aprobar unos presupuestos demagógicos y ruinosos para todos; conversaciones también con los terroristas de ETA con el mismo propósito... en fin, que en breve tendremos en la calle a la escoria de la sociedad y aquí no pasa nada.
Luego está lo de Borrell, un ministro más –y ya van cinco–, para la colección de defraudadores en el Gobierno, éste con sanciones de la CNMV por usar información privilegiada en una venta de acciones.
Las PP «girls» tuvieron también su protagonismo en estos días; la «performance» de Dolors Monserrat, que nadie entendió estuvo clarísima, como clarísimas estuvieron las cifras de Tejerina cuando hablaba de los niños de las distintas regiones españolas: los andaluces, por ejemplo, con un nivel de aprendizaje inferior al de los leoneses. Claro, los dineros que el gobierno central da a Educación en Andalucía se van a tarjetas «black» para que algunos vayan a casas de prostitución, para los falsos eres y para las peonás, prebendas que llevan a un voto cautivo durante casi 40 años, y así lo seguirá siendo. Lo veremos en las próximas elecciones de diciembre en un país donde el pillo es loado. Lo dicho, la semana ha sido bastante intensa ¡y lo que te rondaré morena!
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