Opinión

Ser o no ser, ésa es la cuestión

Ser presidente del Gobierno o no serlo, ser ministro o no serlo, ésa es la cuestión. Me levanto por la mañana, y cuando escucho las noticias empiezan a entrarme las dudas sobre si lo que dicen los ministros lo hacen a título personal o como Gobierno. Vivo en un sin vivir en mí.

Teresa Ribera dice que prohibiría los toros y la caza, poniendo en entredicho una actividad que genera 400.000 empleos y 10.000 millones, porque a la señora ministra no le gustan. Las reacciones no se hacen esperar, los sectores y los propios barones del PSOE braman contra ella.

Pero cuando todas las alarmas han saltado resulta que no hablaba como ministra, sino que daba su opinión a título personal. Supongo que con José Luis Ábalos pasa otro tanto de lo mismo. José Luis, cuando ejerce de hijo del novillero Carbonerito y se va a ver una corrida de victorinos y ministro Ábalos cuando llama casposos (o sea a sí mismo) a los que les gustan los toros y la caza. La de discusiones que este hombre debe de tener consigo mismo.

A mí la personalidad que más me gusta de Ábalos es la de secretario de Organización del PSOE, cuando se desdice a sí mismo sobre un adelanto electoral o sobre la presentación de los presupuestos. Son tantas las personalidades que tiene que en medicina a este hecho se le llama trastorno de personalidad múltiple.

Pero ayer, durante la sesión de control, el ministro Guirao, en un acto de no llevarse mal consigo mismo, nos aseguró que la culpa no es de quien hace las declaraciones sino de quien las escucha. Es un tema de contexto, explicó, y tenemos que saber discernir.

Vivo tanto sin vivir en mí que ya vivo fuera de mí.